Sistema límbico… un lugar de emociones sugeridas
Este sistema es una parte de nuestro cerebro encargada de las emociones, clasificando estas en negativas y positivas, de allí parte la percepción que tenemos nosotros de las cosas como lo asqueroso, triste, sombrío y lo hermoso, impresionante o nuestra felicidad, depende de nuestro sistema límbico ver como es en realidad cada cosa o mejor dicho emitir una emoción acerca de lo que observamos. Para entender mejor nuestro hábitat, tratamos de encontrar un objeto o cosa que nos mantenga enfocado en nuestro entorno, permitiendo analizar lo que muchos no pueden hacer; es allí cuando este sistema comienza a obrar en nosotros, trayendo emociones que hacen de nuestro ser, un lugar donde la imaginación es la reina de todo.
Cuando observas una obra de arte, tu cerebro actúa de distinta forma que si estuvieses en un funeral, sencillamente porque tu sistema límbico razona acerca de la situación que está presente en tu entorno y le sugiere una emoción al cerebro, para que este emane la reacción adecuada a la emoción. Cuando comenzamos a profundizar en temas neurológicos, debemos saber que la parte cerebral humana, es un campo infinito de conocimientos, donde la realidad de todo es que debemos tener habilidades desarrolladas a la hora de enfrentar una situación cualquiera, sin permitir un contraste de acciones, con lo que en realidad nos conviene como seres humanos.
Al momento de actuar, es importante controlar las emociones, por más que nuestro sistema límbico sugiera una emoción, debemos de ser capaces para contrarrestar lo que aqueja nuestra persona, con todas las cosas que sean favorables para nuestro ser. Si tenemos un control de las emociones, podremos salir adelante con cada una de las acciones que realicemos a diario, ya que para esto necesitamos un equilibrio mental, obtenido por medio de las características neurológicas que cada uno posee. La sociedad está envuelta en un constante cambio de ánimo, donde podemos pasar de estar muy triste, a una felicidad implacable, es por eso que la comunidad en general, no presta mucha atención a lo que pasa realmente a su alrededor, pues sabe que todo está controlado por su cerebro y este dará respuesta a cada uno de los problemas que se puedan presentar.
Es increíble observar la cantidad de personas que mantienen un mal comportamiento a la hora de interactuar con su semejante, cuando sabemos que todos tenemos la capacidad de saber comportarnos enfrente de los demás, pero esto sencillamente le dejan todo el trabajo a su sistema límbico, haciendo de cada día de su vida un lienzo que cualquier artista puede pintar, sin tener un estilo definido, es ese aspecto lo que diferencia a los genios de la gente común, pues estos son capaces de sobrar su emoción y hacer de ella una inteligencia grandiosa, que lo haga ser reconocido a nivel mundial, por su capacidad mental. La importancia que tiene el sistema del que estamos hablando, es tremenda, sencillamente porque sin él no podríamos ser lo que verdaderamente deseamos ser, es este sistema quien nos muestra una forma de actuar ante la sociedad y es él la razón por la cual podemos llamarnos seres humanos, solo porque podemos ser partícipes de las emociones.
Buena entrada, estimado. Recuerdo haber leído alguna vez que el ser humano nace con el sistema límbico totalmente desarrollado, pero no así el lóbulo frontal, este continúa su desarrollo durante la infancia y aún la adolescencia. Y es precisamente el lóbulo frontal el encargado de repimir las emociones que dicta el sistema límbico. Contaba que en los niños de hasta 2 años el lóbulo frontal está tan poco desarrollado que ciertos experimentos demostraron que aún cuando la intención del niño sea la de reprimir la acción a la que los lleva una determinada emoción, no lo logran, en esas edades tempranas el sistema límbico los controla casi por completo. A mí me resultó útil saber esto con mi hijo, que en los más chicos hay cosas que hacen que escapan casi por completo a su control. Luego, claro, a medida que crecen hay que acompañarlos de manera que vayan aprendiendo a controlar sus emociones o a atenderlas de la manera debida.