Cuando veo el choque de opiniones inquisidoras a través de nuestro ecosistema digital, el mundo pareciera estar lleno de respuestas fervientes e inequivocas, pareciera que nuestro mundo esta encaminado a un futuro mejor, un futuro lleno del 'bien', un futuro lleno de amantes de los aninales, protectores de los niños del mundo, defensores de todo derecho considerado humano; un futuro abtracto, amorfo enmarcado en una base efímera que solo pasa y saluda de lejos, futuro digno de los viajeros pasantes, un futuro cuyas impresiones sólo serán atendidas por el parpadeo del momento, el recuerdo anual y las ansías de la siguiente impresión abstracta.

Cuando pienso en hacer el bien, ni mi tiempo ni mi bolsillo parecieran ser suficientes, mis palabras y mis breves acciones pasan a la historia a través de la presencia, a través del entumecimiento y alergatamiento de aquéllos testigos indignos y exigentes de aquello que desconocen y de lo que no han luchado por ello. Cuando piendo en hacer el bien, estrello libros de filosofía, historia, arte, ilustres y arrastrados sobre las cabezas de aquello que deciden ignorar, que desconocen lo que no tuvo presentación formal, introduzco relatos cuyoz caminos oscuros y terrozos dificultan su culminación, siembro ideas que atormenten por la naturaleza de las mismas para separar aquéllos que de mi tiempo solo lo tendrán todo y de aquellos cuya existencia vergonzosamente no puedo justificar, aquéllos necios y falsos, aquéllas víctimas de un crimen incapaces de reconocer, aquéllos predispuestos al conflicto; a ellos, el tiempo se encargará de azotar las enseñanzas que yo no pude. Esta será mi carga, mi pecado.

Cuando veo aquéllos que se vanaglorian de hacer el bien, 'mis más sentido pesame', pues sus muertes han sido anunciadas proféticamente por sus propias falacias, sus crímenes ya han sido escuchados por aquéllos que escuchaban y sus mentiras han sido detectadas y desvestidas sin misericordia alguna, sus enseñanzas serán suplantadas por mi cosecha de dudas, sus errores y cortadas serán lamidas con mi ultima gota de saliva, al menos hastas que la realidad toque a mi puerta.