Casimiro y el vampiro

in #spanish7 years ago (edited)

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Casimiro estaba sentado en la puerta de su casa de campo lejos de la civilización. Acariciaba su antiguo chopo hecho a mano por su padre, su perro, Fausto, mestizo de gran tamaño, estaba echado a sus pies. Miró la hora, eran las 3:32 am. Se levantó y caminó hasta la cerca pues era la hora del espectro, con una lámpara de querosén alumbró su camino hasta la oxidada verja de hierro y alambre de púas. No había nada, ni un alma, solo el ruido de los grillos y las ranas que cantaban una canción lúgubre y eterna.

Casimiro rodeó la casa con su fiel can cerbero. Revisó que las ventanas estuvieran bien clavadas, las ristras de ajo en ellas estaban bien fijadas al igual que los crucifijos pegados en todas las paredes. Tomó el que le colgaba del pecho que era de plata y lo besó pidiéndole a Dios su protección. Luego se devolvió a casa, era tiempo de estar con su mujer y su hija el demonio chupa sangre tenía hambre y desde hacía días los estaba acechando. A punto ya de entrar, Fausto se detuvo y se volteó gruñendo hacia la mata de mango que daba hacia los arbustos. El fiel amigo del hombre empezó a ladrar y Casimiro puso su lámpara en el suelo y apunto su arma cargada con perdigones argentinos. Una sombra en la arboleda se movió y sin pensarlo dos veces accionó el arma. La detonación atrajo a las mujeres refugiadas y mientras el perro corría a capturar a su presa, por un instante, Casimiro se volteó para gritarle a las damas que no salieran.

Fue al sitio donde estaba el animal con el arma y la lampara en mano y no encontró nada excepto una mancha de sangre y un olor a vísceras y azufre. El perro olfateaba buscando y mirando entre la maleza. De pronto Casimiro sintió un miedo terrible, un sudor frío le recorrió la espalda y sus bellos se erizaron sin razón aparente. Ante esto decidió correr a casa. Le gritó a su mujer e hija para que abrieran la puerta. Fausto lo siguió, pero justo antes de entrar se detuvo. Casimiro lo llamó, pero el perro miraba hacia el árbol otra vez. Allí había algo, sin embargo, el cazador no quería saber que era y llamó de nuevo al perro, este se volteó y con cara curiosa miró a su amo quien impaciente lo instigó a pasar otra vez. El perro, obediente le ladró y de un brinco entró en el lar. Casimiro cerró la puerta con cerrojo y entonces escuchó una voz profunda que le dijo claramente: “Gracias por la invitación” …

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Gracias! Me alegra que te haya gustado.

Wow! Seguí tus palabras con atención imaginando toda la escena. Simplemente me encantó!

Gracias, me encanta que te haya gustado...

Interesante historia, me encanta el concepto de que los vampiros deben ser invitados a entrar en las casas de las personas.

Gracias, es toda una leyenda llena de detalles la de los vampiros.