Leyendo esto, casi entre lagrimas como siempre con Ramos Sucre, pensé en lo afortunada que era de ya no ser esa muchacha del poema, o por lo menos dejar gran parte de ella atrás... Luego recordé que justo hoy escribí mientras caminaba para no olvidarlo: "Quisiera tener un rostro que no dijera nada de mí." Me reí porque claramente sigo en el mismo huequito de cuando leí este poema a los 16 años, mi consuelo es que por lo menos ya no lo sufro tanto porque luego también escribí: "me rio al verme despeinada en un reflejo publico".

Estoy en otro sitio que todavía no reconozco, pero al menos sé que estoy contigo. Gracias por acompañarme Sami. Y para yo dedicarte algo del ENORME Ramos Sucre...

Bajo su hechizo reposaré eternamente y no lamentaré más la ofendida belleza ni el imposible amor.

Te quiero.