No todos los caminos conducen a Roma, parte 3
“Jesús miró alrededor y les comentó a sus discípulos: ¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! Los discípulos se asombraron de sus palabras. Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! repitió Jesús— Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. Los discípulos se asombraron aún más, y decían entre sí: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible” (Marcos 10:23- 27 NVI).
Por la expresión de Jesús, el joven rico tenía muchas posesiones materiales que valoraba, se fue triste porque en el fondo de su corazón amaba más sus riquezas que a Dios. La actitud de él demostró que tenía como dios a sus riquezas, las deseaba y no quería perderles. El mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas no lo puso en práctica, su dios era sus posesiones y dinero.
A veces pensamos que un dios falso es una imagen a la cual se inclina y venera pero va más allá de eso, podemos decir que un dios puede ser cualquier cosa material, deseo personal o placer egoísta que amamos en la vida más que el Creador y sustentador. Alguien puede tener como dios a un carro, el trabajo, sus hijos o pareja. En este mundo donde las redes sociales marcan una época preponderantes, existen personas que aman más sus teléfonos móviles o computadoras que cualquier cosa en la vida convirtiéndose en su dios.
Jesús al referirse “¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!” no quiso decir que un rico no puede entrar al reino de Dios. Si no el que tiene dioses en su vida y las amas más que a Jesucristo, a este le será muy difícil ir al cielo.
Por eso “más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”. Esta expresión Jesús la dijo haciendo referencia que la antigüedad las ciudades, estaban rodeadas por muros para protegerlas de sus enemigos y ladrones, cuando las puertas principales eran cerradas, quedaban unas pequeñas puertas en forma del ojo de aguja, era incómodo y difícil pasar un camello por una de ellas. Esto indicaba que pasar el camello por esa puertecita era más fácil, que una persona dejara sus dioses para seguir al Señor Jesucristo.
Lo que se atesora en el corazón es difícil de dejar, son agradables, producen placer y satisfacción personal, algunas son perjudiciales para la vida. Un ejemplo es cuando alguien tiene la costumbre de fumar cigarrillos, es un deseo que nace en la persona y muchas veces no puede dejar, sabiendo el daño físico que produce, le es imposible abandonarlo por si mismo.
Por eso Jesús dijo:
“Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible”.
Que palabras tan ciertas, si para ti es difícil dejar algo, que tal vez te este matando físicamente, moralmente o espiritualmente y por tu debilidad se vuelve imposible superar, no te aflijas ni desanimes. Lo que es imposible para ti es posible para Dios.Jesús tiene la manera, el poder para ayudarte a vencer, su poder puede transformar tu mente, corazón, sentimientos e inclusive tu vida entera, él es Dios Todopoderoso, todas las cosas son posibles para Él.
Reflexión
¿Tienes tesoros en tu corazón que son difíciles de dejar para seguir el camino de Dios?
¿Has pensado en lo que Jesús puede hacer en tu favor, si se lo permites?
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Bendiciones,