Aunque soy de Caracas, desde hace 20 años vivo en una pequeña ciudad de Venezuela llamada Maturín y hace 19 años mi esposo compró una finca que queda a 45 minutos de nuestra casa, él va casi todos los días, pero yo, aunque quisiera hacerlo, no puedo puesto que mi trabajo es en la ciudad, sin embargo, cada vez que tengo oportunidad me echo una escapadita y voy a pasar unos días allá.
Mi día en la finca comienza bien temprano, si! a diferencia de la ciudad, cuando estoy en la finca me encanta levantarme temprano, a eso de las 6 am aproximadamente. Primero hay que preparar un buen café, de esos que hacen en el campo, porque en mi casa de la ciudad tengo cafetera eléctrica, aquí no, lo hago hirviendo agua y la paso por una manga de café (en mi tierra, Venezuela, le llamamos así a un colador para café, hecho artesanalmente con tela, cosida en forma de cono y agarrada en el borde con un aro de metal, éste se coloca sobre una jarra, se le echan unas cucharadas de café en polvo y se le vierte el agua hirviendo, a partir de allí se obtiene el delicioso guarapo o guayoyo, como se le llama en el llano venezolano al café recién colado, que no debe quedar tan oscuro).

Con nuestras tazas de café en las manos, mi esposo y yo nos sentamos en nuestro sitio preferido de las mañanas, una mesa de madera tipo picnic ubicada en el corredor frontal de la casa. Dispuestos a respirar aire puro mañanero, escuchar el mugir de las vacas durante el ordeño, el relinche de los caballos y el canto alegre de muchos pájaros que vemos salir uno a uno de un enorme, frondoso y redondeado árbol de mango que está enfrente de la casa, allí vemos diversidad de especies y colores; mientras conversamos vemos como revolotean alrededor del gran árbol, pareciera que están calentando sus alas para emprender el vuelo hacia sus "trabajos"..si, me imagino que van, junto con las abejas y otros insectos, a polonizar las flores del lugar y a buscar alimento para ellos y sus crías.

A eso de las 6:30, cuando se han ido casi todos los pájaros y nos hemos tomado el café, que por lo general son dos tazas, mi esposo se va a los corrales a supervisar el ordeño y yo me preparo para hacer una práctica de yoga al aire libre, para lo cual preparo previamente el ambiente, con mi mat (alfombra de yoga), el incienso rosa-miel que me gusta y una velita aromática, comienzo la práctica de mis ásanas para finalizar con una relajación, así comienzo el día super activa y con energías renovadas.

Luego, a preparar y disfrutar el desayuno, que generalmente se compone de arepas o unas ricas empanadas de queso o carne mechada, un vaso de jugo y café con leche recién ordeñada!!

Después de reposar un poco, podemos montar a caballo o bañarnos en la piscina, hacemos una parrilla (barbacoa) con una rica ensalada y como no!.... si hay calor, caen bien unas cervecitas.

Es así como transcurre el día en el campo, generalmente cuando va toda la familia, jugamos boley ball, herraduras, bolas criollas o algún juego de mesa.

Esta es la manera más agradable de liberar el stress que genera el trabajo y el día a día en la ciudad, por eso no veo la hora en que termine la semana o lleguen las vacaciones para pasar allí unos deliciosos días!
Aquí les dejo más fotitos! hasta la próxima!