El Papel del Lenguaje en la Filosofía

in #spanish6 years ago (edited)
Los orígenes de la filosofía son muy remotos, difíciles de definir con exactitud, algunos creen que fue Sócrates quien marcó la pauta para el nacimiento de la filosofía como rama del saber, pero la verdad es, que desde mucho antes los seres humanos pensaban en su existencia, discutían acerca de un solo Dios o de varios Dioses, cuestionaban sus conocimientos sobre el mundo, en fin…. “filosofaban”. En otras palabras, podríamos inferir que la filosofía existe desde que el hombre comenzó a “pensar”, aunque pasaron muchos siglos antes de que comenzara a hablarse de la filosofía como una disciplina del saber humano. De la misma manera, el lenguaje presenta unos orígenes inciertos, es fácil creer que el lenguaje existe desde que
las personas comenzaron a comunicarse, y a pesar de que se han generado muchas teorías acerca de estos temas, no se puede establecer con exactitud cuándo y de qué manera el hombre comenzó a comunicarse con otros. No obstante, en la actualidad ambos saberes (la filosofía y el lenguaje) han originado resultados asombrosos para la evolución intelectual de la humanidad. En este sentido, el presente escrito pretende esbozar la trascendencia del lenguaje como elemento importante de la Filosofía. Se parte del hecho de que el lenguaje forma parte inseparable del sujeto cognoscente, lo que da cuenta del rol fundamental que cumple esta disciplina dentro de los estudios filosóficos.

Así, para comenzar con un sintético recuento del papel de lenguaje en la evolución de la filosofía, se retoma la idea de Sócrates como precursor de la filosofía, porque marca una pauta trascendental en la Edad Antigua, lo que ha generado la distinción entre los filósofos presocráticos, y los que dejaron obras después de su trágico desenlace. En este orden de ideas, es importante resaltar que el principal instrumento de Sócrates para realizar sus disertaciones filosóficas, fue precisamente el lenguaje, específicamente a través de la "mayéutica", a saber, el arte de preguntar y hacer del diálogo un instrumento para "parir la idea". Este elocuente filósofo marcó huella no sólo por sus auténticas y excéntricas ideas (sobre todo para su época), sino por su innegable destreza discursiva.
Es así como el lenguaje, antes de ser uno de los objetos de la filosofía, en principio, fue su más importante instrumento. Seguidamente, considero importante hacer alusión a Aristóteles, a quien se le atribuye la Retórica como una de sus más importantes obras. Este filósofo convierte el lenguaje en su objeto de estudio, pues se dedica a explicar detenidamente la manera como a través del discurso y el lenguaje en general, se puede persuadir a una audiencia. He aquí el primitivo papel que cumple el lenguaje en la filosofía desde que ésta comienza a considerarse un saber humano: Sócrates y sus seguidores lo usan como instrumento de sus discursos orales, y el tímido Aristóteles indirectamente lo convierte en su objeto de estudio, cuando le enseña a sus discípulo a usarlo asertivamente para persuadir a las personas.

Tiempo después, en el siglo XVI, el intelectual Huarte de San Juan se dedicó al tema del lenguaje de forma explícita, como parte de la inteligencia humana. Así, la importancia que Huarte le atribuye al lenguaje, parte de la distinción que le otorga a los niveles de inteligencia, a saber, consideró que existe un nivel de inteligencia elemental que compartimos con los animales; y otro más complejo, que sólo poseemos los seres humanos, es el nivel que nos proporciona la capacidad de crear miles de conceptos inéditos, es decir, que jamás hemos escuchado en nadie más. Huarte denominó a esta capacidad “ingenio superior acompañado de demencia”. Estos planteamientos fueron el punto de partida para que en el año 1637, Descartes ofreciera a la humanidad su percepción acerca de la trascendencia que tiene el lenguaje en cada individuo.
En este orden de ideas, él al igual que Huarte, tenía la certeza de que la capacidad de comunicarnos, específicamente de hablar, es lo que nos diferencia de los animales, pues el acto de hablar, es nuestro pensamiento hecho palabra. Descartes agregó que las conductas de los animales pueden ser explicadas de forma mecánica, no así con las conductas de los seres humanos que carecen de explicación porque no necesitan estímulos para llevarse a cabo. En otras palabras, los animales utilizan un lenguaje primitivo por el instinto de comunicarse, en cambio, los seres humanos tienen la capacidad creadora que no necesariamente surge de la intención comunicativa porque no necesita de estímulo, sino que simplemente existe la libre expresión novedosa de pensamientos o situaciones nunca antes escuchadas.

