La puerta
Él dejo de ir por el camino ya que constantemente lo atacaban pues es objeto fácil. Aun no lograba llegar a ninguna comunidad.
A pesar de su cansancio no reduce la marcha y no se da por vencido confía en que pronto encontrara alguna comunidad o una casa para refugiarse… pero ya lleva dos días huyendo.
Hace un día que perdió contacto con su hermano. Tomaron diferentes caminos, tiene confianza en que su hermano encontró un refugio, que encontró a alguien y ese alguien no intentara asesinarlo y que pronto vendrá a por él y le ayudara.
El campo se encuentra sumergido en un silencio horrible que solo es interrumpido por sus jadeos. Quiere detenerse a descansar pero si lo hace pronto lo alcanzaran, además el silencio solo le dice que están detrás de él.
Sus brazos, piernas y cara están arañados a causa de que, siempre pasa por zarzales y otras hierbas que terminan por herirlo. Además en ambas muñecas tiene dos marcas de cuando lo atraparon, logro zafarse y eso solo rio, como si disfrutaran el perseguirlo, el hacerlo sufrir.
Se topa con un rio, la corriente tiene fuerza… si aún tiene que vivir tendrá que cruzar. Por un momento duda y ve a su alrededor, busca otra opción pero salta sin pensarlo cuando de nuevo escucha esa risa. Son pequeños carecen de ojos, corren a cuatro patas pero cuando lo han alcanzado caminan en dos… su risa es burlona; siempre se lanzan y lo lamen llenándolo de su baba, la sensación es asquerosa.
Se empapa completamente. Por un momento piensa “déjate ir” pero luego recuerda que quizá su familia lo está esperando en algún lugar. Con sumo esfuerzo se acerca a la orilla y se sujeta de las rocas, están resbalosas; trata de ver hacia atrás de él, desconconoce si ellos saben nadar. “No te des aun por vencido” se dice para sí mismo, sale arrastrándose. Se da el lujo de tomar un respiro. Rápidamente se levanta, comienza a correr e inmediatamente se detiene y escucha: insectos y el trinar de las aves. Sonríe, eso quiere decir que por el momento es seguro.
No se quiere detener, porque sabe que el cansancio y el sueño lo tumbaran… no quiere imaginarse lo que le aran si lo alcanzan. Pero está muy cansado. Cae de rodillas y respira profundamente “solo un minuto, solo eso necesito para recuperar fuerzas”
Sabe que pronto oscurecerá. La noche anterior casi lo atraparon. Los espectros de la noche parece que inspiraron la peor de las pesadillas… casi lo atraparon la noche anterior, constantemente lo acorralaron.
Se ha quedado dormido, tumbado ahí, escurriendo de agua, con hambre, cansado y aun así no se ha rendido.
Despierta cuando siente un cosquilleo en su rostro “todavía no” piensa, se ha olvidado de la situación. Lo tienen rodeado. De aspecto humanoide, con la piel casi pegada a los huesos, de aspecto cadavérico los ojos los tienen hendidos. A penas a oscurecido y se materializaron de la nada. Lo miran, analizan su piel, su rostro y constantemente se miran como si lo aprobaran, como si se estuviera poniendo de acuerdo con su siguiente movimiento. Uno de ellos sonríe, mostrando sus dientes amarillos mientras escurre la baba: lo están saboreando.
Él abre los ojos, cuando uno de ellos pasa su lengua a través del brazo. La oscuridad lo invade, su corazón se agita ante la sensación. Rápidamente se hecha hacia atrás, se gira topa cara a cara con uno de esos espectros ¿Realmente qué son? Rápidamente se levanta, lo empuja para poder escapar. Comienza a llorar mientras corre, eso no lo ayudara.
Mientras tanto los espectros trepan por los árboles, corren a través de las ramas con bastante agilidad. Uno cae detrás de él y trata de sujetarlo. Cuando ha sentido el tacto de esa piel extraña, pierde la sangre del rostro y el temor lo invade.
La noche es muy negra, no puede ver por donde va. Siente la necesidad de pedir auxilio ¿A quién? Se encuentra solo, nadie lo escuchara. No hay nadie.
Ellos son más agiles, y rápido lo rebasan. Con bastante agilidad saltan frente a él, cerrándole el paso. Toda oportunidad de escape.
Cuando los ve frente trata de frenar lo más pronto, pero resbala metiendo los pies por delante y derribando a uno de ellos que a pesar de su agilidad no son muy fuertes. En lo más pronto posible se pone de pie y sin pensarlo toma el rumbo frente a él, lo importante es escapar. Un par de brazos esqueléticos le sujetan la cadera y caen nuevamente, otros las piernas.
-¡No, déjenme!
Se arrastra sacudiendo sus piernas con objeto de tratar de liberarse de ellos. Sus manos sujetan una rama, inmediatamente con todas sus fuerzas (lo que queda) los golpea, uno a uno, estos lo sueltan y corren de nuevo a los arboles aullando de dolor. Retoma sin rumbo el camino, no suelta la rama.
