Crucé corriendo el puente de Maracaibo - Venezuela

Hay que retornar hasta 2013 -año en el que comencé con el atletismo- con apenas 3 meses entrenando y una carrera de 10 kilómetros en las piernas, con Alfredo -un primo- nos inscribimos en la edición XVIII de la Media Maratón de la ciudad de Maracaibo (21km), en este momento en ningún entrenamiento había hecho la distancia de la carrera y tan solo faltaba un mes, Alfredo ya tenía una maratón (42km).

Solo tenía la referencia del tiempo y “experiencia” de la carrera de 10km, que era algo y nada a la vez, ya que no iba a correr ni esa distancia y con un clima totalmente diferente (San Cristóbal-Frio y Maracaibo-Calor). Aquella carrera solo dejo el haber conocido a Néstor -entrenador de atletismo-, quien nos apoyó en ese mes para entrenar (Bueno, ni un mes, ya que por su experiencia nos dijo/enseñó que la semana previa a una carrera no cuenta como entrenamiento, se trata de ejercicios suaves).

Se acercaba la fecha, la carrera era el sábado 7 de septiembre, llegamos el jueves a Cabimas, el viernes entrenamos temprano para quitarnos la pesadez del viaje (El calor impresionante) para luego ir a retirar el kit de la carrera que incluía la franela, el número de participante y el chip que registra el tiempo, y también dar una vuelta por Maracaibo para finalmente regresar a descansar.

Llegó el día, pero se corría a las 5 de la tarde, el día se hacia eterno durante la espera. Nos fuimos hasta el punto de partida y ahí vimos el imponente puente que había que cruzar -no conocia su distancia-, sumado el recorrido desde su salida hasta el Parque Vereda del Lago, mentalmente reaccioné, esto ya no era cualquier entrenamiento, había que llegar a la meta.

Cuando arrancamos la emoción de poder cruzarlo corriendo era única pero después de 4 minutos en un falso plano (Leve inclinación hacia arriba) parecía que ese toche puente nunca se iba a acabar.

Tan larga fue la sensación dentro del puente que midiendo 8,6 km, para mí fue más “rápida” la otra parte de 12,4 km en la ciudad, tal vez porque en el puente no habían personas al borde apoyando como las hubo en la ciudad.

Llegué a la meta, todo había iniciado en pleno atardecer y finalizó en la noche marabina. Fui 8º de los juveniles (18-19años), 114 entre todos los competidores. Y bueno, cierro diciendo que la hamburguesa después de la carrera ha sido las más buena que me he comido, no sé si por el hambre que tenía o en realidad así lo era.