Más recientemente a mediados del siglo XX, no han faltado los filósofos que se han dedicado al estudio del lenguaje en la filosofía, uno de los más destacados es Wittgenstein, quien prácticamente introdujo una nueva rama de la filosofía: "la filosofía del lenguaje". Para este autor “los juegos del lenguaje” constituyen una herramienta para acercarse al estudio del pensamiento, pues el lenguaje es el reflejo de éste, es la imagen de lo que se piensa. Curiosamente, Wittgenstein explicó lo que aún muchas personas en la actualidad no entienden, que las reglas del lenguaje se elaboran a través del uso, y no al contrario. En otras palabras, es imposible prescribir el lenguaje sino a través de su descripción, porque el lenguaje no tiene una forma única, ni exacta, ni predecible, por lo que las leyes en cuanto al mismo se han establecido haciendo estudios minuciosos de su uso en sociedad. No obstante, la prescripción del lenguaje es sólo un acercamiento presuntuoso a algo imposible de definir en su complejidad, pues el lenguaje así como el pensamiento es infinito y abstracto, no tiene fronteras y supera los límites de la comunicación entre humanos. Tal cual lo dijo Wittgenstein: “los límites de mi mundo son los límites del lenguaje”, porque el tamaño de nuestros pensamientos es similar al tamaño de nuestro lenguaje, en especial, de nuestro lenguaje interno. Queda claro en este filosofar, que el habla es sólo una parte minúscula del lenguaje, y es la que nos permite interactuar con el resto de seres humanos. Wittgenstein entiende que el habla más que un instrumento de comunicación, es una forma de vida en lo que respecta a la interacción con la sociedad, y paralelamente, el lenguaje también es una forma de vida que define además de nuestra interacción, nuestro pensamiento, e incide de esta manera en nuestras decisiones.
Todo ello es a lo que el autor denominó “juegos del lenguaje”, lo que no debe interpretarse en un sentido lúdico superficial, sino como en un sistema cambiante en el que cada quien asume su juego personal y social. Cada juego no es una parte del lenguaje, sino un lenguaje en sí mismo, por lo tanto, cada juego es autosuficiente, aunque incida y sea incidido por los demás. Para Wittgenstein, este juego se constituye de un proceso de aprendizaje y adiestramiento, en el que las personas se involucran a partir de su contexto cultural. Todo lo anterior en completamente opuesto a lo manifestado por Noam Chomsky, autor destacado lingüista y filósofo, precursor de la teoría Innatismo Lingüístico. Chomsky asegura que los seres humanos nacen con la capacidad de hablar (no se adiestran como lo aseguró Wittgenstein), es decir, son capaces de elaborar oraciones y mensajes complejos que nadie les ha enseñado. En este sentido, plantea tres aspectos: en primer lugar, la característica innovadora del lenguaje, pues según su criterio, gran parte de lo que decimos es nuevo, porque no se lo hemos escuchado a nadie y es nuestra auténtica creación; en segundo lugar, tal como lo planteado por Huarte, no se conoce de estímulos perceptibles que nos obliguen a hablar; y por último, logramos elaborar nuestras oraciones y construimos nuestros pensamientos hablados, de forma coherente y adecuada a la situación. Todo lo anterior lo realizamos según Chomsky con capacidad innata, es decir, no nos lo enseñan, no lo copiamos, por el contrario, nacemos con la habilidad. En la actualidad, la interpretación de las ideas de este lingüista filósofo, forman parte de lo que denominamos “Sujeto Cognoscente”, es decir, el individuo con una realidad interior subjetiva, que le permite pensar, razonar, sentir y hacer uso del lenguaje.

