El infierno de María

in #spanish7 years ago

¡Hola amigos! Hoy mis pensamientos se dejaron llevar, permitiéndome llegarles con una breve historia, espero que les guste, y bueno, no duden en hacerme saber si fue de su agrado, espero que estén bien. ¡Saludos!

El infierno de María

Aunque el cielo se tiñe de rojo, aunque el mar se pinte de violento negro, aunque el miedo se apodere de éste inútil cuerpo, aunque mi alma me deje, aun así, yo seguiré anhelando aquella sonrisa que fue arrancada de su rostro, seguiré rogando a los cielos, por el alivio de aquel adolorido cuerpo, seguiré, seguiré aquí, justo donde todo empezó, justo donde, mis lágrimas corrieron por primera vez, y el sentimiento más puro, dio a relucir su existencia.

Solo es la canción escrita de un lobo solitario, que buscó refugio en una manada algo extraña, pero, muy acogedora, María, es su nombre, un nombre que llama el amor de Dios, pero que destruye todo a su paso, que se asesina a sí misma, y se olvida de la felicidad que alguna vez le regalaron, quedando ahogada por sus propios miedos e inseguridades, enterrada por la tierra santa de su mundo, entregada a los demonios, que en sus ojos vivían.

Nadie dijo que la vida sería fácil, pero tampoco dijeron que no se podía disfrutar de ella, aunque el agua este en nuestro cuello, tal vez, solo tal vez, pueda que haya alguna salida de aquel lugar, un mundo hermoso, algo por el qué luchar, algo por el cual no morir, y seguir el camino incierto que nuestros pies, han plantado. No les miento al decir que esta historia está dedicada a alguien, no simplemente por ser alguien querido, sino, porque es su historia, su vida, su dolor, la agonía que su pobre alma sufrió, es simplemente, la historia de un ángel, que quería volver al cielo.

Oh María te lo ruego, no te quemes en las llamas de tú infierno, ven a nosotros, que un reino mejor os espera.

Yo conocí a María en uno de los peores momentos de mi adolescencia, donde odiar a todos me era común, y desconfiar, era lo de fiar. María hermosa chica, de ojos verde claro, combinados con un ligero marrón, ella de mirada perdida, esa que sonreía a todo momento, mientras rompía en llanto cada noche.

Lo siento María, no sabía que te quería.

En un día calmado la conocí, allí con varios chicos extraños la vi, sonriendo como cualquier otra persona, radiante sin negarlo, pero con algo extraño en ella, a empujones fui llevado hasta aquellas personas, por uno de mis compañeros de clase, uno de los más molestos, que siempre estaba cerca de mí, diciendo cualquier cosa, para solo tener una conversación conmigo, al final terminé en aquel grupo de chicos, al frente de ella, rodeado por sus miles de sonrisas, “Falsa”, susurre con mala cara, sin responder los miles de saludos de todos aquellos extraños, aquella pálida de mejillas gordas y cabello castaño, ella que a mi lado estaba sentada, a ella, la detestaba, como a todos los demás, pero simplemente me quede allí, escuchando sus tonterías, sus ridiculeces, mirándoles con cara de pocos amigos, marcando la línea de protección, la distancia necesaria, para darles a entender que no pretendía ser su amigo. Ella era de baja estatura, no enana, pero no era muy alta, cuando estaba alejada de aquellos chicos era seria, fría, callada, el misterio era algo que se desprendía de ella, su rostro se mantenía tranquilo, no solía brotar sonrisas de él, era alguien más.

María entraba a sus clases, sin ganas algunas, se dormía en ellas cuando estaba muy aburrida, los profesores no le decían nada al respecto, ya que no les importaba, además que ella era una de las mejores estudiantes de aquel problemático salón.

-La María otra vez dormida- decía la ironía en tono molesto hacía la joven castaña.

-¿Eso te afecta? - respondió ella a Fernanda.

-No- gruñó Fernanda- pero te quedarás aquí como una tonta.

-Mejor eso que andar chismoseando como ustedes- María no era de actitud amorosa.

Ella tomó sus cosas colgando su bolso sobre su hombro, dándole la espalda a su compañera de clases, sabiendo que ésta la odiaba con la intensidad de mil soles, siempre en todas las salidas ella estaba en el balcón del colegio, esperando sentada en el lugar de siempre, al lado de los árboles, recostada de un grueso tubo, con los audífonos en sus orejas, con la música suficientemente alta como para no oír a los demás. En uno de esos días me senté al frente de ella, sin hablar, sin saludar, simplemente allí, igual de solo que ella, bastó unos minutos, cuando sus ojos estaban sobre mí.

-¿No me saludarás? – dejé de mirar hacia la puerta para posar mis ojos sobre ella, notando esa casi imperceptible sonrisa que dibujaba sus labios mientras se quitaba los audífonos.

-Hola- respondí mirándola fijamente, percatándome de esos vellos erizados que había en su brazo, podía notar lo incómoda que la hacía sentir.

-¿Dibujas? – preguntó ella mirando la portada de mi carpeta.

-Un poco- la silueta de aquella sonrisa no desaparecía de su rostro.

-Yo también dibujo- dijo sacando su libreta para mostrarme los que ella había realizado. Los miré, de lejos, sin acercarme para detallarlos, pero lo suficiente como para poder dar una respuesta.

-Son buenos- pocas palabras, pero suficientes para elevar una conversación insegura, callada, pero calmante. Al igual que el viento, al igual que algo nada racional, así, así desapareció la enorme sonrisa que estaba dibujada en los labios de María.

Yo no era un rebelde sin causa, como dirían muchos, solo era un ser que no necesitaba de otros, no necesitaba de mediocres muestras de amor, nunca pretendía estar lo suficiente con una persona, como para sentir amor o empatía, nunca me ha importado los demás, mucho hacía con saludar a esas pocas personas que miraba momentáneamente, obligado a responder miradas persistentes, siempre tomando lo que deseaba para luego aburrirme de ellos, y dejarlo lejos de mí.

Hasta que entré a las llamas de su infierno, siendo atraído por el olor de su piel quemada, salivando como un animal por su sangre derramada, perdiéndome en el sufrimiento de esos ojos, del pecado hecho mujer.
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¡Excelente! Espero poder seguir leyendo tus escritos. Éxitos.

¡Muchas gracias! Saludos

Excelente pensamiento, sin duda me fascino :)

¡Muchas gracias!

¡Bravísimo! Me encantó.

¡Genial! Me alegra mucho que te haya gustado, saludos.

Veo que los poemas te gustan mucho. Felicidades. Sigue así.

¡Muchas gracias!