Es curioso cómo se dan las cosas.
El misterio abraza al mundo. Los sinsetidos se levantan todos los días a nuestro costado. Damos tanto por hecho a la vida, que es por eso que está tan resentida con nosotros.
Es curioso cómo pasan las cosas. El pelo crece, tu cuerpo reacciona a los cambios, al clima, a la alimentación. Engordamos, adelgazamos, lloramos, nos enamoramos.
Sufrimos, pero pasa el tiempo y nos podemos llegar a reír de lo que un día nos hizo llorar. Superamos, olvidamos, nos reinventamos.

A veces nos invade el silencio,
y nuestra mirada se fascina ante la nada,
y otras veces,
no podemos calmar las voces que no nos dejan dormir en la noche.
Amamos, con locura y ternura.
Fingimos, nos arrepentimos, aplaudimos, gritamos ante un gol, tratamos mal a las personas que más amamos, que más nos aman, somos malagradecidos, somos agradecidos, tenemos miedo, somos atrevidos, nos conformamos, o no. Ocho horas al día, o menos, nos tumbamos en una cama y nos apagamos, mientras el tiempo pasa, nosotros no lo sabemos.

Había dejado de escribir, pero vuelvo a estar fascinada ante la vida, porque me he dado cuenta que no la entiendo, que no me entiendo,
no entiendo cómo pasan las estaciones, o sea sí lo entiendo, pero su explicación sólo me deja más perpleja hacia la inmensidad de lo desconocido, hacia la complejidad de aquello que ya no nos parece tan complejo.

No entiendo cómo crecen las flores y no me doy cuenta, un día simplemente ya están ahí.

No entiendo la lluvia, no entiendo los relámpagos, no entiendo cómo podemos huir de una tormenta en vez de quedarnos a admirar aquello que solo Jesús fue capaz de calmar.

No entiendo cómo podemos dar por sentado a las estrellas, o el último cuadro de Van Gogh, o el momento donde dos personas están decidiendo que la única persona que quieren ver para siempre es la otra y juran ante Dios y ante la gente amarse sin límites, amarse hasta la bendita muerte, y no entiendo el momento en el que esas mismas personas deciden que ya no quieren verse nunca más.
No entiendo la música, no entiendo como puedo llorar ante una sucesión de notas.
No entiendo el momento en el que una persona decide que ese será el último día que quiere vivir, y no entiendo a esa persona que sigue viviendo a pesar de su vida.
No entiendo el pasado, no entiendo en qué momento pasó.
No entiendo el futuro, no entiendo como ahora no sé cómo voy a terminar este texto.
No entiendo las noches, todo para. No entiendo por qué nos gusta publicar nuestra vida en una plataforma que no tiene sentido.
No entiendo la belleza de las montañas, no entiendo por qué rayos la arena sabe hasta dónde puede ir, no entiendo cómo el mar sabe hasta dónde llevar sus olas. No entiendo por qué no estamos 1 milímetro más cerca del sol o 1 milímetro más lejos,
no entiendo cómo ni por qué mi perro me besa cuando estoy llorando.
No entiendo cómo se producen las lágrimas, no entiendo por qué nuestro planeta es el único con vida, no entiendo como hay madres que pueden matar a su hijos, y no entiendo por qué hay mujeres que luchan y no pueden concebirlos. No entiendo el tiempo. No entiendo cómo sanan las heridas. No entiendo cómo puedo mover mi mano, como puedo mover mis pies. No entiendo cómo podemos seguir descubriendo 20.000 especies distintas en el mar cada año. No entiendo el viento, no entiendo la mágica sensación que se esconde detrás de un abrazo. No entiendo dónde se van nuestros pensamientos justo los dos segundos antes de un primer beso. No entiendo tanta belleza, tanto misterio.
Todas estas cosas, hacen que se me pongan los vellos de punta, y a la vez no entiendo cómo se produce eso.
Sé que la mayoría de todo esto mencionado tienen explicación, pero para mi la explicación es mucho más compleja que el hecho en sí mismo.

No entiendo cada una de estas cosas, no entiendo tanto misterio, no entiendo cómo se dan las cosas, no entiendo el cambio, no entiendo el mundo, no entiendo cómo a su vez cada persona es uno. No entiendo toda la belleza de esta salvaje creación.

No entiendo cómo negar que hay un Dios.