Barbara y el bosque encantado : Capítulo I
Barbara y el bosque encantado
Se encontraba la hija de Don Juaquin sentada en la sala de aquella gran mansión. Barbara tenia quince años, una adolescente en plena etapa de rebeldía (sin poder serlo ) y con una inteligencia un poco más destacada que las del resto de su generación, al menos para aquellos que la reconocía en aquel sector donde fue criada durante toda su corta vida.
Barbara era una muchacha que a pesar de su aspecto de mujer, su mente estaba llena de ilusión . Ella creía en los cuentos de amor verdadero, aunque de una forma no tan peculiar, eso hacia que " La niña", pasara horas en el mundo de la imaginación, sugiriéndose de vez en cuando a ella misma, que debería de frecuentar algún psicólogo.
Un metro setenta de alto, cabellos color ámbar y ojos amarillos atigrados pertenecían a su fisionomía peculiar. No necesitaba ir a peluquerías, ella misma se tejía el cabello cuando salia a pasear y en diferentes ocasiones, se lo dejaba suelto colocándose cintillos y lazos cuando le provocaba. Su altura se la debe a sus antecesores Alemanes, específicamente del Norte de aquella región. Se habían ido huyendo de la Segunda Guerra Mundial y llegaron a Venezuela.
Se dedicaron a la tierra, especialmente al Cacao y fue así como lograron hacer la fortuna que ahorita los caracteriza, por esa razón es que quizás Barbara, que era hija única y cuya madre había fallecido cuando ella apenas contaba con diez años, tenia muchas horas libres y todos los juguetes y artefactos de lujo que, para la época se podían tener. Todo esto obligaba al señor Juaquin a cuidar de su " Princesita" y protegerla en su bonita mansión, donde se encontraba la gran finca de Cacao de la familia Vandervil.
Aprender idiomas había sido por naturaleza uno de sus pasatiempos favoritos y es que para su corta edad ya manejaba a la perfección el Español como idioma natal, Alemán e Ingles . Tenia cierta afinidad con el francés y por ello en sus horas de ocio lo practicaba con Doña Juana, su abuela, que en realidad era su "nana" pero insistía en que ella era parte de su familia, así lo quiso también Don Juaquin quien hacia lo humanamente posible por complacer a "La niña". Juana no sabia nada de idiomas, pero siempre admiraba perpleja y con cierto encanto a Barbarita al deslumbrar sus habilidades mientras ella hacia cualquier cosa en el hogar.
Juana estaba vieja, pero era sabia y entendía mucho sobre el amor, ella creía en cosas más allá de lo que el ojo humano estaba acostumbrado a percibir y sentía cosas que generalmente nadie podía comprender; es por ello que Doña Juana guardaba mucho silencio y se sentaba por horas en su mecedora a tejer, mientras "La niña de la casa" le hablaba en francés y le contaba sus historias fantasiosas. Doña Juana casi nunca respondía con palabras, pero si con sonrisas y alguno que otro suspiro debido a las increíbles aventuras que su "angelito" creaba con su excelente imaginación.
Se acercaban las lluvias de 1985 cuando Don Juaquin comprendió que tenia que hacer ese importante viaje para mejorar las finanzas de su empresa. No era cualquier evento, tampoco era por corto tiempo. Existía la posibilidad de quedarse hasta mas de dos meses fuera de su hogar y por supuesto lejos de Barbara cosa que lo estaba volviendo loco, sin embargo no podía permitirse fallarle a todos sus ancestros y menos a todo el equipo que con el laboraban.
Juaquin era generoso, lo enseñaron a gerenciar prácticamente desde el vientre materno y fue el único de cinco hermanos que quiso asumir completamente la responsabilidad de llevar un negocio familiar tan grande. Decidido empaco todo lo necesario y le dijo a su chófer que lo llevara al aeropuerto dejando a Barbara, su gato siamés Pancho y a doña Juana a cargo de la casa, eso sin contar a cada uno de los empleados de confianza que dirigían la hacienda y ha al señor Octavio, que era prácticamente como un hermano para Juaquin y un tío para Barbarita.
Entonces ahí estaba "La niña", en la sala de aquella mansión. Al encontrarse con ella misma en la inmensidad de su mente contemplando por la ventana la gran pradera , estallo un trueno que logro partir algún árbol, o al menos eso creyeron ellos debido al gran estruendo que se escucho dentro de la casa. -MIERDA- exclamo Juana que casi nunca hablaba, ni decía groserías; curiosamente Barbara soltó una carcajada, quizás de asombro o de gracia y luego ambas cerraron las ventanas por que según Octavio lo que venia era " un gran palo de agua".
Barbara estaba asustada, tenia pinta de que podía irse la luz y ya estaba próximo para anochecer, sin embargo se puso a leer un libro con la intensión de relajarse. De pronto empezó a despertarse una curiosidad en ella que tenia tiempo que no se asomaba por los rincones de su mente. Al comprender que su padre se iba a ir por unos cuantos meses decidió tomar cartas en el asunto en cuanto a la manera en como había llevado su vida desde que su mama falleció, lo que se traducía a entrar al "cuartico" donde estaba prohibido mirar; ni Juana con todos los años que tenia viviendo con la familia Vandervil había accedido ahí y por ende Juaquin era el único dueño y señor de los accesos directos del "cuartico" o como lo llamaba Barbara " El bosque encantado".
¿ Que descubrirá barbara?, ¿Que misterios esconde el empresario Juanquin?.... En el próximo capítulo lo sabrás...
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