El Árbol de Mango

Mirla era una gata que se encontraba en el árbol de mango llorando por el ridículo traje que llevaba puesto, hecho por su pequeña dueña con retazos de tela que tenían mínimas flores y puntos de colores. Llevar semejante esperpento puesto iba en contra de todo principio natural y de su dignidad. Salió de casa atropelladamente porque además, la madre de su dueña quería desquitarse con ella por ser la fuente de inspiración para realizar el mencionado trabajo de costura. Llevó consigo una maleta que en varias ocasiones estuvo por delante, por detrás, por encima y por debajo de ella. Resulto todo un desafío, pero allí estaba en el árbol de mango con su maleta.

En el árbol vivía un mono negro araña, que degustaba los mangos con gran placer y le producía igual satisfacción guardar las semillas para utilizarlas como proyectiles cuando pasaban los monos pardos, los cuales pasaban haciendo una gran algarabía que se escuchaba a lo lejos.

En el momento que se acercaban los pardos, el mono negro se preparó para lanzar los primeros proyectiles. Mirla se sentía cohibida por la situación próxima a desarrollarse y con la cual ella no tenía nada que ver. Cuando el primer mono pardo fue impactado por una semilla, todos sus compañeros se abalanzaron hacia el árbol para tratar de someter a los rebeldes que los atacaban. A Mirla le metieron un dedo en la boca y se defendió mordiendo a su agresor, el mono negro lanzaba golpes y patadas hasta que impacto a su atacante en la cara y le saco la prótesis dental que salió volando y al impactar con el suelo se partió.

Finalmente fueron reducidos, Mirla se sometió voluntariamente a su detención, pero su compañero del árbol, el mono negro continúo ofreciendo resistencia a sus captores por lo que fue arrastrado y en el forcejeo se hizo de vientre y dejó una estela de mierda del color de sus agresores.

El árbol de mango y sus alrededores fueron convertidos en zonas de seguridad para evitar que más rebeldes viviesen en él. Mirla salió en libertad y llego a su casa sin la maleta y sin el traje y del mono araña negro no se supo nunca nada más.