Jesús, mi gran precio.
(Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás)
Fuente
Una redención de gran precio.
La estima que David le da al alma del hombre es un gran precio, el cual ningún hombre es capaz de lograr pagar.
El rey David se esforzaba por comprender el valor que le daba Dios a su creación, y solamente pudo contemplar que nuestra redención es un regalo que ningún hombre podría alcanzar o merecer.
El salmista, con las riquezas de un rey, menosprecia el valor de todas las riquezas del mundo, pues: ni el hombre con muchedumbre de riquezas podrá darle para su rescate a Dios. Lo que habría de darse para nuestro recate tendría que ser algo con el precioso valor de la dignidad quebrantada humana.
La gloria de Dios manifestada en su creación se había contaminado, y algo tan rudimentario y pobre como el oro o la plata no servirían para restituirle a Dios su honra. Era necesario algo con verdadero valor, un pago por nuestro rescate con un valor estimado de todo el peso de la gloria de Dios.
Es como si la gloria misma de Dios tuviera que sacrificarse para restituirse a sí misma. Es como si la Deidad fuese la única suficiente para dignificar nuevamente a su creación. Es como si el Creador, siendo Creador, tuviera que hacerse como su creación para poder redimirla. Porque ningún hombre, por más que se esfuerce, podrá redimir a su hermano.
El hombre no salva al hombre.
La humanidad cae en picada y no es capaz de sostenerse a sí misma.
Era necesario que alguien tendiera una mano desde arriba. Se requería que alguien que no estuviese en la misma condenación se diera en rescate.
Pero ni aún los ángeles tienen un valor suficiente. Ni aún los más hermosos y esplendorosos arcángeles y serafines, en su gloria, representan la dignidad perdida del hombre. Los ángeles en su resplandor, siguen siendo creación, y la creación depende directamente del Creador.
Era necesario que Dios mismo se entregara por nuestro rescate. Solamente la gloria de Dios derramada sobre la creación podría restituir su Gloria. Solamente la Vida de Dios podría dar Vida a su creación, y esta Vida se hallaba en su sangre.
Jesús derramó hasta la última de sus gotas preciosas de sangre, para comprarnos a un valor inaccesible para el humano. La sangre de Jesús, más preciosa que el oro y que la plata, con un verdadero valor y dignidad espiritual, podría redimir a su pueblo.
Si Jesús se ha entregado, es para cumplir con el versículo 9:
"Para que viva para siempre, y (el hombre) nunca vea corrupción."
¿Con que valor tratamos la sangre de Jesús? ¿Entendemos el poder de su gloria? ¿Apreciamos, por su justo valor, el sacrificio de Jesús y su eterno amor? ¿Vivimos en la dignidad de la nueva creación?
Muy bueno...!!! Pertenecemos a Aquel quien pagó un alto precio!!!
A Aquel que nos compró con el más alto valor ;)
Muy poco he leido de religión en esta red, muy bueno el material.
Muy bien podría ser historia, o reflexiones de una gran rey. A veces la religión nos opaca la verdadera naturaleza del mensaje. Saludos ;)
"La humanidad cae en picada y no es capaz de sostenerse a sí misma."
Me hizo recordar a la termodinámica. Me gusto tu material, el gran precio de la Cruz.
Una verdad innegable, la que reza ese principio. Saludos ;)
Buen post, el precio de la sangre de Cristo no puede ser calculado por mente humana, en realidad no conocemos que tan grande es, lo que tenemos es que dar gracias de rodillas por derramar su sangre por la salvación de nosotros ... Bendiciones