La brisa del mar cala en los huesos.

in #spanish6 years ago (edited)

La brisa del mar cala en los huesos. Durante el día, el sol achicharra el asfalto, amarillece la piel, desespera al caminante y seca la ropa, pero durante la noche, cuando el sol deja de acariciar el mundo, la brisa, fría como una hija de puta, cala profundo, te enloquece.

El párrafo anterior es resumido, en palabras más sagaces, por mis amigos, que gritan "hija puta madre, este frío de mierda me da ganas de fumar". Los sábados estan hechos para vivirse, o algo así escuché decir. Una vieja costumbre de los adictos es encontrar cualquier excusa para recurrir a su opio, a su droga, a lo que los adormece y anestesia: la excusa este sábado era el frío de mierda.

Hay días en los que uno se despierta insensible: sin miedo, sin ansias, sin dolor y sin ningún objetivo. ¿Por qué los acompañé a comprar cigarros? Porque quería sentir miedo, adrenalina, tristeza, algo. Pero solo sentí el frío que te cala en los huesos.

Las calles, aunque sucias, destrozadas y oscuras, tenían cierto encanto decadente. El rostro cansado del viejo vagabundo, sin hogar ni sitio donde caer muerto, hacía contraste con la fiesta marginal que había en uno de los barrios, donde las niñas de 10 años perreaban con niños de 12. La crisis cada día agravándose, pero la licorería vende y vende como siempre. Los caños y ríos llenos de desechos, con un color verde mocoso, atraían, debido a la puta brisa, un olor pestilente, un olor a demonios. Pero aunque el país se hunde las calles siguen teniendo vida: los niños siguen riéndose, las viejas se estacionan con sus sillas al frente de sus casas, los motorizados siguen montando 4 personas en sus motos Bera, las prostitutas siguen vendiéndose, la droga sigue fumándose y los balazos, como sinfonías diabólicas, siguen sonando.

La noche fue tranquila. Después de caminar media hora, mis amigos consiguieron sus cigarros. No pasó nada del otro mundo, pero la realidad que percibimos debe leerse siempre entre líneas. El vicio destruye, pero lo que no se dice es que da motivo a muchos para seguir existiendo.

Quisiera decir que una ciudad de Venezuela en la noche es como poesía, como una de las lindas, pero no, a lo mucho es una rapsodia poco entendible y deprimente, carente de sentido. Tratar de sentir esta rapsodia, sentir todo lo que la ciudad expresa sin decir ni una palabra, volvería loco a cualquiera..., por eso simplemente sentí frío, el maldito frío hijo de puta que da ganas de fumar, o eso, al menos, quiero creer.

No fumé ni un cigarro, pero te fumé a ti, mi ciudad cochina y sucia, y mis pulmones ahora se sienten enfermos.


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