Evangelio del día – 22 de diciembre
Evangelio según san |
En aquel tiempo,
ijo María: Mi alma engrandece al Señor; y mi espíritu se regocijó en Dios mi Salvador,
porque miró la bajeza de su esclava, pues ya desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones¹; porque me ha hecho grandes cosas el que es poderoso, y santo el nombre de él.
Y su misericordia de generación en generación sobre los que le temen.
Hizo valentía con su brazo²: esparció a los soberbios del pensamiento de su corazón.
Destronó a los poderosos³, y ensalzó a los humildes.
Hinchó de bienes a los hambrientos, y a los ricos⁴ dejó vacíos.
Recibió a Israel su siervo5, acordándose de su misericordia. —Así como habló6 a nuestros padres—, a Abraham y a su descendencia por los siglos7.
Y María se detuvo8 con ella (Elisabeth) como tres meses; y se volvió a su casa.
¹ Porque el Señor me ha elegido por Madre de su Hijo, por eso me llamarán bienaventurada en todos los siglos.
² La fuerza del hombre se explica ordinariamente por su brazo. Y aquí María hace alusión al poder con que el Señor abatió el orgullo de los que con porfiada obstinación le resistieron, como Faraón, Sennaquerib, Holofernes, Antíoco y otros; y es una profecía del establecimiento del reino de Cristo, que triunfaría de todos los esfuerzos que harían contra él sus enemigos.
³ De este modo castigó la soberbia de Saúl, y ensalzó al humilde David.
⁴ Bienaventurados los que han hambre y sed de justicia, dijo Jesucristo, Mateo, v. 6; porque ellos serán hartos, esto es, serán llenos de bienes espirituales; y por el contrario, los que mirándose como ricos, no tienen esta hambre, creyendo que nada les falta, serán enviados vacíos y pobres, para padecer después una hambre, que no tendrá alivio en toda la eternidad. Esto mismo se confirma con la parábola del rico avariento.
5 Bajo de su protección. El griego: su siervo, y también hijo; porque el Señor miró y trató a los Israelitas, no tanto como a siervos, cuanto como a hijos suyos. Y en este sentido dijo el Salvador a la Cananea: Que no era bueno tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perros.
6 Lo prometió.
7 Por los siglos se puede juntar con lo anterior, significando, que la familia de Abraham permanecería siempre; y también con su misericordia, y acordándose, dando a entender con esto que jamás faltaría su misericordia (véase Gén xxii. 16).
8 Otros: Quedóse pues con ella.