Objetivo del Dragón Azul

Es rudo...

Es muy difícil tener al frente un largo camino por recorrer, cuando ya no hay nadie a tu lado que te haga disfrutar del viaje. Pocos lo han experimentado, pero quienes sí lo han hecho comprenderán el difícil tramo que emerge frente a tus ojos, retando tu ánimo, tus objetivos y tu vida en general.

No se trata de perder a alguien amado, lo cuál es común y natural en el ciclo de la vida. Es el defecto de la mortalidad, y a su vez lo más preciado: disfrutar de la vida y rodearnos de quienes amamos. Eso hace que todo valga la pena.

¿Qué hay de las situaciones anormales? Cuando te ves forzado a separarte de tus seres amados, porque otras personas han tomado la decisión de hundir todo lo que conoces en pro de satisfacer banales designios personales y prevalecer en la cima de una montaña de cráneos y muertos, acumulados en años y años de sangrientas mentiras y falacias oportunistas.

Claramente hoy hablo del "socialismo" en Venezuela, la peor crisis que la humanidad ha visto y vivido hasta ahora, con un país que pudo ser próspero y que ahora está quebrado, económica y socialmente hablando. Yo estoy haciendo mención de que la destrucción del país ha oscurecido el futuro de millones de personas, sobre todo de jóvenes como yo que soñaban con una vida llena de oportunidades, éxitos y felicidad junto a la persona que más amo.

Hoy día vivo la peor pesadilla que mis hermanos ya han tocado sufrir: me he separado de parte de mi familia. De mi amada, para ser más específico, mi compañera de la vida. Ha sido una decisión mutua, con vistas a reunirnos otra vez, aunque el inminente pánico de no saber cuándo o dónde. Sólo nos queda la esperanza de un futuro que trabajaremos juntos por alcanzar, desde la distancia.

Ahora me siento como en la foto de portada: con un camino por recorrer, solo, con la esperanza de reencontrarnos al final del trayecto y empezar otro viaje, uno de oportunidades y una vida que se nos fue negada.

Escribo esto no con resentimiento en mi corazón, sino como un desahogo. Todo dragón azul tiene su compañera, y cuando no la tiene a su lado, mueve cielo, tierra y tormentas para recuperarla. Así soy yo, un Dragón Azul en búsqueda de lograr un futuro mejor.

Este será mi objetivo a partir de ahora: redactar en mi blog pensamientos que me permitan contar cada paso que doy y la más que probable reunión de mi compañera. No existen límites para un Dragón Azul, ni siquiera el cielo.