— ¿La playa es increíble no crees pequeña Ariana? —me preguntó Luke, mientras mirábamos las olas golpearse contra sí.

— ¿Puedo decir que me gusta tanto como tú? —volteó a verme y asintió en confirmación —. Pues me gusta tanto como tú—le sonreí. Él se rió y sentí sus labios de nuevo contra los míos en un compás lento, tierno.

—Creo que podría estar miles de veces aquí contigo y nunca fastidiarme—murmuró. Estaba acostada en su pecho, mirábamos al mar y estaba un sol radiante, aparte de las demás personas a nuestro alrededor. Creo que la playa era nuestro lugar favorito.

— ¿Eso es cierto? —cuestioné sabiendo la respuesta.
—Si—dijo con emoción y una sonrisa torcida.

Me gustaría decir que no creía en esas palabras, pero mentiría. Siempre confié en él no importaba lo que pasaba. No podía parar de preguntarme si así de fácil era romperme.

—Es hora de irnos—dijo mi querido novio levantándose, provocando que yo me levantara de su pecho.
—No quiero irme Luke —le dije con la voz más tierna qué podría tener.
—Ya es hora pequeña Ariana.
—Luke...
—Ariana.

Mi cara tierna lo conseguiría, estaba segura. Solo un poco más... Ya está cediendo... ¡Oh! Que linda mariposa. Sentí su risa por detrás cuando me acerqué a esa linda mariposa con emoción.

— ¡Lucas! ¡Tu cámara ahora mismo! —le exclamé despacio y desesperada que me pasara el objeto. Levantaba mis brazos sin verlo esperando su cámara, pues estaba demasiado concentrada en la mariposa por si se escapaba. A los segundos sentí la cámara en manos.

Me posicioné de una forma cómoda y acerqué mi ojo a la ventanilla de la cámara que me permitía ver. Era una mariposa hermosa, de color marrón con bordes un poco grises; estaba posicionada en un cono de helado que fue votado hace algunos momentos por una persona. Que extrañamente hermoso.

¡Clic! Ya estaba tomada la foto. Chillé de felicidad porque era foto increíble, hasta podría ganar un concurso.

Las manos de Luke se escabulleron por mi cintura abrazándome.

—Te amo Ariana. ¿Te lo he dicho alguna vez?

Si. Tan fácil era romperme.

— ¿Ari?... ¿Ariana? —chasquearon los ddos de Alex en mi cara—. Ariana te dije que me escucharás.
—Lo siento, yo... —intenté inventar una excusa.
—No inventes más excusas. Sé que estabas pensando en Luke—me interrumpió. Di un no tan pequeño suspiro y me escondí en mis manos.
—Ariana...—dijo comprensivo.
—No, está bien—lo interrumpí. Quité mis manos de mi cara y salí a la vista—. Solo estoy recordando y es doloroso.
—Lo es para todos. El es mi mejor amigo...
—Yo... Lo sé. Pero es... —y en realidad la tristeza se apoderó tanto de mí, evitando que pudiera decir ni las más mínimas palabras. Mi boca solo se encontraba seca y áspera.

¿Qué pasaba si él estaba muerto? ¿Qué pasaba si no lo vería más? Los recuerdos eran sumamente horribles y dolorosos. Era desesperante y algo muy inusual. Era demasiado.

—Ya Ari. Me duele verte de esta forma—Alex llegó hasta mí y me abrazó.

A mí también me dolía no ser yo. Respiré muy hondo por un tiempo y luego me relajé.

—Ya, ya estoy bien.
— ¿Segura? —cuestionó preocupado.
—Sí, ya me siento mejor—le dediqué una sonrisa triste. Mentía pero, consideraba estaba mejor en estos momentos a como antes.
—Bueno. ¿Entonces? —preguntó.
— ¿Entonces qué? —dije confundida.

Creo que esos instantes él me imaginó como una idiota con retraso, pero bueno. Alex era mi mejor amigo, era como mi hermano. El sonrió y rió para después contestar.

