Saludos queridos lectores. Hoy quiero hacer mi reflexión en torno a un libro que hace muchos años tuve la oportunidad de leer y que fue una herramienta muy útil en mi propio crecimiento personal en el proceso de reconciliarme con aquellas zonas rechazadas por mí misma. El libro en cuestión se titula: “Reconciliarse con la propia sombra” de Jean-Monbourquette y en ocho capítulos expone el proceso de reintegración de los aspectos que consideramos oscuros en nuestra vida. Sin intención de hacer un análisis exhaustivo, me permito compartirles mi apreciación personal tomando en cuenta aspectos significativos del mencionado texto.

¿Qué es la sombra?

El primer paso sería definir la sombra, para lo que citaré palabras del autor, quien afirma que:

“la sombra es todo aquello que hemos arrojado al inconsciente por temor a ser rechazados por las personas que desempeñaron un papel determinante en nuestra educación”.

Por tanto, se entiende que desde nuestra infancia aprendemos a captar lo que es aceptable y lo que no a los ojos de aquellas personas importantes en nuestra historia personal. Todas las cosas que intuimos causarán disgusto o desagrado, son apartadas y escondidas en una especie de sótano secreto: nuestro inconsciente que, con el pasar de los años se convierte en un cúmulo de aspectos reprimidos que se van haciendo más difíciles de ocultar.

¿Por qué es importante reintegrar nuestra sombra?

Son innumerables las razones que hacen imperativo el trabajo personal para reintegrar la sombra. En primer lugar, reconocer nuestro lado “oscuro” nos permite un conocimiento mayor de nosotros mismos, pues, al fin y al cabo, la sombra es parte de nuestra esencia y aunque lo ocultemos seguirá estando allí, aceptarlo nos da la posibilidad de llevar una vida más armoniosa y nos ayudará, a su vez, a mejorar nuestra autoestima, pues amarnos a nosotros mismos implica aceptar todos los aspectos de nuestra personalidad, aún aquellos que consideramos menos agradables.

Por otra parte, cuando la sombra no es acogida, comenzamos a proyectar esos aspectos incómodos en otras persona y situaciones, pues la sombra distorsiona nuestra percepción de la realidad. Cuando nos reconciliamos con ella, podemos ver con mayor naturalidad a los seres que nos rodean y sus acciones, nos volvemos más tolerantes y pacientes con los demás y con nosotros mismos.

¿Cómo reconocer nuestra sombra?

En primer lugar, quisiera mencionar que reintegrar la sombra es un proceso. No ocurre por arte de magia ni es de un día para el otro. No ocurrirá porque leas un libro o asistas a una sesión de terapia. Es un proceso que requiere tiempo, constancia y compromiso con uno mismo.

El autor sugiere que para reconciliarse hay que reconocer nuestra sombra. Para ellos, nos propone varios ejercicios que consisten en responder algunas preguntas personales. Yo lo pondría así: vas a tu primera cita e intentas conocer a esa persona y la conversación gira en torno a muchas preguntas. De la honestidad y transparencia dependerá un afecto genuino entre ambas partes. Creo que el proceso es idéntico en la relación con nosotros mismos.

*¿Cuáles son los aspectos más halagadores de tu ego social? Esta pregunta sugiere que, si hemos destacado características de nuestra persona, esto ha supuesto que hemos reprimido su contrario. Identificarnos con ella estando atentos a nuestras emociones no ayuda en el camino de la reintegración.

*¿Qué temas de discusión temes evitar en tus conversaciones? Los temas que eludimos revelan nuestro miedo a mostrar aspectos vergonzosos de nuestra personalidad.

*¿En qué situaciones sientes que te pones nervioso, hipersensible y a la defensiva? Esta incomodidad también saca a la luz a nuestra sombra y necesitamos acercarnos con agudeza.

*¿En qué situaciones sientes que eres inferior o que te falta confianza en ti mismo?

*¿En qué situaciones experimentas vergüenza?

Estas y otras interrogantes no acercan al conocimiento verdadero de esa parte oculta en nuestro interior que clama salir a la luz para ser integrada.

¿Cómo reconciliarnos con nuestra propia sombra?

El autor propone, en este punto, el diálogo como estrategia de reconciliación. Como ocurriría en una disputa de dos personas, la primera opción es sentarse a dialogar. A través de un diario (escrito), o de un psicodrama (vivencial) la persona inicia una conversación entre su sombra, ya identificada como un aspecto de su vida o proyectada en otra persona, y uno mismo. Se es en ocasiones el interlocutor y de nuevo uno mismo en una interacción donde se mantenga el contacto, hasta hacer de la sombra nuestra amiga.

El libro está lleno de ejemplos y ejercicios para mayor comprensión y poder llevar a la práctica lo que allí se expone. Creo que es una herramienta muy útil para las personas que se toman en serio su crecimiento personal. Lo recomiendo altamente, particularmente he podido sacarle mucho provecho, que no alcanzaría a desarrollar en estas breves líneas. Por eso los animo a su lectura. Pueden descargarlo en PDF en este enlace. Lo importante es, como dice el autor:

descubrir e integrar este oscuro tesoro interior para que llegue a ser una fuerza creadora en nosotros y una aliada.

Como siempre, agradezco el tiempo que han dedicado a la lectura y los espero en un próximo post. Por aquí seguimos.