Amigos de STEEMIT, en las publicaciones anteriores he comentado sobre anécdotas de mi Vida, experiencias profesionales a través de “Conversaciones con…” , por lo que el estilo ha estado salpicado de notas animadas, de locuacidad, de regodeo..

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Hoy siento la necesidad introspectiva de retomar el renglón de “Remembranzas de una Vida” para revelarles que ese origen personal de ser materia prima importada y ensamblada en Ciudad Bolívar, parecía no tener manifiestas consecuencias . No obstante, creo que esta es una oportunidad para compartir los “cosquilleos” que bullen en mi espíritu, que rondan por mi mente y que es posible que, servidora, no tenga la exclusividad de esta emoción.

Es así que, me ha parecido interesante solicitar a la Familia Steemit, sus comentarios, con el deseo de que me ayuden a entender la dialéctica, que no tiene nada que ver con la dicotomía política del País, sino que se origina en que soy producto del efecto diáspora del Pueblo Vasco, nacida en Ciudad Bolívar.

Desde hace varios años cuando estoy en esos momentos de reflexión sobre mi Vida, de manera reiterada surge la pregunta ¿de dónde soy, realmente?. Muchas veces, he desechado el pensamiento que llega aperturbarme, pero luego sigo cavilando, llegando a la inquietante conclusión, que :

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NI SOY DE AQUÍ, NI SOY DE ALLÁ.

Las diferentes etapas de mi Vida se han desarrollado, por un lado, entre los valores y principios espirituales, sociales, culturales inculcados por mis Padres, quienes pretendían que mantuviera el vínculo con mis raíces.

Y por otro lado, los valores y principios cultivados en mi ambiente natal venezolano. Por ello, en ocasiones entro en contradicciones con mi ORGULLO DE PERTENENCIA.

Fíjense que no he dicho SENTIDO DE PERTENENCIA porque el razonamiento sobre esta propiedad me lo conceden los documentos de ambas nacionalidades. Y el aprecio de esta complacencia en la participación de “X” fuero, es un sentimiento que se forja en cada uno de nosotros, con el que cada quien siente que su entorno le es propio, encontrando felicidad y satisfacción en los pequeños detalles de la Vida con esa “X” franquicia, que en mi caso tiene dos (2) orígenes.

Es así que pregunto si esto le ha sucedido a otros; pues a medida que ha pasado el tiempo, buscando en mi “YO” interno que me permite conocer los valores, las motivaciones que me impulsan a seguir un determinado rumbo y todo aquello en lo que creo en esta Vida, he interpretado que no pertenezco a ningún lugar . ¿Por qué esa inquietud?.
Percibo que se me plantean dos escenarios externos:

• Aquí en mi tierra natal me consideran española, extranjera, aún personas que me han visto nacer; o sea, han llegado a considerarme diferente a ellos y es posible que se deba a que, instintivamente, tengo comportamientos, opiniones, con ciertos matices diferentes.

• A la vez, cuando he vivido en España, han inferido que soy Latina y levantan la ceja, para observarme cual espécimen de laboratorio; claro, nada más hablar, se escucha un audio con matices venezolanos.- Eso si, quizá debido a que mi simbiosis tiene sus vínculos en otras latitudes de la Península Ibérica, dispensándome cierta “pinta” de europea, hasta el presente no han llegado a identificarme como SUDACA y tampoco me han tildado de CHARNECA, (término de confrontación utilizado en Catalunya).

¿Me explico por qué tengo esa sensación de no pertenecer a ningún lugar?. . ¿Qué es lo que predomina en la Identidad: la sangre o la cultura?. Si es por la sangre, soy europea; si es por la cultura, soy un poco de cada una . ¿Es que sólo a ratos pertenezco a algún lugar, con una realidad que puede estar preñada de conflictos sociales basados en la mezquindad y la xenofobia.? - ¿Y qué puede sucederle a los que estamos en un contexto “Cero”?.

