Frase que ejemplifica el reverso oscuro del "quijotismo". Aunque, si pensamos que el gran inventor contemporáneo de Unamuno era Edison, ese "que inventen ellos" adquiere unas resonancias éticas de rebeldía ante un capital voraz e insaciable.
Frase que ejemplifica el reverso oscuro del "quijotismo". Aunque, si pensamos que el gran inventor contemporáneo de Unamuno era Edison, ese "que inventen ellos" adquiere unas resonancias éticas de rebeldía ante un capital voraz e insaciable.
Unamuno matizó su frase pero ahí quedó. Inventar no tiene porque estar unido a voracidad capitalista. Es simplemente inventar, utilizar la mente y el ingenio. Hacer avanzar el mundo y plantear ideas nuevas para arreglar sus problemas. Unamuno se quedó vacío y derrotado cuando vio hasta donde llegaba el hedor a muerte del "que inventen ellos" cuando se enfrentó a Millán Astray. "Viva la muerte". Murió de pena.
No pudo integrar su santificación de un ensimismado retraso sociocultural ("dediquémonos a la mística, que es lo nuestro") con contemplar desde primera fila las consecuencias de ese retraso en una desgarradora Guerra Civil. Pero bueno, todos tenemos nuestras contradicciones. Las de Unamuno fueron las propias de un genio. Ser a la vez vasco y salmantino trae casi por seguro rebeldías y tiranteces de identidad. Si lo sabré yo.
Me lo imagino en esa mesa camilla, apagándose, pasando sus últimos días bajo arresto domiciliario, quizá en compañía de algunos amigos cercanos. Aunque ese grito necrófilo del legionario ayudó, valga el oxímoron, a dar a luz una genialidad aún mayor: "Venceréis pero no convenceréis".
Exacto. En ese momento de negrura sacó su genio por última vez y nos dejó una frase para la historia. Una que le engrandece muy por encima de la otra. Por eso dije en otro comentario de este post que soy un poco duro con Unamuno. Pero las espinas invitan más a la reacción que los buenos olores. Esta vez tocaba espina.