Tristeza.
Y me hallé perdida en mis lagrimas, como se pierden los barcos en el mar.
Mis ojos eran dos cristales empañados de mentiras e ilusiones.
Sentía mi corazón latir, conforme recordaba las palabras que me decías.
Mi boca extrañaba sentir el fuego del amor que sobrepasaba cualquier limite, haciendo eterno un instante.
Y aunque tus ojos no fueran azules en ellos podía ver el cielo, el paraíso y mi mundo.
Esa extraña sensación al rozar con tu cuerpo que me hacía sentir un choque de emociones solamente para que las fuerzas se desvanecieran y yo cayera a tú lado, sintiendo el calor de tu cuerpo sofocando mis tristezas y llenando de alegría mi ser.
Me hacías sentir fuera de este mundo, fuera de mi realidad.
¿Cómo podía alguien como yo llegar a tenerte?
Sentía que mis imperfecciones encajaban perfectamente con las tuyas, como un rompecabezas que no cualquiera puede armar.
Extrañaba tu mirada que me hacía sentir como el único ser en esta galaxia infinita como la profundidad de tus ojos,
que aunque me intimidaran provocaban que mi sangre se sintiera fluir a través de mi venas, llenando mi corazón de mariposas sin rumbo.
Y te extrañaba a ti, no como todos, extrañaba la forma en que realmente solías ser con el mundo.
Ahora simplemente eres un copia sin autenticidad, que dejó de lado todo aquello que me hacía extrañarte.
Y lo más triste de todo es que te seguiré extrañando...
Escribir, una noche y un recuerdo. Todo preparado para que llegue la inspiración.