El enigma de Baphomet (244)

in #spanish6 years ago

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El primer día que salió sin muletas a hacer la compra, yo me ofrecí a traerle las bolsas del supermercado y estuvo toda la mañana cocinando. Las exquisiteces y delicadezas que probé aquel día eran versallescas —me decía—, y no se le había olvidado cocinarlas desde que su madre le había enseñado siendo prácticamente una niña.
No me atreví a preguntarle qué era, si pescado o carne, pero nunca había probado sabores tan ricos como los de la culinaria francesa.
Sin preguntarle nada, me dijo, durante la comida, que su padre murió siendo ella muy pequeña y su madre apenas cumplidos los dieciséis años, y se quedó sin nada más que con dos baúles de sus antepasados que tenía a mi lado contra la pared empapelada entre puerta y puerta, con un florero encima y un retrato de la boda de sus padres y otro baúl algo más pequeño en la pared de enfrente.
—Estará lleno de recuerdos —se me ocurrió decirle aprovechando la única ocasión que se me había presentado para hablar de lo que conservara del Capitán Counillac.
—Uniformes militares. Todos mis antepasados, hasta mi padre, fueron militares. También conservo sus cuadernos y otros escritos antiguos. Recuerdos de familia, sí. El vestido de boda de mi madre, el capillo de mi bautizo. Lo más entrañable.
No supe disimular la desazón que me invadía al haberla llevado intencionadamente hasta este punto. Me derrumbaba ante su inocencia y no podía sostenerme sin decirle que era lo que yo estaba pretendiendo desde que llegué a su casa. Quisiera haber visto al profesor allí mismo, a ver qué hacía. Era su tesoro, era su vida, eran sus padres, era su historia resumida en aquel cofre, era todo el universo de Denisse, concentrado en unos objetos aparentemente nimios.
—¿No puedes leerme los escritos? —le dije.