Reflexión Político-Social, Abril 2020.
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Reflexión Político-Social, Abril 2020.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
[01 may 20]
La reflexión político-social de abril parte ya de una situación social de conflicto no sólo en la crisis económica, sino en la clara convergencia de la crisis de todo, de todo lo social en su normatividad moral, en la comprensión de su cultura, de su educación, de sus creencias e ideología; como de la política e incluso de la salud.
Es, pues, un momento revolucionario por definición, en el que todo comienza a cambiar de golpe en un choque entre aquellos que están interesados en esa transformación, y aquellos que se resisten e incluso actúan para echar a atrás no sólo los cambios, sino la posibilidad de todo cambio, lo cual significa un aumento de la polarización político-social o agudización de las contradicciones. Y así empezó el mes, con los reclamos de la burguesía empresarial en México (la facción burguesa conservadora) por ser exceptuados de impuestos por tres años; pidiendo la cancelación de la obra pública; queriendo que, ante la situación caótica, se de una especie de nuevo “Plan Marshall”, o de una “New Deal” que los rescate; para luego, en los siguientes días, continuar con el sistemático golpismo de gente como Dresser, Alatorre, Ferriz de Con, López-Dóriga, y el aparato político de “Movimiento Ciudadano”. Y en lo opuesto a ello, en esa contradicción político-social particular en México, la burguesía democrática (la facción burguesa progresista), desde el poder, sin una micra de ser “socialista” (sino populista) ya podría comenzar a ver en la nacionalización la irremediable solución a esa resistencia de la reacción conservadora dispuesta no sólo a abandonar su participación en la inversión, sino en estar saboteando sistemáticamente al régimen. Por su parte, la dirección del proletariado, esos que saben de los asuntos no sólo teóricos de la lucha por el socialismo, sino político-prácticos, y el proletariado detrás, sin nada notable a la vista, al parecer sólo esperan, ahí, en estado latente, en la incógnita de si realmente tendrán las capacidades para romper con el dominio ideológico, tomar el poder y con ello lograr la construcción real de una nueva sociedad tras el posible estallido de una nueva iniciativa histórica de las masas.
Luego, ya toda la atención fue acaparada por el problema de la pandemia y si ésta sería producto de: 1) un brote natural; 2) guerra biológica de Estados Unidos contra China; 3) guerra biológica de China contra Estados Unidos; o, 4) en el enredo de las acusaciones mutuas y la “conspiranoia” como ese “pensar mal y acertar”, de que todo ello no sea en realidad sino una guerra biológica a la que se ha sumado particularmente en toda la región noreste de Estados Unidos, según noticia del 17 de abril, la afectación de un nuevo virus trasmitido por un mosquito; guerra biológica del capital monopólico mundial contra la humanidad deseosa de emanciparse de toda explotación y la depredación de la “economía de mercado”, que, para distraerla en un maquiavélico plan concertado por ese capitalismo, digamos “avanzado”, contra aquel capitalismo conservador que venía desde el siglo XIX; que no “de Estados Unidos”, sino, propiamente dicho, del capitalismo “hasta ahora radicado allí”; conjuntamente con el capitalismo, a su vez, no “de China”, sino propiamente dicho, del capitalismo, a su vez, “radicado ahí, más el que hacia allí se está trasladando”, para hacer de China ahora el eje rector, tal y como quedó a la vista ya a partir del 21 de abril en que China puso en operación su “cripto-yuan”, como, a su vez, haciéndolo conjuntamente con el capitalismo “radicado en Rusia” en el proyecto de crear un “Nuevo Orden Mundial” en un “borrón y cuenta nueva”, basado en el miedo y el control social cibernético; primero, sutilmente obligado y aceptado por la sociedad al no tener más opciones para resolver la cotidianidad como pagar el transporte o hacer una compra en el estanquillo más miserable que ya sólo opera la compra-venta mediante un “CoDi” a través del teléfono móvil; y después, como opción práctica ante lo irremediable, mediante un implante especial tipo vacuna de un “chip de Bill Gates”, algo denunciado (21 abr) incluso pública y formalmente por el hijo de Robert Kennedy.
En la redacción hemos expuesto todo esto con el dejo de duda que teníamos todavía hacia la última semana del mes, pero al publicar este artículo, estamos convencidos de que todo esto, incluso el conflicto del petróleo entre Rusia y Arabia con que se inició la quiebra de la industria petrolera mundial, por cierto, ya prevista por el mismo Rockefeller desde 2014; como las protestas de insurrección al interior de Estados Unidos que amenazan de hacer estallar ahí una guerra civil, no es sino ese gran complot para derrocar al imperio político del capital conservador radicado en Estados Unidos, mas no de derrocar en sí al imperio económico del capitalismo mismo.