Por otra parte, Edgar Morín (2003) tiene su propia percepción del papel que tiene el lenguaje en el estudio de la condición humana como parte fundamental de la filosofía. Él opina que utilizamos el lenguaje como un instrumento de la literatura, y a su vez, usamos la literatura para reflexionar sobre el hombre, no obstante, el lenguaje como tal nos permite llevar a cabo estas reflexiones, no es necesario que el lenguaje esté al servicio de la literatura, porque éste en sí tiene la virtud de permitirnos estudiar al sujeto cognoscente. Asimismo, el lenguaje es instrumento fundamental de las novelas y películas, y Morín asegura, que tanto la novela en el siglo XIX como los filmes en el XX, nos han ofrecido muchas herramientas para entender la condición humana en todos los tiempos. Estos géneros nos permiten reflexionar sobre los pensamientos del hombre, su visión del mundo que lo rodea, sus padecimientos, sus alegrías, sus contradicciones y toda la complejidad que forma parte de su ser. La novela y la película nos permiten además,
observar la manera como en diversos puntos de nuestra historia humana y geografía mundial, el hombre se ha relacionado con sus pares y con su entorno en general. Todas estas reflexiones son posibles gracias al lenguaje, instrumento de ambos géneros, es decir, de la novela y de la película. Igualmente, Morín hace mención al lenguaje poético como género lingüístico que en particular nos muestra que el lenguaje humano no sólo ofrece la capacidad funcional para comunicarnos, sino que también existe una intencionalidad estética, expresiva y emotiva, que traspasa los límites de la prosa para ubicarnos en la histórica poesía, el género inspirado en las musas. Desde Safos de Lesbos hasta Pablo Neruda, desde el erotismo poético hasta las odas a los paisajes terrestres, desde la lírica mística hasta el romanticismo patriótico, la poesía es capaz de elevar a la condición humana a niveles a los que jamás podría llegar con el lenguaje prosaico. Es así como Morín nos ofrece una vista panorámica del papel del lenguaje en la filosofía.

En la actualidad, el lenguaje en la filosofía ha adquirido otra perspectiva, pues pasó de estar indisolublemente ligado al pensamiento humano, a ser el creador de la realidad del hombre. A saber, en los últimos años el lenguaje ha sido considerado por muchos como un ente poderoso con capacidad para moldear nuestras vidas. Es así como desde la Ontología del Lenguaje según Rafael Echeverría, hasta la PNL (Programación Neurolingüística), el lenguaje adquiere un nuevo significado en la vida de filósofos y pensadores en las áreas humanistas. En este sentido, la ontología del lenguaje busca dar respuesta a las siguientes interrogantes: ¿cuál es la naturaleza del hombre a partir del lenguaje? ¿cómo transforma el lenguaje la existencia del sujeto cognoscente? Por tanto, la ontología del lenguaje tiene por finalidad entender al ser humano a través de su lenguaje, en otras palabras, entender profundamente la existencia de la humanidad y a los
fenómenos humanos mediante la observación y estudio de sus formas comunicativas. En el marco de esta postura filosófica, el hombre existe a través de la palabra, es decir, sin el lenguaje el hombre no existe tal como lo conocemos. Lo anterior no quiere decir que el sujeto cognoscente no posea otros atributos además del lenguaje, como pensar, sentir, experimentar, sino que, ningún fenómeno humano puede ser interpretado si no es a través del lenguaje. Así que, toda la filosofía, la búsqueda de la verdad y el estudio de las ciencias se lleva a cabo utilizando al lenguaje como instrumento. Sin el lenguaje el hombre no se puede comunicar, no puede indagar sobre la naturaleza misma de su ser, y ni siquiera puede hacer ciencia. Inclusive, el hombre tiende a traducir sus emociones y sentimientos al lenguaje, por eso, cuando las personas no saben explicar lo que sienten experimentan un gran vacío.