Luego de estas interrogantes, puede comprenderse que experimente una especie de incertidumbre que no me gustaría que fuera permanente, porque mi norte es disfrutar de una Vida caracterizada por estabilidad, realización, crecimiento. Es decir, en el fondo de mi ser, como sujeto social, quiero ser como los demás de ese entorno inmediato; deseo coincidir con las actitudes, comportamientos, manifestaciones culturales, ¡qué se yo!, con ese conjunto de rasgos característicos en esa colectividad en la que estoy participando. Pero también tengo presente que puedo estar condicionado por los rasgos genéticos del origen.

Vemos a ver si me explico con el siguiente ejemplo: Imagínense una balanza, de cuyo fiel parten dos brazos, en los cuales cuelgan dos platillos. En uno de los platillos se colocan unas piezas de peso variable que se usan como medida para pesar, (creo que también le denominan : contrapeso). En el otro platillo se coloca el objeto y/o el elemento a pesar.- OK, la balanza representa la Vida; las pesas que dan la medida, es la Idiosincracia ( actitudes + cultura) del contexto donde se desarrolla esa Vida: y el elemento a pesar es la persona, el Ser (sangre) que está viviendo la experiencia. Si aplicamos que ∑ = Cultura + Sangre, ¿hacia dónde se inclinará la balanza?. Por lo que he vivido, unas veces la balanza se inclinará a un lado y según qué otras ocasiones podrá inclinarse para el otro lado.

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En este balance de mi vida, las experiencias han sido diversas.
La reseña de estos eventos va a estar dirigida, desde mi perspectiva a escenarios musicales, familiares, laborales, vividos por esta servidora. No son buenos, no son malos, sencillamente: SON.
No voy a referirme a los SENTIMIENTOS, como parte de la dinámica cerebral del ser humano, ni como resultado de las emociones porque no estoy calificada para juzgar la psicodinámica del ser humano, sino simplemente a exponer su manifestación verbal y gestual, con la valoración que atañe exclusivamente al equilibrio de mi balanza afectiva.

Por ejemplo, está el contexto musical. En el canto, tanto el repertorio venezolano, latino, europeo, africano, asiático, suele conquistarme indistintamente, siempre y cuando la voz es emitida por la boca y no por la nariz, el sonido tenga musicalidad, armonía y ritmo; y el contenido verbal…tenga letra. Disfruté con el Kingdom Choir de Londres con “Stand by me”, canción clásica de soul de Ben E. King, que actuó en la boda de Harry y Meghan. He disfrutado con el Coro del “Nabucco” interpretado por el Orfeón de voces negras (masculino) de Parma. En Caracas tuve el gusto de escuchar en el Teresa Carreño a una Ópera de Japón. No entendía la letra, pero los sonidos deleitaban mis oidos.- He gozado con las Corales de la U.C.A.B., del Colegio de Profesores de Caracas, UDO-Núcleo Bolívar, donde he cantado repertorio nacional e internacional como Soprano, como Contralto, como Solista. Me ha complacido cantar a tres voces con mis padres, Gaizka (Bajo), Jesusa y Estibalitz, ( indistintamente hacíamos de soprano o contralto, según se requiriese). Y no puedo dejar por fuera la referencia al Orfeón Cinético de Fitzí Miranda en Ciudad Bolívar.-
O sea, en esta experiencia el fiel de la balanza se ha mantenido en todo el centro, en equilibrio.

Puedo continuar con el contexto de la música, pero ahora es el Baile.- Desde el punto de vista artístico, me producen deleite los Dantzaris del Pueblo Vasco. Esa verticalidad que basa su equilibrio en un, a veces enredado, juego de pies al ritmo de cada composición musical y que junto con las melodías y la vestimenta remueve mis sentimientos con respecto al árbol genealógico de mis raíces. Pero, he aquí una de mis contradicciones internas. Sí, ver a los Dantzaris movilizan mis emociones (se inclina el platillo de la balanza-Sangre), … pero danzar con ellos o como ellos, aprender esos bailes se me dificulta; no entro en consonancia con ese elemento cultural de mis raíces. Ah, pero al escuchar un piano-merengue, una salsa… quizá el movimiento de la cintura no es tan “ondeante” como el de las bailarinas de Naiguatá o de Barlovento… pero siento el ritmo y los pies ¡se me van solos por la pista! , inclinándose el otro platillo de la balanza (Cultura/Ambiente).

