Crisis en Venezuela - Colapso de la educación

Hola amigos hoy comparto con ustedes la historia de Yen Guillen, estudiante universitaria de la Universidad Central de Venezuela UCV, la cual relata con su mismo ejemplo la situación por la cual pasa ella y muchos estudiantes hoy en día en cada estado de Venezuela, en su post titulado: “Cuando no tienes plata ni para pagar tu inscripción”… aquí los dejo con su impactante relato.

Sabía que sería un reto estudiar en la situación que atraviesa el país. En el liceo me esforcé, todo lo que pude, para poder tener un promedio que me asegurara un cupo en la universidad, porque si no lo lograba no iba a poder pagar una. Y eso hice; me gradué con méritos (“la mejor del liceo”), y por si acaso, presenté la prueba interna en la UCV. Al final de esto tenía garantizados dos cupos allí. Durante primer semestre tuve dos empleos y durante estos años estudiando he tenido que rebuscarme para tener ingresos (no ver materias y trabajar medio tiempo, trabajar freelance, “matar tigres”...). He ido a clases con zapatos abiertos, ropa desgastada, bolso roto, escribiendo poco y pequeñito en el mismo cuaderno de siempre, comiendo poquito, sin poder ver bien a mi alrededor porque no tenía dinero para comprar los lentes, enferma y sin tratamiento... Me repito como un mantra “este sacrificio vale la pena, Yen” para convencerme que esta situación de “pasar trabajo”, además de ser pasajera, me va a dar buenos frutos.

Esto no es para hacer drama sobre mi historia, de hecho conozco chamos que están aún peor, que van a clases sólo con el desayuno y se aguantan a la cena. Amigos que fueron a reparar hace dos semanas y parieron para encontrar los 1.440 bs requeridos para presentar. Amigos que trabajan para pagar su alquiler, comida y servicios porque no son de Caracas y que aun esforzándose y dando todo de ellos rasparon materias. También están los amigos que dejaron la universidad porque estaban en la misma situación que yo y decidieron dedicarse al trabajo, u otros que no vivían en Caracas y debían pagar pasajes cada vez más costosos para venir diariamente (porque ni el transporte nos queda ya).

Está claro que estudiar, hoy en día, es un acto de rebeldía y de valentía, pero también uno de enorme sacrificio, mucho más del que siempre ha implicado estudiar. Y sabemos que la universidad hace lo que puede para mantenerse, pero… los estudiantes también hacemos lo que podemos. Ojo, esto no es un “yo estoy peor que tu”, no es una competencia, pero cuando nos piden que pensemos en todo lo que necesita la academia para seguir funcionando pensamos en máquinas por arreglar, en comprar las cosas que se han robado, en pagar a los trabajadores y profesores, etc. y dejamos por fuera algo fundamental, al estudiante.

Lo que me sorprende al final del día no es el precio de los aranceles (estoy segura que más de uno pedirá prestado y resolverá porque el deseo de estudiar es mayor), sino encontrarme con comentarios similares al que debatía con unos amigos tipo “son 4 tequeños y ya”. Reduciendo la importancia que tienen esos “4 tequeños” para alguien que no puede comprar ni uno. Lo que me duele al final es ver cómo parece que hay 0 empatía entre nosotros mismos que estamos atravesando JUNTOS una situación sumamente difícil. Es fácil decir que no es gran cosa pagar 5.000bs, sabemos que con eso no somos ricos, pero hay personas que no tienen ni la mitad de eso en sus cuentas. Es fácil decir que no es nada cuando se tienen los recursos para pagar eso y más, pero no lo es para el que cuando entrega los 100Bs del pasaje se pregunta si podrá pagarlos al día siguiente.

Si amigos, si hay gente que está pasando trabajo parejo. No es exageración. No es quejadera. No es que hoy es el día dar lástima, No… para nada. El asunto aquí es que nos estamos formando para ser psicólogos y si no tenemos la capacidad de ponernos en el lugar del otro y entender eso tal vez nuestro ejercicio de la psicología no sea el mejor. ¿Cómo podemos pensar que la solución a el “no tengo plata ni para pagar la inscripción” es “no estudies pues” o “eso no es nada”? Si no fuera nada ¿creen que alguien diría alguna cosa al respecto?

Nos la pasamos diciendo que la situación del país está demasiado mal, que la inflación nos está tragando… pero les sorprende que una persona diga “no tengo para pagar 5.000 Bs”. Esa es la realidad de sus compañeros, de las personas que viajan contigo en el metro o en el autobús, es la realidad de tu vecino. Es la realidad del país, pana. Tratemos de ponernos en el lugar del otro. Nuestro trabajo es promover eso y debemos iniciar desde nosotros mismos. Hay un mundo fuera de nosotros donde la gente vive realidades distintas y debemos ser los primeros en comprenderlo, sin juzgar.

-Yen Guillen