Lovedependencia | Historia propia, parte 2.
Segunda parte de la historia de mi autoría llamada "Lovedependencia", pueden encontrar la primera parte aquí.
Por mi parte, sigo sin recordar quien fue esa persona que tanto me marcó. Me volveré loca. ¿Existe posibilidad de que no haya habido nadie y que mi teoría sea incierta? No, de igual manera hay tres años de mi memoria perdidos, y va a llegar el día en que recuerde todo.
Se me es casi imposible relacionarme abiertamente con alguien. Solo tengo sexo casual con la misma persona por temporadas y realmente no me quejo, pero no me explico cómo siento un vacío y un sentimiento de soledad en mi pecho, que de ninguna manera se va de mí.
Hoy mi madre vendrá a hacerme una visita y tengo que mostrarle mi mejor rostro. Aunque últimamente he estado tan deprimida que ni quiero salir de casa, si no hubiese pensado en Tomás anoche, no sé qué hubiese hecho aquí: encerrada y sola.
Enciendo un cigarrillo y comienzo a plasmar algunos colores en mi última pintura. Se trata de una chica al borde de una laguna, perdida en sus pensamientos, como si estuviese sumergida en el agua. Así soy yo, siempre divagando en todo, y así me expreso en cada una de las cosas que hago.
Todavía queda un poco de tiempo hasta que llegue mi madre y empiezo a husmear en una caja que llegó a mi puerta hace unos meses. Nunca la reviso del todo por miedo a lo que pueda contener; siempre veo por encima y casi de reojo. Pero hoy he tomado el valor para hacerlo y me la llevo a la sala con todo su contenido dentro.
El primer objeto que saco es una cámara hecha con una caja de cartón y otros materiales reciclados. Es muy extraño, me parece un poco familiar, pero no sé de qué momento de mi vida se trata. Luego, tres libros con su fachada algo desgastada. Huelen a historia. Interesante, puede que los lea. Aunque sin entender la finalidad de esta entrega. ¿Se habrán confundido de dirección? Sigo revisando y saco una blusa que era de mis favoritas hace años y había perdido. ¡¿Qué carajos!?
Mi madre toca la puerta y meto todo a la caja rápidamente. Trato de ocultar mi angustia y me levanto a recibirla. Al verla, le doy un gran abrazo y la invito a pasar a la cocina, donde muchos ingredientes nos esperaban para preparar una rica cena. Tomo su cartera y la pongo en el sofá.
-Desordenada, como siempre.
-¡Mamá! No es desorden, el sofá es un buen lugar para colocar las cosas. Los humanos no deberíamos preocuparnos tanto.
-Por tus teorías hemos llegado al espacio, seguramente.
-Por supuesto.
Me acerco a ella, y empiezo a preguntarle cómo le ha ido estos últimos días, llevaba ya dos semanas sin verla y se pone como loca cuando eso pasa.
-He estado bien, hija. Conocí a alguien en un restaurant de comida rápida, y ¿qué crees? Ahora nos mensajeamos por correo, es muy entretenido y divertido.
-Me alegro mucho, madre. Te hacía falta hacer cosas nuevas, no solo trabajar y velar por que yo esté bien.
Ella se movió un poco incómoda y bajó la mirada. Desde mi pérdida de memoria sé que ella sabe algo que yo no, sin embargo, se limita a hablar del tema. Tome una botella de vino y la abrí. Serví dos copas y le ofrecí. Rápidamente le dimos un sorbo y como si de un espejo se tratase, arrugamos la cara. El primer trago de vino siempre nos ha resultado ser un poco amargo.
Luego de un rato de verla cocinando –sí, se suponía que lo haríamos las dos, pero siempre prefiero sentirme una niña en casa y le dejo hacer el trabajo completo, lo cual me agradece-, le comenté sobre la llegada de esta caja que me tenía muy intrigada, y le pregunté si sabía algo al respecto. Por inercia, me dijo que no. Pero luego, como si hubiese recordado algo importante, se voltea y me pregunta por el contenido de la caja.
Pienso. ¿Será buena idea contarle a mamá, aun sabiendo que también me esconde algo? Sin embargo, hablo sin pensarlo mucho, mencionándole la cámara falsa, los libros, y la playera. A lo que, para mi sorpresa, ella dice:
-Claro, es la señal. Es momento de que empiece a contarte sobre algunas cosas que no están en tu memoria.
-¿De qué hablas, mamá? ¿Cómo que “señal”? No estoy entendiendo nada.
-A ver, hija. No esperaba tener esta conversación hoy. Terminemos de preparar la comida y luego discutiremos esto.
No estaba entendiendo nada, pero igual le hice caso y la ayudé a terminar mi comida.
¿Podría mi madre ayudarme a llenar esos espacios en blanco de mi memoria? ¿Todo este tiempo ella ha podido o lo ha sabido?
Tenía muchas incógnitas en mi mente, pero no quería apresurar los hechos. Seguí las órdenes con calma hasta que mi madre empezara a hablar.
una belleza, que talento, un beso
Gracias por leer y tu valoración. Un abrazo <3