Ganar mucho, y cómo ganarlo: Relación entre la Ética y la Economía (Parte 3)
Relación entre la Ética y la Economía
Actualmente, puede pensarse que no debería haber conflicto o alguna relación entre la ética y la economía, ya que la ética es una ciencia prescriptiva que indica lo que debe y no debe hacerse, y la economía, en cambio, una ciencia de naturaleza descriptiva, pues indica los efectos que probablemente pueden tener las aplicaciones de determinadas políticas, además de analizar, utilizando el método científico, la realidad. Sin embargo, según T. Menchaca, lo que une la ética con la economía está en qué tanto las leyes y las políticas aplicadas en una economía de mercado, como el comportamiento de aquellos que actúan en el mismo, pueden ser juzgados éticamente.
Inicialmente, se sabe que la economía es una ciencia no exacta, y ésta está expuesta a muchas interpretaciones puesto a que se vincula con lo social, diferenciándose así de otras ciencias. Ésta es la principal razón por la que muchos economistas han debatido el alcance que debe tener la ética en la economía, y de esta manera, en la sociedad.
Joaquín Guzmán diferencia tres niveles en todo sistema económico: el nivel tecnoeconómico, el sociopolítico y el axiológico. El alcance ético mencionado anteriormente influye es el nivel axiológico, que es donde están agrupadas las costumbres y el sistema de valores imperantes en la sociedad. Cabe resaltar que a este nivel muy pocas veces llega la economía, ya que en ésta, la mayoría de las veces, se coloca primero los intereses y luego las ideas morales.
Simultáneamente, el mismo autor afirma que los sistemas económicos actuales se encuentran condicionados por una competencia aceptada mundialmente, dificultando así la presencia de principios éticos o morales en la economía actual. Así, los valores son necesarios a la hora de alcanzar el bien común del colectivo, sin embargo, rara vez el sistema económico considera la moral en sus acciones, puesto que puede ser contraproducente para el crecimiento empresarial.
Bajo este hecho, Gabriel Castelló se plantea varias preguntas dirigidas para responder cuánto aceptan los economistas que la ética esté dentro de la economía. El autor hace referencia a Friedman, el principal representante de la Escuela de Chicago, quien sostiene que las empresas no deberían preocuparse por los asuntos éticos, sino simplemente en producir y generar riqueza, ya que a través de la mano invisible se irá repartiendo equitativamente esta riqueza, generando así el bien común mencionado anteriormente. Asimismo, el autor explica la famosa frase “bussiness is bussiness” (negocios son negocios) con la cual lo que se quiere decir es que todas las acciones en la economía, hasta las ilegales, son justificadas.
Por otra parte, la inmensa mayoría de los economistas aceptan que hace falta una cierta dosis de ética dentro de la economía. Siempre debe haber ciertas restricciones a la forma de proceder para poder crear valor dentro de una economía. Guzmán se basa en los estudios de Amartya Sen, los cuales consisten en un análisis acerca del tema de la pobreza y del hambre. Sen afirma que el hambre no se cura creciendo más económicamente, sino distribuyendo mejor la riqueza. Según Sen, “la economía ha de aumentar las capacidades, las competencias, el potencial de las personas, para poder generar riqueza. No es lo prioritario el que la gente tenga mucho o poco, sino que la gente sea capaz de hacer mucho o poco”. Consecuentemente, Sen menciona que esta ética debe estar en todos los participantes de la economía, tanto los productores como los consumidores, y afirma que la presencia de estos valores éticos mejoraría totalmente el mercado ya que los participantes de la economía tendrían más seguridad y confianza acerca de qué esperar del otro, refiriéndose a la relación producto-consumidor.
Por consiguiente, para J. Guzmán, la introducción de la ética en la economía puede ayudar a solventar problemas económicos actuales, tales como la repartición de la riqueza. Aparte de esto, hay otras grandes razones por las cuales se debe tener en cuenta la ética en la economía. Para Juan Carlos Carballo hay dos en particular. Una de ellas es que, en un plano individual, la ausencia de la ética o moral lleva al hombre a tener conductas que sean contraproducentes para su buen fin en la sociedad, aunque se tengan buenos resultados desde el punto de vista económico. La segunda razón está basada en el plano social, donde el autor expresa que muchas veces la presencia de la ética no basta para asegurar el desarrollo y la estabilidad del avance de la sociedad a largo plazo, ya que, por lo dicho anteriormente, a pesar de la falta de ética, muchas veces se pueden tener buenos resultados económicos al instante pero que no serán duraderos en el tiempo. Un ejemplo útil pero general sería la moderada explotación de los recursos naturales, ya que si no fuese moderada, se puede acabar con su regeneración y quebrar la producción. Reflexionando e ilustrando un poco, a pesar de toda la educación, experiencia, facilidades, entre otros que pueda tener un empresario, no siempre tiene el mismo conocimiento moral como un indígena, pues un indígena en vez de aprovecharse de, por ejemplo, los cinco huevos encontrados en un nido de pájaro, se aprovecha solo de tres, para garantizar la procreación de la especie y su futuro beneficio.
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