Ya todos sabemos que nos encontramos atravesando la crisis más fuerte de Venezuela en toda su historia luego de la lucha independentista; también se sabe que ha sido una de las crisis más largas y agudas del mundo sin haber estado el país en guerra. Pero ¿los venezolanos en su mayoría en este momento se encuentran capaces de afrontar la crisis?

En el aspecto político ya se han vivido tantos escenarios e intentos por restablecer la democracia a través de eventos multitudinarios, se han llevado a cabo miles de protestas por exigir los derechos laborales, normalidad en servicios públicos, defensa de los DDHH y protección hasta de la misma constitución.

El venezolano se ha visto en una situación tan complicada que ha afectado incluso psicológicamente a toda la sociedad en general, bien sea por la situación económica, estrés de las eventualidades cotidianas a causa del desorden socioeconómico, problemas de salud y uno de los mayores problemas, el proceso de emigración de un alto porcentaje de la población, afectando emocionalmente a la mayoría de las familias.

Un considerable porcentaje de los venezolanos (tanto en Venezuela como fuera de ella) se encuentra en un estado de “decepción”, “apatía”, “desmotivación”, “sin rumbo” o desorientado porque no ve solución a la problemática política y además se ve concentrado o en adaptarse a la crisis y no morir en el intento (si está en Venezuela) o buscar la manera de vivir en otro país o ir de escala en escala hasta encontrar un destino fijo.

Pero ¿qué es lo más adecuado tanto política como socialmente?; Desde el punto de vista político, es evidente que las fluctuaciones constantes de los líderes políticos para contrarrestar al régimen generan inestabilidad en la sociedad, pero indistintamente de ello, cada venezolano debe tener la convicción de contribuir al restablecimiento de la democracia en Venezuela en todos los escenarios legales posibles, se encuentre en ella o no, ya que la lucha es de todos y desde cualquier lugar del mundo se puede aportar por la Nación de acuerdo a sus circunstancias; llegará el momento indicado para actuar, pero rendirse no es opción.

Desde el punto de vista social, es bastante complejo porque cada individuo debe aprender a crecer como persona afrontando sus obstáculos, miedos, circunstancias económicas, sociales, de salud o decisiones personales y familiares; cada persona está obligada a madurar ante la crisis y no dejarse llevar por los problemas, no caer en depresiones y aunque sea difícil, afrontar los inconvenientes con actitud positiva, determinación y optimismo. Una vez que haya alcanzado ese nivel individual tiene la tarea de incentivar a los suyos a hacer lo mismo, iniciando por sus familiares y amigos, para luego abarcar un diámetro más grande hacia sus compañeros de trabajo y colectivo en general.

Para que una nación pueda alcanzar una economía próspera y en desarrollo merece un cambio en su administración y estrategias en su dirección, para esto se requiere de un cambio de gobierno muy alejado de la corrupción, populismo y autoritarismo, pero para llegar a ello se requiere un proceso de madurez colectivo donde no sólo se seleccionen bien a sus gobernantes sino que el ciudadano común sea emprendedor, tenga valores, principios y logre entender no sólo que juntos somos más sino que unidos podremos restablecer la democracia y construir a la Venezuela próspera que todos anhelamos.

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