Foto submarina

in #spanish6 years ago

Hace varios años allá por el 2005 había ido con mi hijo que por entonces era un adolescente, a visitar a mi amigo Horacio quien hacía pocos meses se había mudado a Esquel en plena Patagonia.

Durante nuestra estancia en su casa pasaron por allí otros amigos de Buenos Aires que estaban recorriendo ese bello territorio pescando y paseando, venían desde San Martín de los Andes distante unos 600 kilómetros hacia al norte. Se quedaron a cenar y acordamos ir a pescar el río Arrayanes a la mañana siguiente. Ellos llevaban la carne para hacer el asado y todos los implementos, nosotros pan, bebidas y el compromiso de cocinar.

Llegamos cerca del mediodía e inmediatamente vimos estacionada la camioneta de nuestros amigos pero ellos no estaban. Encontramos un papel donde decían que todo estaba en la caja del vehículo y que estaba abierto.



Camping en el río Arrayanes

Comenzamos a buscar y vimos una heladera portátil con la carne, una bolsa de carbón, cuchilla, una tabla de madera para cortar y nada más, no vimos ninguna parrilla. Ya sabíamos que en el camping no había parrillas así que estábamos en problemas pero de pronto mi amigo dice:

_ ¡Hay un pinche! Vas a tener que hacer el asado con eso.

Yo no tenía idea sobre la forma ni cómo se usaba ese adminículo pero de todas maneras lo bajamos y buscamos un lugar para armarlo y comenzar a cocinar, otra solución no tenía.

Eran dos hierros terminados en punta, similares a espadas y un tercer elemento parecido a un trípode que actuaba de soporte, nunca había visto nada similar pero no me costó demasiado armarlo, ensarté la carne en el que quedaba a mayor altura y los chorizos en el más bajo. Encendí el fuego y me encomendé a Dios para que saliera más o menos bien, nunca en mi vida había hecho un asado de esa manera.

Por supuesto que mi hijo y mi amigo se quedaron para ayudarme, aproximadamente por 2 minutos porque cuando di vuelta la cara ya estaban pescando.

En un determinado momento llega un hombre al que le calculé unos 35 años y comenzó a hablarme en francés, dado que mi dominio de esa lengua se limita a la palabra “oui” y eso gracias al dibujo de la pantera rosa y el inspector Clouseau, le dije (como pude) que no entendía nada. Entonces comenzó a hablarme en un inglés tan rudimentario como el mío y ahí nos entendimos. Es curioso como a veces la gente se entiende hablando algo mezclado, mal pronunciado y ayudado por señas.



Muelle sobre el río Arrayanes

Mientras departía con Philippe (luego me enteré como se escribía su nombre) y le explicaba que era un asador experto pero que con esos pinches nunca había hecho nada mi hijo viene corriendo y me pide la cámara fotográfica porque Horacio tenía enganchada una gran trucha en su línea y quería fotografiarla antes de devolverla.

Mi flamante cámara digital, especie que recién se estaba comenzando a ver en nuestro país, era una Canon sobre la que ya no recuerdo el modelo aunque era compacta y permitía intercambiar las lentes con un elaborado sistema.

De esas lentes adicionales yo no tenía ninguna por dos motivos, no era fácil encontrarlas en la Argentina y además eran carísimas.

El asunto es que busco en la mochila, se la alcanzo y mi hijo sale corriendo hacia el muelle donde Horacio continuaba tratando de arrimar el enorme pez, yo dejé al francés hablando solo y seguramente sin comprender que ocurría y también corrí a ver qué tan grande era la trucha.

Cuando llego mi hijo estaba bajo el muelle levantando algo del agua, lamentablemente no era la trucha sino mi cámara! El pobre aparato descansaba a un metro de profundidad sobre el lecho del río aunque se veía perfectamente gracias a la gran claridad que tienen esos afluentes patagónicos que transportan agua de deshielo.

Levantó la cámara del agua y me la entregó, yo no sabía si hacerle los ejercicios de reanimación o sacarle las pilas con la esperanza de que no se hubiera dañado por un cortocircuito, finalmente opté por esto último y luego la sequé como pude y la guardé con la esperanza de que una vez totalmente seca por dentro volviera a la vida.

Mi amigo liberó la trucha que por cierto era bastante grande pero no tiene una foto de recuerdo, además perdimos todas las fotos que llevábamos sacadas en los días previos y la cámara no revivió, evidentemente no servía para fotos submarinas.

El asado salió fantástico y del francés nunca más supe nada.


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Héctor Gugliermo

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@hosgug

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Que rio tan hermoso el agua es muy clara y en color verde azulado

Es un río muy hermoso, su color está dado por la refracción de las plantas de sus costas.

Muy hermoso, además parece ser un lugar lleno de paz y tranquilidad, también me gustaría sacar una trucha allí!!

Contrale lo malo fue que la càmara se le daño y no pude tomar fotos para el recuerdo del paseo y la parrilla. Gracias por compartir.

Si, en el momento me puso mal pero con los años fui entendiendo que los recuerdos son más importantes.

Que preciosas aguas, el muelle esta genial es para echar una buena pesca desde hay. Buen post.

Me encantó la anécdota dejame decirte. Cuando viajé a México (la única vez que viajé a otro país) me topé con varios extranjeros en un parque y hasta hablé inglés básico, fue increíble, pues tenia 11 años de edad.

Que lástima lo de tu cámara. El rio se ve bastante hermoso y aunque solo he pescado una vez, se ve llamativo para hacerlo.

Que bello rió, donde se puede tener un contacto con la naturaleza y a la vez con la tranquilidad y la paz y pasar un día agradable. Muy bellas las fotografías

la simpleza de la imagen del muelle sobre el rio arrayanes es preciosa, te ha quedado genial !

Ahh muchas gracias. Es así, un pequeño muelle de madera, sólo para pequeñas embarcaciones

Que hermosa quedo esa fotografía el agua turquesa gracias por compartir saludos.

El color del agua es bellísimo. Y el río espectacular. Gracias por comentar.