Por consiguiente, necesitamos darle un nombre a todo, desde lo que está en nuestro interior, (nuestros pensamientos, opiniones, emociones, lo que experimentamos) hasta lo que está a nuestro alrededor: la naturaleza y el mundo artificial. Pero el lenguaje no sólo describe la realidad interna y externa del hombre, sino que además crea realidades, es decir construimos el mundo a través del lenguaje, lo transformamos y evolucionamos con él. Así que, el lenguaje no es sólo un ente pasivo de la humanidad, sino uno activo que la modifica. ¿Por qué decimos que el lenguaje es activo? Porque cada vez que hablamos tenemos la capacidad de modificar nuestra realidad: solicitamos ayuda, nos comprometemos a hacer algo, convencemos a alguien de hacer o dejar de hacer algo, en otras palabras, generamos hechos. En fin, los postulados de la Ontología del lenguaje sirven de fundamentos para que otras disciplinas utilicen al lenguaje como instrumento para indagar en el ser humano y posiblemente influir en él. Por consiguiente, se concibe la existencia
del sujeto cognoscente como parte indisoluble del lenguaje. Por ejemplo, la PNL utiliza los basamentos teóricos de la ontología del lenguaje y les otorga un enfoque pragmático: el poder de la palabra surge del interior de las personas y se refleja en la relación con los demás, por tanto, a través de la palabra puedes potenciar las virtudes y creatividad de quienes conviven contigo. Además, el lenguaje incide en el pensamiento y nuestra mente es poderosa, es decir, lo que digo, lo hago realidad. Tales postulados no tienen basamentos científicos, sino más bien empíricos, y es que, visto desde un razonamiento lógico nos preguntaríamos ¿quién fue primero el lenguaje o el pensamiento?, ¿por qué el lenguaje tienen tanto poder en la mente si no puede existir sin ella? Pues bien, los pensamientos son abstractos, y el mejor recurso del hombre para darle forma a los pensamientos es el lenguaje, por eso, a partir del lenguaje puedo reafirmar los pensamientos positivos y erradicar los negativos, esto, porque tal como afirma Echeverría “los seres humanos son seres lingüísticos que viven en y a través del lenguaje”.

A lo largo de la filosofía el lenguaje ha evolucionado hasta adquirir un papel no sólo fundamental, sino transformador de la realidad filosófica. En un principio, el lenguaje fue instrumento de la filosofía, casi paralelamente, fue uno de sus objetos de estudio, pero hoy en día es su razón de ser, el lenguaje pasa a ser la fuente naciente de la filosofía y camina con ella para descubrir la complejidad de la existencia del hombre.

Todas las imágenes son de mi propiedad y fueron editadas con apoyo en Power Point.

Referencias

Echeverría, R. (1994). Ontología del Lenguaje.(Sexta edición). Santiago: Dolmes Ediciones.

Morín, E. (2004). Epistemología de la Complejidad. Documento en línea

Wittgenstein, L. (s.f.). Tractatus Logico-Philosophicus. Disponible

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Excelente, mi estimada @ivymalifred. Definitivamente el lenguaje nos permite filosofar, hacer ciencia, desde cualquier enfoque: introspectivo. racional o empírico. Gracias por esta entrega. Felicitaciones.

Así e mi estimado @tomastonyperez, el lenguaje es pensamiento, un abrazo.

You are lovely.

Tienes totalmente una joya de publicación, el misterio que envuelve el origen del lenguaje va más allá, pienso que va ligado muchísimo a la observación, primero tuvo que existir la observación para poder expresarlo a través de un lenguaje, no se si estoy en lo cierto pero resulta interesante analizarlo! Gracias por tu gran aporte @ivymalifred

Gracias por el elogio, agradezco que te expreses de mi artículo de esa manera. Ciertamente la observación como proceso cognitivo desde el cual surgen el resto de las operaciones del pensamiento, tuvo que ser preponderante en el desarrollo del lenguaje y de la filosofía.

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Wao, en verdad me encanta lo mucho que puedo aprender en esta clase de publicaciones, al leerte sentí estar entre muchas personas y en medio de todos, usted, exponiendo. Tengo que leer los filósofos que nombraste aquí. Gracias por dejar un grano de aprendizaje en mí.

Y gracias a ti por pasar por aquí, yo por mi parte disfruto mucho de tu narrativa.