De ausencias

A veces pienso que nos estamos volviendo expertos en buscar aquello que siempre hemos tenido ahí, justo frente a nosotros.

Y es entonces cuando me gustaría creer que le hemos arrancado el telón al teatro, que podemos vivir y existir sin necesidad de tanta preparación.

Y sabes, me gustaría también creer que nuestras máscaras se han vuelto transparentes, que nos podemos observan de frente. Me gustaría soñar con un cielo violeta y con gotas de lluvia sabor a fresa. Me sumerjo en la locura e imagino gatos voladores, silencios ensordecedores, gestos inexpresables. Imagino la luna junto al sol y tu mano junto a la mía.

Y me paso la vida soñando despierta, invadiendo mi mente de pensamientos desnudos, de ideas con apariencia de dudas. Sueño despierta y no encuentro mas que palabras mudas, imágenes de algún atardecer con sabor a ti.

También pasa que aún no logro entender cómo es que me dejaste ir cuando más te necesitaba.

No sé si sabes lo que son las ausencias, lo que son esos vacíos aparentemente infinitos que dejan las personas cuando se van para nunca más volver. No sé si sabes lo que es discutir con aquel ser supremo de promesas silenciosas. No sé si sabes lo que es vivir en una casa que ya no sientes tuya. No sé si sabes y aún así te digo que siento el alma destrozada, roto el corazón, desgarrada la piel y que tengo un diluvio tomando lugar en mis ojos. Y es que eso de sobrevivir a las ausencias nunca ha sido lo mio y sin embargo aquí estoy, tratando de sobrevivir a la mía.

Yo trato de encontrarte, de buscarte en medio de los fulgores de cada mañana. Intento recuperar aquella ausencia que se apoderó de mi y me detengo en medio de la nada recordando que te llevaste el último pedazo de corazón que me mantenía a flote.

He decidido salir después del atardecer y la tenue luz de la luna embarga no sólo la oscuridad de la calle, sino de la que tiene su lugar dentro de mi ser. Y es que hay un farol que no deja de alumbrar al otro lado del camino pero el candil que iluminaba aquel sitio que aún no reconozco como mi hogar, se ha apagado por completo.

Y no sé quién eres ni por qué te escribo. Lo que sé es que te escribo de noche, después de otro atardecer que me llenó la mente de recuerdos.

Te escribo de noche mientras espero que la luna de paso a los sueños y a las ilusiones que se me han encandilado en el día.

Te escribo de noche porque es ahí cuando empezamos a creer en ángeles y en hadas que nos protegen del mundo que nos espera apenas salga el sol. Te escribo de noche porque es cuando se me permite soñar con él y sentirlo cerca de mi.