Ciertamente cada vez nos convencemos más de esa cuarta posibilidad de la pandemia como una guerra biológica contra la humanidad misma para distraerla en un maquiavélico plan concertado por el capitalismo, cuando vemos que ese posible efecto diversionista dado por una real pandemia, incluso apenas como ensayo práctico de lo simulado teóricamente desde octubre de 2019 en el “Evento 201; un Ejercicio de Pandemia Global”, auspiciado por el “Centro Johns Hopkins”, el “Foro Económico Mundial”, y la “Fundación Bill y Melinda Gates”, hace pensar que la actual pandemia haya sido inducida (donde, ¿por qué 201?, ¿acaso llevan realizadas esa cantidad de eventos?, o quizá sea un dato cifrado como “Evento 2020-1” y habrá más ensayos; cosa que, de hecho no sólo no negaron, sino que, aún más, transformaron en la predicción de una próxima pandemia aún mayor), más todo lo cual viene acompañado de noticias de hechos propios de la “gran conspiración”: el anuncio, por la propia NASA, del hecho real de un aerolito en aproximación a la Tierra, pero en dudosa ruta colisión con ésta el 29 de abril, sólo desmentida esa posibilidad hacia fines del mes, pero habiendo dejado ya la psicosis y la discusión “conspiranoica” de que sí habrá tal desastre; la noticia del hecho real de una actividad inusual en la “Caldera de Yellowston”; la noticia del hecho real de la total perturbación del campo magnético de la Tierra entre los días 9 y 10 de abril, momento, a la vez, de un último registro de manchas solares sin que posteriormente se hayan vuelto a presentar; y ya más aún en el campo de la interpretación “conspiranoica” sin que dejen de ser hechos reales que vienen incluso desde el 2011, de extraños sonidos en el cielo, y de 2018, del cierre abrupto de un centenar de observatorios astronómicos, en particular de observación solar, y el registro de grandes objetos de comportamiento inteligente en las cercanías del Sol, más una enorme flota de objetos penetrando en la atmósfera terrestre captados por la “Estación Espacial Internacional"; a lo que se ha sumado en este abril histórico de 2020, el 27 de este mes, finalmente, el reconocimiento formal, “oficial”, por el Departamento de Inteligencia de los Estados Unidos, de la existencia real de los “Objetos Voladores No Identificados” (OVNI), como naves de comportamiento inteligente. Todo lo cual, más aún siendo hechos reales, no hace en estos precisos momentos, sino aturdir a la sociedad no sólo para distraer la atención de otros fines, sino para justificar con ello desde la paranoica inversión en armamento, hasta la necesidad de un “Estado Único”. Sin que perdamos de vista que todo esto sería aparentemente un “tenebroso plan” de “los buenos” (China y Rusia con antigua autoridad moral socialista, y una burguesía capitalista creando el caos para conservar el poder), contra el capital imperialista conservador. Así es la política a esta escala global.
Por su parte, las masas, sin nada notable a la vista, en la duda de si, víctimas de ese dominio ideológico por el capitalismo, podría ser que estallen en una nueva iniciativa histórica, o en esta vuelta al oscurantismo medieval que nos impone ese gran capital complotado, el proletariado y sus dirigentes, éstos como pastores atónitos ante un extraterrestre sin poder dar explicación alguna, se verán sin remedio entregados en vasallaje en una especie de nueva servidumbre feudal.
Hasta hoy, habíamos venido creyendo en que la experiencia socialista algo valioso había dejado en los dirigentes del Estado en Rusia, de modo que era cuestión de tiempo y el momento estratégico oportuno para volver a ello; así como habíamos creído de la misma posibilidad en China, que de hecho se lo había planteado para el 2050, extrañándonos su despotismo imperial capitalista en la reconstrucción de las “Nuevas Rutas de la Seda”, de lo que se van quejando los pueblos por donde pasan; pero esa posibilidad, en realidad, se está extinguiendo, si no es que se ha extinguido ya dados ciertos hechos, como en Rusia en diciembre de 2018 con unas declaraciones de Vladimir Putin de que “la vuelta al socialismo ya no sería posible”, y como recien, precisamente el 1º de abril de 2020 en China, en que el rescate de su Banca, quebrada entre enero y marzo –y al parecer deliberadamente, creyéndose por los analistas que se estaba nacionalizando en una adelantada vuelta al socialismo–, finalmente, con una reforma constitucional del 27 de marzo, ésta se ha entregado, a partir del 1º de abril, al capital monopólico extranjero incluyendo el capital que hasta ahora había estado radicado en Estados Unidos y se está trasladando a China, pudiendo poseer éste hasta el 100% de las acciones.
Un momento mayúsculo de esa asfixia al proletariado es lo que se está dando ahora, que, en el lapso del mes, producto de la ya declarada recesión económica mundial, acumuló, sólo en Estados Unidos, poco más de 25 millones de trabajadores desempleados, en tanto que en México, con todo y las embusteras cifras del INEGI que consideran que aquel logró vender un chicle durante el día ya no es desempleado, se alcanzó la cifra de 2.5 millones (a los que en realidad habría que sumar el precario subempleo de la “economía informal”); por lo que los próximos meses pudieran ser cruciales.
Con la veintena de datos hasta aquí narrados (que incluyen el posible contacto alienígena como una posibilidad real nunca antes vista), y hasta el momento seis hipótesis formuladas para su explicación; mediante un análisis de relación causal por concordancias hemos llegado a conclusiones profundamente desconcertantes por las que, muy a nuestro pesar, el momento histórico pudiera ser otro; y de hecho así nos está pareciendo ya, profundamente adverso al proletariado y deshumanizante, muy distinto al socialista que esperábamos y desearíamos.