Nunca has notado mi presencia, aunque yo siempre he perseguido la tuya.

Soy un fantasma para ti y tu exaltado estilo de vida, tan invisible que ni me percibes en el salón de clases, cuando recito algún poema en cuyos versos se esconde el deseo que siento por ti… por esos ojos azules y ese cuerpo rudo y fortificado. Soy muy tímido, lo sé, y prefiero amarte en silencio que arriesgarme a besar tus puños.

Pienso en ti en cada instante de mi torpe vida: en mi cama, cuando miro abobado las paredes repletas de músicos chinos; en la mesa, cuando estoy comiendo junto a mi madre, e imagino que los espaguetis son la pura fragancia de tu masculinidad; en el baño, cuando te imagino junto a mí, compartiendo besos y caricias. Incluso te pienso ahora mismo, mientras sonríes a tus amigas y les regalas algunos piropos debido a sus cortas faldas deportivas.

Ojalá fuera yo alguna de ellas. Abrazarte y sentir tus brazos fuertes apretando mi débil cuerpo de lagartija. ¿Por qué no podemos estar juntos? Hasta yo mismo sé que las imposibilidades que rodean nuestra unión, más allá de tu indiferencia, no permitirán que dos hombres puedan amarse. Lo siento por mí y mi cuerpo miserable, repleto de complejos absurdos. Estoy destinado a ser un fantasma para ti, tan visible como el insípido viento. Quisiera ir allá donde estás y quitarte de encima a esas porristas para tener tu atención solo para mí. Las ganas me están matando… ¿me atreveré?

El profesor de deporte, al que le queda grande el título por su obeso cuerpo de ballena, no deja de soplar su silbato y exigirnos trotar. Yo lo hago, aunque sin dejar de mirarte. Solo debo ir allá, tratar de llamar tu atención de alguna manera. Soy honesto, me da un poco de miedo, pero quiero correr el riesgo. ¿Realmente lo haré? Creo que sí, porque ahora troto hacia ti y esas porristas que solo quieren clavarte sus garras.

Interrumpo sus risitas al llegar. Tú me miras extrañado, como si fuera una amenaza para ti. Las manos me sudan y mis rodillas tiemblan agonizantes. Mis labios y mis dientes quieren decirte algo, pero el sentido común aun no me lo permiten. Las brujas que te rodean comienzan a susurrar y a esbozar risitas, claro mensaje de que se burlan de mí. Al diablo con ellas, pueden irse al infierno. Sus murmullos me dan la fuerza suficiente para decidirme a hablarte y romper con mi miedo de una buena vez.

—¿Qué pasa contigo? —Me dices de mala gana, como un perro protegiendo a sus perras.

—¿Qué pasa? Ese es el problema tuyo. Te crees el centro del mundo y me ignoras como si fuera una basura… y ahora andas con estas zorras.

—¡Cuida tu boca! —Me tomas de la camisa y me acercas a ti, furioso. Esto se siente muy bien.

—¿Sabes de que no la cuidaría? —Dios me proteja por lo que voy hacer a continuación—. De tus besos.

Entonces empujo mis labios contra los tuyos, ante la mirada atónita de las porristas del infierno. Es el mejor momento de mi vida, a pesar de ser un beso que parece más bien un golpe. Solo dura unos instantes, porque enseguida tú me lanzas contra el suelo y me revientas a golpes. Ahora las porristas son las que tratan de ayudarme, siento tanto haberlas injuriado. No recuerdo más nada, solo sé que estoy en un hospital, escuchando a mi mamá atender el teléfono. Su enojo es evidente, creo que demandará al instituto.

Fue una paliza del tercer mundo, pero valió la pena. Ver de cerca esos ojos brillantes como el mar, y sentir esos labios torpes y secos, con sabor a ajo. ¡Vaya que valió la pena! Debo admitir que conocí a unas nuevas amigas. Vienen a visitarme todos los días, y a contarme de sus rutinas para animar al equipo de futbol. Antes eran porristas del infierno, pero ahora las veo como ángeles del paraíso. Quizás nunca más volveré a verte, porque estarás en una celda por mucho tiempo. Pero seguirás en mis torpes pensamientos, tú y tus golpes, hasta que la muerte venga a reclamarme.

You have never noticed my presence, although I have always pursued yours.

I am a ghost for you and your exalted lifestyle, so invisible that you do not perceive me in the classroom, when I recite a poem in whose verses the desire I feel for you hides ... for those blue eyes and that rude and fortified body . I am very shy, I know, and I prefer to love you in silence than to risk kissing your fists.

I think of you every moment of my awkward life: in my bed, when I look at the walls full of Chinese musicians; at the table, when I am eating with my mother, and I imagine that spaghetti is the pure fragrance of your masculinity; in the bathroom, when I imagine you next to me, sharing kisses and caresses. I even think about you right now, while you smile at your friends and give them some compliments because of their short sports skirts.

I wish I was one of them. Hold you and feel your strong arms squeezing my weak lizard body Why can't we be together? Even I know that the impossibilities that surround our union, beyond your indifference, will not allow two men to love each other. I'm sorry for me and my miserable body, full of absurd complexes. I am destined to be a ghost to you, as visible as the tasteless wind. I would like to go where you are and get rid of those cheerleaders to get your attention just for me. The desire is killing me ... will I dare?

The sports teacher, who has a big title for his obese whale body, keeps blowing his whistle and demanding to jog. I do it, but still looking at you. I just have to go there, try to get your attention in some way. I'm honest, I'm a little scared, but I want to take the risk. Will I really do it? I think so, because now I jog towards you and those cheerleaders who just want to nail your claws.

I interrupt their giggles upon arrival. You look at me strangely, as if it were a threat to you. My hands sweat and my knees tremble in agony. My lips and my teeth want to tell you something, but common sense still doesn't allow me. The witches around you start whispering and giggling, a clear message that they make fun of me. To hell with them, they can go to hell. His murmurs give me enough strength to decide to talk to you and break my fear once and for all.

-What's the matter with you? -You tell me reluctantly, like a dog protecting his dogs-

-What happens? That is your problem. You think you are the center of the world and you ignore me as if it were a garbage ... and now you walk with these foxes.

-Take care of your mouth! -You take my shirt and approach me furiously- This feels great.

-Do you know I wouldn't take care of her? -God protect me for what I am going to do next- Of your kisses

Then I push my lips against yours, before the astonished gaze of the cheerleaders of hell. It is the best moment of my life, despite being a kiss that seems more like a blow. It only lasts a few moments, because immediately you throw me against the ground and blow me up. Now the cheerleaders are the ones who try to help me, I'm so sorry to have hurt you. I don't remember anything else, I just know that I'm in a hospital, listening to my mom answering the phone. His anger is evident, I think he will sue the institute.

It was a third world beating, but it was worth it. Look closely at those bright eyes like the sea, and feel those clumsy and dry lips, with garlic flavor. Wow it was worth it! I must admit that I met some new friends. They come to visit me every day, and tell me about their routines to cheer on the soccer team. Before they were cheerleaders from hell, but now I see them as angels of paradise. Maybe I'll never see you again, because you'll be in a cell for a long time. But you will continue in my clumsy thoughts, you and your blows, until death comes to claim me.