La idea de ti

La idea de ti

Curiosa la forma en que anclaste, sin saberlo, el reflejo de tu silueta en mis parpados, de tu rostro, escultura perfecta que esconde el infinito tras las puertas de ébano, que son tus ojos.

Ojos que aun no me conocen, que sin saber que existo me imaginan como un forastero de los sueños. Pero los sueños, penumbras multicolores del subconciente, son el suelo perfecto en el que puedo caminar, cual puente angosto, para encontrarme contigo.

No quiero ser presumido ni sonar jactancioso o altivo, no tengo en tan alta estima mi posición respecto a ti ni alcanzo la grandeza de la que eres dueña, en mis pensamientos. Pero sé que como pálida sombra me has visto, y a pesar de todo, me acariciaste con palabras.

Cruel es la distancia que de ti me separa, y aún más mi corazón, que sin permiso recrea la idea de ti, tomando control de mis sentidos para transportar tu esencia, para jugar a que estas cerca, para sentirte, para soñar despierto.

No basta el escribir, ni el pensar. Un mundo nuevo se abre ante mis ojos, uno en el cual la soledad de mi alma se agazapa entre las sombras que tu luz, aquella que vive ahora en mi sin siquiera estar, da calidez a mi cuerpo, alma y espíritu.

Sin ser una ladrona me has robado el juicio, sin proponertelo, has comprado mi pensar. Por momentos me abandona la razón para desatar la tormenta cósmica de deseo que sin éxito, intento reprimir para no sentirme un tonto.

Porque si, es tontería, ya que miro alrededor y aunque te siento, no estas; solo una idea de ti que me tortura con la cruel verdad que sé desde el día en que tus palabras, transformadas en preciosas letras, entraron por las puertas de mi alma para hacerme tuyo.

Bendita la hora en que marcaste mi vida, y maldito el momento en el que tengo que despertar de este sueño, donde te entronas entre luces de belleza y esplendor.

Allí donde por fin, no me siento solo.