¿De dónde vienes?
Andrea Paola en La Puerta, Trujillo, año 2000.
¿De dónde vengo? Esa es una pregunta que me he hecho muchas veces durante el paso de los años. Con un par de padres bromistas que nunca me han tomado en serio, esa clase de preguntas siempre fueron acalladas con respuestas extrañas llenas de sarcasmo y juegos que no satisfacían mi necesidad de saber más de quién era. 21 años tuvieron que pasar para enterarme que mis rasgos africanos vienen de mi abuelo paterno de tez oscura y labios carnosos, porque entre mi padre blanco y mi madre wayúu las respuestas a esa pregunta siempre eran «es que te quemaste con el sol maracucho» o «realmente eres hija del señor de la bodega».
Andrea Paola, abuela paterna y hermanos, año 2000.
Hay algunas cosas básicas que sé. Sé que mi familia materna pertenece a la etnia uriana de los wayúu, a pesar de que no heredan la casta porque viene de parte de mi abuelo y la herencia wayúu es únicamente materna. De la paterna sé que nunca quisieron decirme nada, ni siquiera mi propio padre. Sé que mis padres tienen ambos orígenes bastante humildes y que lo poco que tienen se lo sudaron. También sé que nada de esto responde mi interrogante.
¿Por qué es tan importante saber de dónde vengo? Simple. La identidad se crea de estímulos externos. Todo lo que soy pasa primero por el filtro del lenguaje, luego el filtro social y finalmente el mío. Tengo nombre y apellido no sólo porque vivo en sociedad, sino porque mi sociedad ha creado códigos que denominaron «nombre» y «apellido» para darme una identidad separada del resto. Para poder diferenciarme. Esta diferenciación no es una característica humana, lo que sí es humano es la creación de un conjunto de sonidos y signos específicos y plurales para resaltar la diferenciación. El lenguaje sólo existe porque lo inventamos.
Andrea Paola, abuelos maternos, hermanos y primos, año 1999.
Aunque es importante saber de dónde vengo para responder quién soy, los estímulos no paran de llegar. A diario nos vamos (re)construyendo, aprendiendo y cambiando como seres dinámicos y cíclicos que somos. Es por esto que puedo decir que quien soy es un concepto imposible de explicar, porque todos los días me nutro de algo nuevo. Puede que no sepa muy bien de dónde vengo, pero a diario aprendo a ser. Soy lo que leo, lo que veo, lo que escucho, lo que aprendo, lo que internalizo y lo que desecho. Ser no es cuestión de categorías ni información del pasado. Es aprender a aprender a diario y nutrir cada fibra de nuestro ser.
Excelente post! Siempre debemos recordar de donde venimos porque es lo que nos hace lo que somos hoy en día como personas. Buenas vibras.
¡Muchísimas gracias! Un abrazo.
Tu pregunta realmente me ha intrigado, ahora quiero saberlo. Que buen post.
¡Siempre es bueno hacerse esas preguntas! Gracias por leer.