Alex es un chico de tez blanca, con cabello de color negro azabache y ojos azules, cuerpo bien formado y vestimenta impecable. En ciertas palabras, ese típico chico de historias que tiene a todas las chicas a sus pies, solo con el mínimo detalle que no es de esa forma. Es mi mejor amigo.

— ¿Qué le tienes preparado a Mía?

Entendí de inmediato y contesté pensativa.

—Me las arreglé para encontrarle un póster autografiado por Beyonce. Ya sabes, le gusta mucho como a ti y a Victoria.

Alex abrió tanto su boca que creí ver lo que no saldría de ahí. Creí ver la luz dentro de su boca.

Pdta: A él también le encanta Beyonce.

— ¿¡Le compraste a Mía un Póster autografiado por Beyoncé y a mí no!? —preguntó demasiado dramático.

¡Ay! No debí dejarlo pasar mientras podía.

—No me reclames. A ti te regalé los CD nuevos—le devolví el mismo tono de voz. Su semblante se puso serio. Por un momento temí por mi vida. Alex molesto no era una buena idea.

¿Cómo es que de hacer la tarea se relacionó con Beyoncé y regalos para el cumpleaños de Mía? Gracias a Dios la puerta fue tocada en ese mismo instante.

—Alex, ya vuelvo —le dije un poco nerviosa. En serio que este chico daba miedo ¡Necesito agua bendita!

Dejando a Alex en mi habitación, me dirigí caminando hasta la puerta. Mis pies descalzos tocando la fría cerámica mientras caminaba, como producto de eso, tenía escalofríos en la nuca y mucho frió.

— ¡Ariana! —escuché a Ally llamarme desde afuera.

No me esperaba visita de ella, aún así, le abrí la puerta. Ally me dio un gran abrazo de oso al verme.

— ¡Ari!—exclamó cortándome la circulación del cuello por su gran abrazo.
— ¡Ally! —pronuncié un poco emocionada mientras me asfixiaba—. ¿Ahora a todos les gusta venir a mi casa? —le dije sonriéndo.
—Supongo que sí—y como si fuera la cosa más normal del mundo, se fue directo a mi habitación sin decirme otra palabra.

Ella era sencillamente... única.

Estaba a punto de cerrar la puerta tras de mí pero, escuché una voz más desde el exterior.

— ¿Estabas pensando cerrarme la puerta en mi cara Ariana Camila Vega Aguilar? —expresó Mía arrogante.

¿Esto podría ser más extraño? ¿Por qué Mía usaba un traje de panda? Este era un día completamente extraño. Sin más, Mía pasó y me dejó pensando con la puerta aún abierta. Definitivamente debería encontrarme amigas normales; aunque sus locuras alegraban mis días.

Cerré la puerta por fin y me fui directo a la cocina por bebidas. Con cuatro bebidas en mis manos, me dirigí a la habitación donde se encontraban mis dos queridas amigas y amigo.

—Ya era hora de que llegaras. Estoy sedienta—dijo Mía.

Su peculiar disfraz de panda abarcaba todo mi sillón y la parte de la cabeza del disfraz estaba ¿perdida? Ally a diferencia, estaba en mi cama con Alex; revisando unos libretos de la obra que se aproximaba. Les di las bebidas a cada uno y me senté en un mueble que estaba al lado de mi cama.

— ¿Y eso que están aquí? —pregunté observando confundida a Mía y Ally.
— ¿O sea, no podemos venir? —manifestó Mía irónica. Creo que Mía estaba en sus días de “svs” santa vagina sangrienta.
—Mía —reprendió Ally fulminándola con la mirada—. Venimos para apoyarte Ari—su cara giró en dirección hacia mí.
—Aunque siendo honesta, no esperábamos a Alex aquí —su último comentario me dio risa, ya que tampoco yo lo esperaba.
—Estaba aburrido y teníamos tarea juntos—aportó Alex.

Mía se giró a verme y le asentí confirmándole que era cierto. Mía estaba enamorada de Alex pero se negaba a decírselo. Minutos después de que habláramos, se escuchó mi celular vibrar; lo cogí inmediatamente de la mesa de noche y decidí contestar. Las chicas y Alex me miraron con demasiada curiosidad.

