La Geografía y la Teoría del Espacio (1984-2020). IV Parte.

in #spanish4 years ago
La Geografía y la Teoría del Espacio
(1984-2020). IV Parte.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
[15 abr 20]

       De los años ochenta del siglo XX en adelante, realmente se produjo, si no aún una revolución de pensamiento en el que el concepto de espacio está siendo central en ello, sí un cambio notable en el pensamiento que, en todo caso, prepara esa revolución.

       Desde el origen de los tiempos, el concepto de espacio formado como reflejo objetivo de la realidad objetiva, se entendió con la misma razón que el sentido común lo sigue haciendo hoy en día: la realidad del espacio está en el hecho de que este es un medio. Pero sabemos que el sentido común no es la mejor base para determinaciones concluyentes, y de ahí la necesidad de la ciencia, en este caso, de la física, cuyas determinaciones las hemos clasificado según su fundamento filosófico más general.


Mural Orígenes Museo Antropología.png
Desde los más remotos tiempos de la humanidad, la noción de espacio se formó como el reflejo objetivo de la realidad objetiva dada en su realidad como un “medio”, cuyas propiedades básicas más fundamentales son las de ser “lugar” y “distancia”.
[Mural pictórico en la primera sala del Museo Nacional de Antropología de México, tomado de, Ayala Anguiano A; “La Aventura de México”; Volumen I, Ediciones AAA; México, 1967]

       Así, en una posición idealista objetiva (metafísica), sin ser ya influyentes se refieren aún las nociones de la realidad del espacio, ya como un factor meramente psicológico, una subjetividad abstracta que no tiene determinación real; o bien se le entiende como “la nada”; sin reflexionarse que “la nada” no existe, ya que, si la consideramos “un algo”, caeríamos en la recursividad infinita para definir “la nada”.

       Otra cosa se da en el idealismo subjetivo (fenomenológico), este sí sumamente influyente y de hecho la forma básica ya del idealismo filosófico, que desde las posiciones de la trascendentalidad de Kant, llega a haber un dejo en el entender la realidad del espacio en tanto la “objetivación” del concepto apriorístico de “espacio”, por lo que el espacio es para esta posición una forma fundamental y natural de pensar el mundo que nos rodea, y, finalmente, es realidad en las cosas y orden de las cosas de ese mundo. No está muy alejada de ello la interpretación empiriocriticista y su “coordinación de principio” que encontramos en Paul Davies, por lo que la realidad del espacio es en tanto lo pensamos. El idealismo, pues, no tiene nada qué darnos en cuanto a la determinación objetiva de la realidad del espacio.

    Desechado el idealismo filosófico y sus interpretaciones subjetivistas, otra cosa es por el lado del materialismo filosófico. Al respecto, aquí hemos hecho una división entre un materialismo espontáneo, que se expresa de por sí en las consideraciones científicas de la física de los autores estudiados, teniendo todas ellas en común diversas consideraciones acerca del vacío; y el materialismo dialéctico que compartimos en una de sus dos posiciones: 1) de la filosofía en la Academia de Ciencias de la URSS (ACURSS), de la cual forma parte el mismo G. Kursánov, dándose la posición más general de apoyarse en las consideraciones de Einstein quien negando el vacío, afirmaba el espacio exclusivamente como la geometría del “continuum”, hecho que conciliaba con la definición del espacio de Engels como “forma de existencia de la materia” y la idea de la “inseparabilidad del espacio de la misma”; y, 2) la posición particular de Kursánov, la cual compartimos, quien ya en 1966 argumentaba la realidad del espacio como el vacío, aun cuando sin aclarar el problema de la definición como forma o condición de existencia de la materia, ni el problema de la inseparabilidad de espacio y materia; todo lo cual habríamos de someter a crítica en nuestras aportaciones luego de 1983, en que ya simultáneamente fuimos haciendo en este mismo período.

    El otro aspecto fundamental es el que toca al problema de la naturaleza del espacio; es decir, de que si finalmente éste existe, entonces qué es. Y por el cuadro acerca de tales propiedades, vemos que el conocimiento espontáneo históricamente dado y que hace el llamado sentido común, que en su naturalidad más general y esencial atribuye la naturaleza del espacio lógica y básicamente a lo mismo por lo que define su realidad: el ser un medio, ello, en todo caso, confirma la elementalidad del reflejo objetivo de esa realidad objetiva; a la que se le agregan dos propiedades más; esto es, el que ese medio es, además, lugar y distancia.

    Ya con fundamento filosófico, el cual reúne los conocimientos de la física y de la lógica, el espacio como vacío tiene cierta relevancia por cuanto lo descubierto en el campo de la física cuántica (en lo que no vamos a entrar dado nuestro desconocimiento; y porque ello queda vinculado a consideraciones del idealismo filosófico que, como hemos dicho, no compartimos.

    En el ámbito del materialismo filosófico, ese materialismo espontáneo dado por el conocimiento científico en tanto es reflejo objetivo de la realidad objetiva, adquiere relevancia para nosotros el espacio entendido como la geometría del vacío, y esa afirmación esencial de Atkins, de que todo no es sino formación de espacio, ya de un vacío relativo en lo continuo de los campos, ya en los estados de densidad significativa de lo discreto de las masas; asunto que ya concluíamos en nuestra investigación de tesis entre 1979 y 1981.

No sólo distinguimos la sustancialidad de la materia en sus dos formas básicas: lo continuo y lo discreto; sino nos resolvimos a ver la lógica de lo continuo, no como lo establecía Einstein por la sucesión de lo discreto, sino por oposición a lo discreto, pues en esa sucesión en tanto se distinguen los estados discretos entre sí, lo que se tiene no es un estado continuo, sino un estado discontinuo; y sólo para obtener un estado continuo, los estados discretos tendrían que disolver su identidad, pero ya no siendo reconocibles como tales. De modo que vimos en ello dos manifestaciones del espacio, ya como el espacio vacío continuo, o bien como el espacio lleno o pleno discreto
[Ilustración tomada de la tesis: “Geografía: Fundamentos de su Teoría del Conocimiento”, 1983; del autor de este Blog. En el pie de la imagen hubo un error: identificamos, en esa influencia filosófica de la ACURSS, el estado discontinuo con el estado discreto; error que nos lo hizo ver un compañero matemático en 1984]

       El problema fundamental, finalmente, se radicó en la discusión filosófica en el campo del materialismo dialéctico; y si la ciencia ya para el siglo XXI discretamente había dejado atrás la negación del vacío por Einstein; ahora nos tocaba a nosotros (y a todo aquel dialéctico materialista que tuviese qué ver con el espacio; que, visto en el tiempo, nos parece que fuimos el único) elaborar las conclusiones filosóficas materialistas dialécticas, haciendo, a la luz de los nuevos avances de la ciencias, una nueva reflexión acerca de la dialéctica contenida en la básica definición de Engels del espacio como una “forma de existencia de la materia”, y la dialéctica del problema de la “inseparabilidad espacio-materia”, lo cual trataremos artículo aparte.


Estado del Concepto de Espacio 1984-2020; su Realidad.png
Estado del Concepto de Espacio, 1984-2020; su Naturaleza.png

El estado final del concepto de "espacio" en cuanto a su realidad y naturaleza hasta el presente, 2020
[Cuadros; compilación autor de este Blog]