Ética de lo Profano

in #spanish4 years ago
Ética de lo Profano
Luis Ignacio Hernández Iriberri
[07 abr 20]

     “Ética de lo Profano”; donde la ética es la ciencia que estudia la conducta de los individuos en sus normas o relaciones sociales humanas determinadas éstas históricamente por las relaciones económico-políticas; a lo cual se denomina como moral (esas normas como conjunto de valores y sus fines que enaltecen lo humano). Esa conducta no es la estudiada por la psicología: la conducta inconsciente, que denominan “pulsiva”, que no está en el conocimiento de las consecuencias de los actos y la responsabilidad del individuo; sino es la conducta consciente en un deber ser ante la sociedad, que es tanto más consciente cuanto más científicamente fundamenta el individuo la razón de ser de sus actos con conocimiento de causas y consecuencias; y lo profano (de pro, que aquí se entiende como “lo que está más allá de...”; y fanus, templo), aquello que está más allá de las consideraciones místicas religiosas, propias de alguna congregación humana particular, para corresponder al ámbito social más general independiente de toda norma exclusiva.

     La ética, como ética de lo profano es, pues, el estudio de la moral entendida como la conducta consciente, tanto más consciente cuanto más científicamente fundamentada, de los actos de los individuos en un deber ser ante la sociedad en sus normas o relaciones sociales humanas. Aquí lo esencial es la conciencia, es decir, el conocimiento verdadero de la realidad entendida ésta como el mundo material que nos rodea, y, en ese sentido, lo esencial es el conocimiento científico, lógico, hipotético-deductivo; ese que precisamente surge en el Renacimiento con Copérnico, Galileo, Kepler, Bacon y Descartes, y se desarrolla con todo su potencial en la Época Moderna, en particular en el Siglo de las Luces, el siglo XVIII o Siglo de la Ilustración, a partir de Newton; en su conjunto, conocido como conocimiento dado por la ciencia de la modernidad. Con estos simples datos, desconfíese, pues, de todo aquel que revuelve el sistema económico capitalista con los logros de la revolución industrial y los desarrollos científico-técnicos de la época de la modernidad, y atacando a ésta desde la ideología burguesa de la “posmodernidad”, pretende acabar con el mejor aporte de ella: la ciencia.


Un Humano Descuartizado.png
El proletariado en el capitalismo es un ser humano descuartizado. El ser humano en una nueva sociedad, tiene que adquirir vida como un ser humano real
[Autor Blog]

     La ética de lo profano no es pues, un asunto de “amor al prójimo” por sí mismo; de “recuperar los valores humanos” de la nada por la pura y exclusiva voluntad, o menos aún, de pretender que un código moral religioso en particular valga para el complejo mundo social en general, y cuasi mágicamente cambiar nuestras relaciones humanas actuales determinadas por una manera muy específica de las relaciones económico-políticas: las relaciones económico-políticas capitalistas.

     Cuando los ideólogos burgueses “posmodernistas” hablan sofísticamente (con engaño, embusteramente revolviendo las cosas), partiendo de la aparente crítica al capital con un lenguaje “marxista”, para luego acabar identificando al capital, primero exclusivamente con su caótica industrialización, después identificando su particular administración de la ciencia y de la técnica que ha dado lugar a esa industrialización con la naturaleza general de la ciencia y la técnica, para, finalmente, acabar identificando a este caos del capitalismo con “la modernidad” en su conjunto –y por lo tanto con todo lo que ésta aportó–, en esa crítica tramposa, en realidad, pretenden desarmar al proletariado de la ciencia y su método, propiciando su confusión en el discernimiento de lo verdadero o lo falso, y despojándolo de su principal herramienta para transformar acertadamente el mundo; transformación que, por supuesto, no va con los intereses de esa burguesía, cuyo sistema de vida ha tocado a su fin.

