La migración es un acto antinatura para el venezolano. Por eso el dolor que sentimos los que nos quedamos y los que se van es indescriptible. Siempre fuimos cuna para quien quisiera sin condiciones, sin apostillas, sin pedir documentos de ningun tipo. Aquí llegaban por millares las mujeres del caribe y daban a luz en la Maternidad Concepción Palacios en los años 70, partida de nacimiento y canastilla para los recien nacidos. Ningún extranjero fuera latino, europeo o africano fue objeto del miedo de la deportación aquí en esta tierra, aquí ningún venezolano sabía de la existencia de la palabra Deportación hasta que comenzamos dolorozamente a emigrar. Ojalá el mundo recordara lo que fue Venezuela para sus ciudadanos cuando más necesitaban ayuda. Ningún venezolano debería pasar por un aeropuerto o frontera con el miedo de que los regresen y traten como parias, si en este mundo hubiera justicia al venezolano lo tratarían con respeto y comprensión al llegar a otro país porque así fueron tratados aquí al llegar con una mano adelante y una atras los Españoles que uían de la guerra civil europeos de las guerras mundiales, latinoamericanos por millares que uyeron de las dictaduras y pobreza que los asediaron como hoy somos asediados nosotros, sin comida sin medicinas sin sueños sin futuro.