En relación a la EXPRESIÓN, al GESTO que puede indicar la emoción de un afecto o de un dolor, es el escenario de mayores contradicciones, en el cual a lo largo de mi proyecto de vida he aprendido y desaprendido. Es el escenario en el que el fiel de la balanza ha experimentado significativos tambaleos, desequilibrios..

Por ejemplo, durante mi niñez, adolescencia y hasta que llegue a la Universidad, el platillo de la sangre, de los genes, ha estado inclinado con el peso de la introversión que caracteriza a mis orígenes. El pueblo vasco siente y padece como cualquier otro, pero suele ser austero en su expresión, tanto afectivo como de aflicción.- Sólo SIENTE y los del entorno debemos SABERLO.- El pueblo vasco es solidario y si ofrece amistad, lo dice y no tiene que repetirlo, sencillamente el del entorno tiene que entenderlo así a través de los hechos..- Normalmente en un tanatorio no se escuchan lamentos, gritos desgarrados. Yo aprendí a llorar por dentro.
Cuando ama, cuando quiere, tiende a no declararlo con palabras melosas, gestos con aspavientos, cargadas de galanteo, de simpatía, de pasión, tocándote, manteniéndote abrazad@. Al ingresar a la Universidad, luego al empezar a trabajar, me costó decir “mi amor”, “mi cielo”, “mi corazón”, porque las palabras aprendidas fueron “por favor”, “gracias”, “me permite”. Tuve que aprender a abrazar, a acariciar, a decirle a la otra persona que la quiero, que ese color de camisa le queda muy bien. La dulzura latina aún hoy día no la tengo totalmente adquirida. Y aún hoy día me cuesta manifestar malestar, dolor, tristeza.- En un velorio, tiendo más a intentar ayudar, a prestar apoyo en la logística, como manifestación de solidaridad, pero no suelo llorar, ni lamentarme.

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Para muchos pueden parecer tonterías, sin embargo, el mensaje de hoy es que, cuando el sentimiento está implicado en todo esto, se experimentan contradicciones, discrepancias, sobre todo cuando en el contexto los valores y los principios están como confrontados en el YO que guía los comportamientos.

Hasta ahora, para mi ha sido importante el no querer aparentar lo que no soy, allí donde esté; pero en ocasiones se han producido situaciones que me ha generado ciertas inseguridades, incertidumbres, lo cual me lleva a interpretar que no pertenezco a ningún lugar.

Probablemente no sea la única a la que le pasen este tipo de sentimientos contradictorios. Por ello, sería interesante conocer qué sienten otros miembros de la Familia Steemit que tengan estas características en su gentilicio .

A ellos dedico la canción de RODOLFO ENRIQUE FACUNDO CABRAL (1937/2011) – Cantautor argentino quien en 1970 deseó hacernos llegar su idea sobre la Vida y el Destino como un Viaje:

“NO SOY DE AQUÍ, NI SOY DE ALLÁ”

“ … No soy de aquí, ni soy de allá.
No tengo edad, ni porvenir.
Y ser feliz es mi color de identidad.

Amigos de Steemit, sea cual sea el Destino, identifico el Viaje de mi Vida con la canción de la cantautora chilena VIOLETA PARRA SANDOVAL (1917/1967), quien entre varias reflexiones de su poema cantado, tomo el último párrafo como pronóstico para las inquietudes que a través de Steemit he podido expresar :

“ …Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Asi yo distingo dicha de quebranto,
Los dos materiales que forman mi canto,
Y el canto de ustedes que es mi mismo canto,
Y el canto de todos que es mi propio canto
Gracias a la vida que me ha dado tanto. …”

@estibalitz
Estibalitz Miren Amuchategui Ateca.