¿Cómo hice la fiesta del pollo en Cuba?

in #spanish7 years ago (edited)
A finales de junio de 1997 se realizó en la Habana – Cuba el 14° Festival Mundial de la Juventud y los estudiantes y para esa época yo cumplía con ambos requisitos, así que decidí ir a conocer la tierra donde tanto se hablaba de beneficios e igualdad para todos.

Este festival duró 10 días y los participantes de los distintos países se alojaron en casas de familias cubanas, con el fin de compartir la cultura de los habitantes de la isla. Todas las mañanas después de desayunar, buses recogían a los visitantes y eramos llevados a dar paseos por la habana, visitar fábricas y a realizar debates sobre problemáticas mundiales en el Palacio de Convenciones. Luego en las noches se culminaba el día con un concierto o actividad cultural, para mí en ese momento “Cuba era un paraíso y no solo para el cubano señores”.

Llegó el cierre del festival, y la mayoría de los participantes regresó a su país de origen, excepto yo, porque tenía un boleto aéreo abierto y decidí quedarme en casa de mis anfitriones cubanos. En ese momento la realidad cambió para mi, comencé a ver personas vestidas con ropa de marca (nike, adidas, etc), lo que estuvo prohibido durante el festival y también cambio dramáticamente el menú da la comida que se redujo básicamente a una dieta de arroz con habichuelas o como dirían los habitantes de la isla "moros con cristianos", era una ausencia constante de proteína animal, que dio un giro de 180 grados a mi panorama y como en un circo la carpa fue desmantelada para dejar ante mis ojos otro escenario.

Fuente: Fotografía tomadas desde mi teléfono Samsung S3.

Así pasaron los días y llegó el mes de Julio, donde las temperaturas pueden alcanzar los 42 grados, toda la habana era un horno, se me hizo imposible utilizar los tres Jeans (vaqueros) que llevaba para este viaje, por dos razones. la primera no aguantaba el calor con ellos, y la segunda me quedaban ridículamente grandes por el peso que había perdido.

Me encontraba fatigado, decepcionado y aburrido de mi menú diario, así que tomé una decisión y le pedí a mi anfitrión Vladimir que cambiara mis tres unicornios azules por algún animal que pudiéramos cocinar.

En la tarde llegó él con cara triunfante, como un cazador que vuelve después de una dura jornada, tenía tres enormes pollos. Emocionado me preguntó ¿fito que le digo a mi mujer que cocine hoy? ¿los muslos?¿ una pechuga? O ¿las alas?. Mi cerebro no me dio tiempo de procesar las preguntas, y así que mi estomago tomo el mando, a lo que conteste “nada de eso Vladimir, dile a tu esposa que cocine Todo! los tres pollos!”.

Haríamos la Fiesta del Pollo

Finalmente decidimos compartir nuestra alegría con varios vecinos, quienes animados también colaboraron con arroz, pan y ron. Nadie entendía que estaba sucediendo, ni cual era el motivo de tan grande celebración, siento que solo yo sabía que le habíamos ganado una batalla al hambre, a la tristeza y a la desesperanza.

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Fuente: Fotografía tomadas desde mi camara Sony.

Sort:  

Impresionante historia. No he tenido esa oportunidad pero la tomo como experiencia propia. Felicitaciones.

Muchas gracias señor Ali

Genial historia! Me encanto. Saludos amigo stemian

Linda y aleccionadora historia. Pudiste ver las dos caras de la moneda de turista y habitante. Felicidades

Son muy duras y muy crudas ambas realidades.

Es bueno tener una historia realista de la verdadera Cuba y en tu boca es más que creible, me imagino ese día con tus ocurrencias