El alma del hombre es eso definitivamente, un ave con alas inciertas semajente a una pequeña pluma que flota en el aire a merced de la brisa que la sopla... No sabemos a donde vamos y menos de donde venimos porque somos eso que bien describes, almas errantes con destino incierto, nacemos y morimos todos los días para volver a empezar donde quedamos. Hermoso poema y gran reflexión, un abrazo desde Venezuela.