Era Lucy.

— ¿Hola? —la línea se escuchaba un poco entre cortada. Mía, Ally y Alex solo les quedaba mirarme curiosos.
—Ariana Vega—pronunció por primera vez Lucy, confirmando que ésta si era mujer.

Admito que nunca hablamos por llamada desde la última vez que me mandó mensajes; en realidad, aunque tuviera muchas ganas de encontrar a Luke, mi madre me ha exigido mantenerme al día con mis deberes, por lo que no he tenido mucho tiempo de investigar a Lucy.

—Me sorprende que me llames—dije confundida.
—A mi también debo decir—respondió.
— ¿Que quieres? —contesté más fría de lo usual.

Por un segundo olvidé que mis amigos se encontraban aquí y me veían. Sus caras cambiaron por mi forma fría de haberle contestado a Lucy.

—Instrucciones específicamente —dijo y al parecer estaba en un lugar público, pues se escuchaban a personas hablando alrededor. Ella tomó una bocanada de aire mientras yo esperaba a que dijese una palabra.

Su voz me alteraba sin una razón en sí.

—Veámonos en un café cerca de la casa de Lucas, el 28 de junio.

Mi cara cambió repentinamente a una confundida y fue porque en ese día, era un día después del cumpleaños de Luke.

— ¿Por qué ese día? —me atreví a preguntar un tanto nerviosa.
—Porque yo quiero. Si le cuentas a alguien, te digo desde ahora que no iré. No les cuentes a tus amiguitos de ahí.

Trague saliva ¿Cómo sabía que estaba con mis amigos?

Miré a todos lados pero, encontrar algo sospechoso era imposible. Mi habitación era muy espaciosa y la ventana la cubría una cortina que no dejaba ver nada en el interior.

—Hecho—acepté.

Y así tan fácil, corto la llamada sin más de-cir.
Mía, Ally y Alex me miraban atentos esperando una explicación. "una qué no podía darles si quería encontrar a Luke"

Pensé de inmediato.

—Conocí a alguien en la universidad que quiere salir conmigo —respondí mirando a otra parte lejos de sus caras.

Mía gruñó ya que, ella sabía que no aceptaría si fuese hasta el mismo Obama. Me apresuré.

—Él ha sido muy insistente y... —quise decir, sin embargo Mía me detuvo.
— ¿Él? —asentí y retomé la interrupción. Alzó sus cejas.
—Como dije. A sido verdaderamente insistente, entonces por cortesía le dije que sí. Quiere que salgamos y me llamaba para saber cuándo. Aunque como saben, mi verdadero amor es únicamente Lucas Cruz.

Y era cierto

Mía estuvo pensativa aproximadamente unos segundos pero después reaccionó.

—Me alegra que aceptes. Apoyo a Lucho, pero él te dejo y ahora estas sufriendo todos los días y me estresa demasiado. Las arrugas no son de una diva—manifestó arrogante.

Miré a Alex y Ally esperando respuesta. Ally fue la primera.

—Opino lo mismo que Mía. Me gusta mucho tu relación con Luke, eran tan tiernos juntos, pero, al parecer eso está incompleto y ahora es solo la mitad de algo muy bueno—manifestó.

Aunque fuera totalmente falso lo que yo decía, Ally tenían razón. Yo era la única parte que quedaba en esa relación que existía antes.

Dejé de lado los pensamientos y me fijé en la última persona, Alex.

—Solo espero que seas feliz Ari, así sea sin Lucho o con él.

“Lucho” Ese apodo se lo colocó Mía.

Quedé ahí hasta qué todos se levantaron y me abrazaron, diciéndome lo mucho que me que-rían y me apreciaban.

Supongo que fue una linda tarde.

Que decepción que el futuro se volviera tan trágico y doloroso.

¿LES GUSTÓ?

Porque si soy honesta a mí me gustó mucho escribirlo.
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Los amo un montó y agradezco toda su ayuda.
¡Nos vemos!
Gaby