¿Por qué competimos con otras mujeres?steemCreated with Sketch.

in #spanish6 years ago

Esta es la pregunta que me llevo haciendo desde hace unos años y es que no consigo respuesta lógica y tampoco la solución para dejar de compararme con otras mujeres. Y sólo planteo esto en letras porque es algo que pretendo comprender, así tal vez algún día pueda sentarme a leer las barbaridades que me he trazado.
Las mujeres, el género más complejo según muchos, el que más sufre, el que intentar descifrar sólo puede describirse como algo imposible y ridículo. ¿Qué vista es más machista que esta? El hecho de que las personas se refieran a lo que al fin y al cabo es una persona con un organismo ligeramente distinto como algo misterioso y un caso inescrutable, simplemente me desconcierta, me apabulle y me desorienta. El hecho de que siquiera se pueda cuestionar la inteligencia de alguien por sus genitales sólo me causa el pensamiento de que ciertas personas no han dejado atrás la barbarie. Pero ese no es el punto de este escrito, ya que tampoco quiero hacer entender que los hombres no sufren de este tipo de cosas, o que no sienten la presión de su género desde el momento en que nacen. No quiero dar la impresión de que quemo sostenes mientras protesto que las axilas con vello no deben ser repudiadas o de cómo hasta la mínima muestra de atención por parte del sexo opuesto es considerada acoso. No, ese no es mi propósito y no es la impresión que deseo dejar marcada.
Pero, hablando de impresiones, todo se reduce a esto. A cómo las mujeres decidimos presentarnos al mundo y como dejamos que nos presenten los demás.
Siempre he sido una persona con el simple mantra de “vive y deja vivir”, ya que considero que toda persona puede hacer con su cuerpo lo que desee mientras no le haga daño a nadie, pero esta es la parte quisquillosa, ¿quién decide qué es “daño” y qué no? Pues hoy en día es común sentirse ofendido porque una chica blanca decidió usar trenzas, las cuales tienen su origen en la cultura nativa y/o aborigen, o porque alguien accidentalmente usó demasiado autobronceador y esto se traduce como el deseo de pertenecer a comunidades reprimidas, o tal vez el espeluznante y nauseabundo espectáculo de dos hombres besándose que dejarán traumado a mi niño. Entonces, ¿hasta qué punto es efectivo el “vive y deja vivir”? Nadie tiene el poder de tomar esta decisión por los demás. Pero confío en que algún día la sociedad encontrará su límite de una manera u otra. ¿Y en qué se relaciona esto con la competencia femenina? Pues en que muchas mujeres nos encontramos en la situación de etiquetas, las cuales no “dejan vivir”, porque muchas nos denominamos liberales, pero al segundo que una chica que no es de su agrado tiene un comportamiento “poco tradicionalmente femenino” somos rápidas en juzgar. Y me incluyo porque inconscientemente he sido parte de esta tendencia de hipocresía. ¿Te has dado cuenta de que, al primer intento de describir a alguien, casi siempre sin importar su género, a lo primero que apelamos es a la apariencia física? Como “Madre, hoy he conocido una amiga, se llama Bárbara y es muy linda y buena persona” ¿como si el hecho de ser linda afectara de una manera u otra la amistad? Pues la verdad es que sí lo hace, o, mejor dicho, lo hará.
Las mujeres tendemos a compararnos porque todo ser humano se pregunta en qué puede destacarse del resto, y el campo con mayores ganadores es el de ser atractivo. Al ser atractivo puedes optar por parejas más atractivas, e incluso según algunos estudios, se llega más alto en el campo profesional si es más agradable el ponerte la mirada encima. Entonces, es normal que nos comparemos en esta jerarquía basada en el aspecto. Pero mi crítica no es a la comparación, sino a lo que esta da pie: a la competencia.
Retornando la atención a cómo la apariencia afecta una amistad entre dos chicas, es precisamente porque un día estas comenzarán a compararse, si es que no lo hicieron al momento de conocerse. Y dirán ridiculeces de la talla de “ella es más bonita, tiene pómulos más notables, es más alta, más voluptuosa o más delgada, la verdad cuando estoy con ella mi autoestima baja”. Todas estas cosas han pasado por mi mente y las cuestiono porque esto no tiene por qué ser. El hecho de que alguien tenga atributos que consideres más atractivos que los tuyos, no tendría que disminuir tu autoestima, porque precisamente no son los mismos atributos a los tuyos. Es una persona totalmente diferente y lo que esta haga con las facciones que admiras no te afecta en lo más mínimo, ya que no te quitará potenciales parejas, porque cualquier persona que pretenda buscar tu afecto basado en tu apariencia física, está físicamente atraída a tus particularidades, no a las de tu amiga la rubia. Esta constante decadencia de la confianza en uno mismo al ver a personas más exitosas sigue sorprendiéndome, ya que el hecho de que esa persona haya cumplido con sus metas no interfiere con las tuyas en absoluto, lo único que nos detiene somos nosotros mismos.
Si una chica con senos grandes mira a una con unos más pequeños con admiración, no hay nada malo en eso, pero si la mira con recelo y con un comentario desdeñoso del calibre de “tabla plana” ahí es donde está el problema. Esta chica no robó los genes en tu ADN para que nacieras con copa A, simplemente es ella misma y tú deberías serlo, y amarte al mismo tiempo. Entonces, ¿por qué nos encontramos en la misma situación una y otra vez de que “mi amiga es más bonita y por eso recibe más atención que yo”? Porque estamos condicionadas a ello. Si una amiga recibe más atención que nosotras no significa que nos está robando el estrellato, simplemente que nos encontramos en un lugar donde ella se ve más llamativa, donde hay más personas que aprecian su apariencia que la nuestra, pero no será el mismo caso siempre y también depende de la atención que la persona se permita recibir.
Con esto no quiero decir que no hay personas que congenien más con el concepto clásico de belleza, simplemente expreso que no tiene por qué importarnos, porque, aunque sea común la condición de necesitar opiniones de terceros para sentirnos validados, nosotros escogemos que opiniones tomamos en cuenta, y el hecho de que una mujer reciba miles de comentarios sobre su rostro y cuerpo, no significa que nuestro único “like” sea menos válido ni signifique menos. Nuestra autoestima es lo que nosotros permitimos que sea, y la disminuimos o aumentamos con las opiniones que consideremos como “importantes” pero, al final del día, somos quienes somos y debemos estar contentos con ello mientras no hiramos a nadie, incluyéndonos a nosotros mismos. Así que, mujer, deja de pensar que quieres ser bonita como ella, y empieza a ser bonita como tú.

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