     El que rija una nueva moral, una moral ya no burguesa, sino proletaria, con una nueva ética (una nueva teoría de la moral), no aparecerá, en consecuencia, sino como resultado de aquello que lo determina: la aparición de una nueva sociedad con sus nuevas relaciones económico-políticas. Parte de la revolución que hará aparecer esa nueva sociedad, como una previa revolución de pensamiento, es la comprensión teórica de los nuevos fundamentos sociales necesarios, y entre ellos –además de los fundamentos científicos para distinguir entre lo verdadero o lo falso–, los esenciales fundamentos éticos que establecen una obligatoriedad moral por esa conciencia capaz de distinguir entre lo bueno y lo malo por sobre de todo subterfugio, elaborando el correcto juicio de valoración moral.

     En ello va el fin último de la emancipación del proletariado, misma que conlleva la emancipación de toda la sociedad; y en esa lucha por ese valor máximo que se proyecta al infinito, la libertad, la lucha por ello se hará más fructífera en la medida que se comprenda cómo se determina ese esencial valor moral, que nada tiene qué ver ya con su acotada teorización moral burguesa entendida como el “derecho del tercero”; es decir, como el hecho de que “la libertad es hasta ahí donde se afecta la libertad del otro”; en donde lo cuestionable es precisamente esa “libertad acotada”, de una “libertad que no es”, si acaso, nada más “tantito”, y realmente jamás puede ser plena por más voluntad y lucha que se empeñe en ello, precisamente, en tanto exista el otro; para entender la libertad como la conciencia de la necesidad que cada momento histórico social impone, y el compromiso social para responder por ello. No de una “libertad que no es y no puede ser”, sino de una libertad que puede ser y es, en la medida que con conciencia social se lucha por ella y su sustento en una nueva sociedad, donde esa sociedad no podrá cumplir con una obligatoriedad moral real, sin una libertad real, la cual supone un individuo con responsabilidad y compromiso ante la sociedad, para constituirse cada vez más como un ser humano real.

     La sociedad capitalista se ha derrumbado, y con ello toda su condición moral (como puede constatarse en tragedias como las de Guayaquil, o mezquindades burguesas como el rufián arrebato de mascarillas, vacunas, o ventiladores, de unos por otros cual verdaderos piratas, de Francia respecto a Italia, o de Estados Unidos respecto a Cuba, a Venezuela o a Alemania); contra la eticidad vista en China, en Rusia, o en Cuba, y que en México se va a poner a prueba en las próximas semanas.

     La burguesía capitalista ya sabía que su derrumbe era inevitable y planeó desde 2019 el pretender recomponer su situación con su proyecto denominado “Basilea III” (véase ex interesante video del youtuber "Mr. Santos"; a lo que hay razón suficiente para pensar que a ello le acompañara una artificialmente creada pandemia). Podría seguir siendo el orden capitalista y aún más feroz, pero ello, a partir de ahora, ya no depende de los capitalistas, sino del proletriado mismo; y dentro de las filas del proletariado, nada más dañino como lo que se pone al servicio de la burguesía: el eclecticismo ideológico, y ese revisionismo a lo Gramsci en que las categorías de Marx son suplantadas por conceptos hüeros, como el suplantar la categoría de “Modos de Producción” por el de “Boques Históricos”; recurso utilizado por el llamado “neomarxismo” de la “Escuela de Franckfurt” y su revisionista y distorisionadora “filosofía de la superestructura”; o por el llamado “marxismo crítico”, que aprendió del mismo Gramsci la forma de tergiversar la dialéctica, primero haciendo independientes a los opuestos de una contradicción, y luego pretendiendo hacer su “dialéctica” con su vacuo concepto de “práxis”; por no hablar ya de ese absurdo teórico del llamado “marxismo posmoderno” de la vieja “teología de la liberación” en que oscurantistamente se niega la ciencia (correintes que se dicen “marxistas” y esquizofrénicamente todo lo que hacen es partir de negar a Marx y su esencia: el materialismo dialéctico); con todo lo cual se aspira a confundir a la clase social proletaria.