Hace rato que dejo de correr, las copas de los árboles se mueven muy quedamente. Sabe que lo están acechando, están esperando a que baje la guardia para atacarlo nuevamente.
¿Dónde está su familia?…, se pregunta constantemente. No sabe que les ha pasado. Sus amigos ¿Qué ha sido de ellos?…
Cuando todo comenzó, el panorama era más desolador y aterrador. No recuerda que antes de, el campo estuviera tan tupido de árboles o al menos no conocía esa parte. Ya se siente desesperado, las primeras horas pensó que encontraría a alguien en el camino y que este lo ayudaría, que se ayudarían mutuamente, ahora cree que ya todos se han ido. Como ha podido solo se ha librado de todo peligro, de todo ataque, pero cada vez se siente más cansado.
Conforme avanza los árboles se despejan más, ahora tiene un poco más de claridad. Un sentimiento lo invaden ¡Los extraña a todos! ¡Error, baja la guardia! Deja caer la rama, lo único que los mantenía alejados. Se encuentra distraído, encerrado en sus pensamientos, bajan de los árboles sin hacer ruido, se acercan lentamente, junto a ellos esas pequeñas criaturas que siempre ríen cuando están cerca de él, además de otros seres, esos que lo atacaron el primer día, con aspecto cuadrúpedo y grotesco que carecen de boca, pero con unos ojos muy grandes y su respiración siempre es agitada. Esas otras criaturas que lo atacaron la noche anterior, parecen fantasmas encadenados en parejas, son amorfos, lo único que se distingue son sus cráneos, carecen de ojos; siempre se acercaron a él y susurraban cosas a sus oídos que lo llenaban de tristeza, enojo, coraje.
¡Son muchos! Por montones ¿Qué es esto? No parece justo… desde el principio no fue justo.
Esa desagradable risa lo vuelve en sí, voltea y los ve a unos cuantos metros. ¡Estúpido! De nuevo corre. Ahora son todos ¿Pero por qué? ¿Qué tienen pensado hacerle? ¿Matarlo? Pudieron desde un principio hacerlo, aparentemente solo disfrutan el hacerlo sufrir. El verlo desesperado cuando se ve acorralado.
Pronto sale a campo abierto, no hay más árboles. Esta amaneciendo, conforme avanza nota amapolas de diversos colores. Detrás de él y a los costados cientos de esas criaturas, se están cerrando, lo van acorralar. Pero él solo sigue corriendo. ¡Su salvación! A lo lejos una cabaña, quizá no sea lo mejor, pero le dará un trago de alivio. Cada vez se ve más cerca, es pequeña, de apariencia rustica. No importa, él lo ve como su salvación.
Uno de los cuadrúpedos desgarra su piel, dejando al descubierto un orificio bucal. Dejando un camino de sangre tras de sí grita en voz casi humana:
-¡No!
Su exclamación se desvanece en el aire. Los demás cuadrúpedos hacen lo mismo, desgarran su piel dejando expuesta su cavidad bucal y al unísono gritan desesperados “¡No!”
La cabaña cada vez está más cerca. “¡No lo hagas!”, “¡Detente!” gritan unos y otros resonando como eco. Lo único que se escucha son sus gritos desesperados, creo que la cabaña si es su salvación.
Llega hasta la puerta agitado, abre la puerta voltea hacia atrás de él. Lograron rodearlo, pero se han detenido cuando él ha abierto la puerta. Los ojos de esas criaturas se ven desesperados. Al introducir el pie derecho, esas criaturas de risa burlona se retuercen en el suelo mientras gritan de dolor. Los demás se miran unos a otros. Se mete, antes de cerrar la pequeña puerta ve como todas esas criaturas se desvanecen en un desgarrador lamento. Cierra la puerta, cae al suelo, cansado. Ya no siente hambre ni sueño. Escucha una risa, temeroso voltea para ver el origen: es un niño pequeño de cinco años quizá, “sh” el niño es reprendido por una anciana que lo tiene tomado de la mano mientras se lleva el dedo índice a los labios. No lo entiende, no hay paredes, todo es blanco hasta el horizonte. Se levanta, la puerta ya no existe. Hay más personas; muchas. En ningún lado su familia o amigos.
Las lágrimas escurren por sus ojos. Lo entiende.
-… pero ya no te duele.
Comenta tímidamente el niño que no suelta a la anciana.
-No te dolerá más – Se oyen algunas voces. Algunos le sonríen con grado de aceptación.
-No tendrás que huir más.
Agrega la anciana.
Él solo asiente, frunce una sonrisa.
Que miedo... Me sentí ansiosa ante el escape, el final es ... se murió?? De cualquier manera consigió liberarse de la angustia.
Algo así
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