Las nubes

Las nubes pueden ser muy fascinantes para los niños y algunos adultos con gran imaginación, recostados sobre el verde césped de un parque en un día soleado o en el transitar cotidiano de nuestro devenir diario, dejan volar su mente en un ciclo de figuras fantásticas que se modelan a su paso por el cielo empujadas por suaves brisas, dibujando y desdibujando figuras religiosas, personas, animales u objetos, todas dependiendo de la interpretación dada por el observador de la figura formadas por los ciclos interminables de la transformación del agua fuente principal de la vida de este planeta.

Pero las nubes pueden ser también toda una molestia para los investigadores del clima. Como es ya bien sabido las nubes son producto de la evaporación del agua por efecto del calentamiento solar, que asciende desde la superficie de la tierra y al unirse al aire determina el estado higrométrico de este o sea su grado de humedad. Cuando el aire está al 100% de humedad, cuando ya no puede acumular más vapor de agua o por una disminución de la temperatura ambiente el vapor se condensa. Esta condensación se realiza alrededor de diminutas partículas que se llaman núcleos de condensación y pueden ser gérmenes, polvo, iones, gases. El agua que no cae a la tierra queda en la atmosfera en forma de nubes; que no son más que agrupaciones de minúsculas gotas adheridas a núcleos de condensación.

Las nubes siempre han sido fuente de inspiración para cuentos y leyendas como el castillo del gigante del Sastrecillo Valiente, pero también encierran un poder destructivo al ser parte fundamental de las complejas formaciones de huracanes y ciclones capaces de destruir toda a su paso y redibujar la tierra tras su huella de destrucción. Por tal motivo muchas expertos dedican sus vidas a estudiar y analizar estas hermosas formaciones para poder un día predecir cuándo revelaran su lado oscuro…