Morí. Leía, continuaba mi trayecto a través de las letras, volví a morir. Reencarné una y mil veces durante el recorrido, cada verso atravesaba mi voluntad de mantenerme firme. Volví a morir. ¡Loable, plausible, laudable! El tercero y último, mi favorito, favorito, favorito. «Mis recuerdos se han guardado en amapolas y florecieron tan distantes», «Perdóname si alguna vez olvido el año nuevo
y lo sereno de la euforia.». Tengo tanto que decir y poco que acotar, así que iré cerrando y resumiendo: Quedó excelente, Alí. Un placer haber leído la serie; la espera hasta este último valió completamente la pena.
El placer es mío hermano, de haberte tenido aquí de lector en el trayecto de toda esta serie y me pone realmente contento que hayas compartido tanto conmigo acerca de mis pensamientos sobre estos tres poemas, no podría ser mejor. Un abrazo grande!