A veces nos preguntamos si tenemos amigos, si aquellos personajes que por tantos años conocemos son nuestros verdaderos amigos. Muchos pueden discernir quien puede serlo o quien si es en realidad, como otros no, y viven engañados toda una vida creyendo en las personas que decían serlo. Pero ¿Cómo sabemos quién es nuestro amigo? Cada quien tiene una definición distinta, pero creo que la mayoría coincide de acuerdo a sus características. Por muy infantil que lo parezca todos necesitamos alguien que nos escuche, que de vez en cuando nos aclare el camino cuando tenemos dudas, que se acerque sin ser llamado en nuestro auxilio, nadie se las sabe todas, nadie se salva de este tipo de necesidades del alma. Desde mi punto de vista si creo que existen muy pocos pero si existen.

La amistad es duradera, sin importar el tiempo y la distancia; es una relación muy parecida al amor, siempre permanece, perdona, olvida. Siempre existirán excusas para que esta se mantenga, a pesar de que la comunicación no va a ser igual en algunos casos, siempre habrá un motivo para una llamada, para un encuentro. La amistad es una relación que se puede romper pero si es verdadera puede restablecer los vínculos, es capaz de atajar no una sino todas las lágrimas del amigo en cuestión, porque no es un tipo de compasión mediocre, o un sentimiento solo de apariencias es más que eso, porque es algo auténtico que no finge consideración solo por quedar bien a ratos, o por un fin egoísta que solo beneficie a una sola persona. Un verdadero amigo es algo que está casi extinto hoy en día.

Los verdaderos amigos siempre llegan al rescate, Proverbios 17:17 En todo tiempo ama al amigo y es como un hermano en tiempo de angustia. El amigo es un hermano de corazón, se preocupa por el bienestar del otro, una ayuda o un consejo nunca estarán de más. A pesar de la dificultad tratara de estar para ti a como de lugar, aunque sus juicios a veces no sean muy acertados no duda en reconocer su falla, acepta y la amistad continúa. No es un oportunista que se aprovecha del que lo necesita, aporta más a la amistad, en ocasiones más de lo que recibe, no es un tipo de masoquismo, sino una manera de devolver aquello que se le dió.

El verdadero amigo perdona, pasa las faltas pero hace un alto y corrige el incidente, no lo guarda para después usarlo en su favor. La mayoría tenemos más defectos que virtudes, así que lo ideal es resaltar lo bueno, tal vez siempre se cometen errores pero ¿Quién no los comete? ¡Qué lance la primera piedra quien esté libre de pecado! Si eres perfecto te felicito pero te doy la bienvenida a una realidad que no se si conozcas ,pero nadie es perfecto.

El verdadero amigo hace críticas destructivas o constructivas pero siempre enfocado en algo; cambiar una perspectiva errada para darle un fin beneficioso al otro amigo, a pesar de las diferencias respeta la posición de los demás , fijando de meta a la unidad. Nunca se alegrará del fracaso de su amigo, ni hará burlas disfrazadas de juego; al contrario hará lo posible para que este se levante, para que supere su obstáculo, nunca hará nada que dañe al otro, y a pesar de andar por mismo camino no será una piedra de tropiezo, su trabajo no es cuestionar la capacidad de los demás sino de hacerle ver lo que el otro tiene para dar. El verdadero amigo educa si es necesario, enseña valores si estamos faltos de eso, observa tus debilidades de lejos y fortalece tus proezas, verte llorar también es su tristeza, un ¡Te lo dije! siempre irá acompañado de un ¡Pronto lo superaremos!.

El verdadero amigo es sincero en todo momento, no a medias, es la misma persona con o sin ti, tiene el mismo juicio de ti donde quiera que se pare. No hace nada en contra de su amigo para quedar bien frente a otros, ni para obtener una oportunidad. Habla claramente las cosas que le incomodan sin dejar la amistad por fuera. Un amigo no controla, jamás te hará hacer algo que no quieres, nunca serás un títere en sus manos, amistad también es sinónimo de libertad. No querrá cambiarte porque te acepta tal y como eres. Un consejo, una orientación pueden ser suficientes porque los límites existen y no estarán demás, pero las decisiones propias son personales y deben ser respetadas. Un verdadero amigo jamás, pero jamás abandona sin importar las circunstancias.

No se cual es el tuyo, pero mi verdadero amigo es Jesucristo que se dió sin reservas, por amor a mi, aun cuando esta negra malcriada, grosera, e indecisa no lo mereciera. No le importa que yo sea nadie para amarme, para consolarme, para darme lo que necesito, no me señala, no me juzga solo me invita reconocer mis faltas. Ese amigo no lo cambio por nada, ni por una vida llena de lujos, ni por un amor humano fingido, porque el amor que él me da es genuino, porque me alegra el alma sin exigirme nada, me llena de paz cuando estoy triste sin pedirme ninguna cosa atroz a cambio, solo me pide algo; que en él confie.