Una de las cosas que siempre he admirado de ti es que eres capaz de transmitir energía, algún tipo de “luz” que cuando uno lee queda -aunque sea momentáneamente- como “iluminado” o esperanzado.

Tienes razón, ¿cómo podemos pensar tan negativamente cuando estamos saludables y fuera de un hospital? Deberíamos valorar más lo que tenemos, pues aunque sea poco igual lo tenemos y otros no, ya eso nos demuestra cuán afortunados somos. Seré franca, no siempre he tenido la actitud que se requiere para afrontar las cosas con optimismo. Es bueno saber que nuestro país cuenta con gente como tú, gente para la cual las personas importan, donde son más que una carpeta, historia médica o una estadística.

Gracias, gracias por el servicio humano que realizas, y digo servicio humano porque va más allá de tu trabajo, de tu conocimiento médico; hablo del hecho de dar lo que eres, todo lo que eres. Gracias por no perder la esperanza, y por mantener la esperanza en otros a través de tus acciones y palabras. Gracias por interesarte en todos nosotros, pues aunque yo no sea tu paciente igual estoy agradecida por tu interés en saber si estoy bien. Ese pequeño detalle habla de lo buena persona que eres, de lo sensible que eres y de que te importa realmente el prójimo. Me alegra mucho saber que estás bien, que sigues escribiendo y enseñándonos a todos en esta comunidad digital.

Para despedirme un pequeño mensaje -claro, no podía faltar un acróstico para no perder la costumbre (risas)-:

( M ) añana será otro día, y
( O ) tras oportunidades vendrán, por eso
( N ) o perderé mi tiempo mirando hacia atrás.
( I ) ré iluminando el sendero y alejando la oscuridad, pues en
( C ) ada paso daré todo cuánto tenga que dar. Y desde
( A ) rriba, mi Dios siempre me guiará.

Recibe un abrazo fraternal.

Fedora