El organismo tiene sus formas de subyugación
Preguntándome acerca del mal que me suprime, llegué a la conclusión de que es lo mismo por lo que los alemanes viven: la recordación. La capacidad de recordar, más que innata, es fisiológica. Más que por demonios, confluyendo en un mismo caudal como en una acequia, es el organismo lo que me impide destrabar esta apoplejía de deseo; yo. Por más que lo intento, la incapacidad, la molesta y monótona incapacidad, orgánica por sobre todo, me arrastra en una dirección donde las preguntas son una zarabanda de esquirlas regadas en todo el trayecto del camino; donde cada pisada, de forma inexorable y coaccionada lacanianamente —por el inconsciente— deviene cortada; esquirlas, espigas de vidrio, haciendo de la locomoción, un imaginario de acequia para el riego de esta hondonada surcada por las abstracciones que asentaron en mi, igual que como lo hace un alimento deglutido en la entraña. Y toda esta mar de sangre, sin lapislázuli, sin algas, sin vida, más muerta que el mar muerto, bulle como lo hace cada pregunta sin respuesta. La capacidad fisiológica de recordación, nos convierte en un Job y, al igual que éste, sin gusto por la tregua. ¿Qué hago con la memoria? Bastardía que no conoce el éxtasis de la floración, todo en ella es un paroxismo de primera mano. Al igual que el cielo que no se marchitaría así el universo palideciese ante el estornudo de un avestruz, la memoria no acaba su estorbo, así yo, epifanía de una estrella, amenazara con arrancarme la vida para arrancármela a ella. En la memoria todo fue; no obstante, frente a mis ojos, así no esté realmente delante de mí, todo es en grado superlativo; tal es así, que me brotan de los cabellos como la esperma en la punta de los falos, los ácaros que colonizaban mi vida de soltero, cada vez que la memoria me retrotrae el polvo en que inscribía cada gesto del hastío.
La memoria es en sí misma investigación. Sin el vestigio, la huella, la impresión; está reducida a simple cosmos sin erección. Es en tanto que vivo, que la memoria halla en todo una forma onirizar las vivencias, transformando cada pretérito en un orgasmo del deseo que hace vida con la retrospección del sujeto. La violencia del deseo es indeducible; por eso la memoria subyuga a base de pretéritos onirizados. Dado que todo es efímero, y no hay nada que no lo sea, en cada abrir y cerrar de ojos, el entorno inmediato se encarga de «abrir» en nosotros una imagen o una resonancia sensible que, como si de su destino se tratase, encuentra término o realización en cada organismo sensitivo, con capacidad para sentir a través de los sentidos; es decir, en mí. Y cuando cierro y abro los ojos, estúpida intermitencia conferida por los estadios de lubricación ocular, cada partícula de polvo siembra su particularidad, su propia esencia, su propio viso de recordación cada vez que la pupila a través de la luz que la atraviesa, le confiere en mí una imagen, textura, contorno, límite y ser. De pronto, trasegando copa tras copa, la partícula de polvo arremete cual fantasmagoría, alegando que la espante con el aliento expelido.
Y sin embargo, odiar la memoria, la capacidad de recordación; es como odiar la capacidad orgánica de crecer: detesto lo inmanente, lo inherente y lo inescogible. Las hojas, supongo, no pueden quejarse en estado de abscisión. Ni los coliflores gritar cuando están hirviéndose. Pero que no crea el organismo que puede reivindicarse cada vez que el timbre de mi voz explota con la pólvora del aire; para quejarme. ¡Qué se joda!
Buenas @cavilacion, este post se ha votado a través del Proyecto Cervantes 'Posts de Calidad'. Un saludo.
El cuerpo es muy inteligente y debemos escucharlo, porque no podemos esperar que explote como una tetera
A veces, sólo a veces. Un saludo. Gracias por leer.
Y sin embargo, odiar la memoria, la capacidad de recordación; es como odiar la capacidad orgánica de crecer:
Asi mismo es, recordar es parte de nuestro crecimiento y auto observación, a veces nuestro enemigo a veces aliado... Todo depende como la usemos... Un saludo 😊✌
Gracias por pasarte. Un saludo.
Me gusto este pedazo:"En la memoria todo fue; no obstante, frente a mis ojos, así no esté realmente delante de mí, todo es en grado superlativo; tal es así, que me brotan de los cabellos como la esperma en la punta de los falos, los ácaros que colonizaban mi vida de soltero, cada vez que la memoria me retrotrae el polvo en que inscribía cada gesto del hastío". Que mala enfermedad la que sufrimos no? Excelente mai friend
Una de tantas jajajajaja. Gracias por pasarte. Un abrazo grande.
Me gusta tu forma de redactar, sigue así bro. Espero tu visita por mi blog. Agradecería recomendaciones y criticas. Un abrazo
Jao yu duin. Claro que sí, cuenta con eso. Un abrazo.