Cervantes Magazine Vol 17: Ciencia

in #spanish7 years ago

[Cervantes Magazine – Vol 17]

La lujuria es uno de los instintos más básicos de todos los humanos, es el motor que nos lleva a reproducirnos y perpetuarnos como especie y está con nosotros desde antes de que llegásemos a este punto de la evolución. De hecho pudiésemos decir que es el más animal de nuestros instintos junto con el hambre ya que, la gran mayoría del reino de animalia tiene la necesidad de buscar una pareja para copular. La lujuria también está relacionada con el placer sexual y con las relaciones interpersonales, y me gustaría hablar de la bioquímica relacionada con ellas.



La lujuria al ser un elemento social es un tema bioquímico bastante complejo y todavía no se tiene una comprensión completa de todo su alcance neuronal, pero definitivamente está relacionado con ciertos compuestos específicos que tienen un efecto claro en las redes neuronales. Una de las partes más curiosas de la lujuria y el deseo sexual es que, a pesar de ser uno de los instintos más básicos, es bastante complejo. En contraste con el hambre o la sed que acompañan al hombre desde tiempos inmemoriales y que están relacionadas con partes más básicas del cerebro, la lujuria tiene varios componentes que hacen que sea un proceso mucho más difícil de comprender, involucrando diferentes hormonas y sustancias que llevan a un debate vivo hasta el día de hoy.

Pero si hay algo en lo que la comunidad científica está de acuerdo es en la bioquímica del sexo, más precisamente la del orgasmo. Cuando se llega al placer máximo se libera una gran cantidad de dopamina, o 2-(3,4-dihidroxifenil) etilamina, que es el neurotransmisor del placer. Al llegar a su receptor asociado se descompone o “desencripta” dándole la información necesaria al cerebro para que este genere un placer enorme.

En cuanto a la atracción sexual está el estrógeno y la testosterona que son fundamentales para el desarrollo sexual del hombre y de la mujer, ya que disparan los caracteres sexuales primarios y secundarios durante la pubertad siendo así responsables de los cambios que sufrimos en nuestra adolescencia. Ambos compuestos vienen del colesterol y tienen una familia de biomoléculas asociadas a ellos. Cabe destacar que son químicamente muy parecidos, y que la misma diferencia ubicada en otra parte de la molécula haría que tuviesen el mismo efecto en el cuerpo, pero la señal neuronal que envían es totalmente diferente.

De igual forma está la feniletilamina, o feromonas, que son una mezcla muy particular de compuestos volátiles que al segregarse por nuestros poros atraen instintivamente a la persona que gusta de nosotros. De hecho, existe el mito de que en el imperio romano se vendían fragancias a base del sudor de los gladiadores, dado lo atractivo que era para las mujeres de ese momento.

Para muchas personas la lujuria y el erotismo podrán parecer complicados, pero sin duda alguna los procesos bioquímicos y neuronales que las explican le han llevado al ser humano siglos de investigación. Aunque los mayores avances en el área se hacen más en la práctica que en la teoría.


Referencias:

Flores Rosales, G (2008) Fórmula química de cupido. Revista digital universitario de la UNAM. Volumen 9 número 11.

Tristam, W (2015) The search of human pheromones: The lost decade and the necessity of returning to the first principles. The Royal Society.



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Muy interesante, uno de los temas con la lujuria es poder diferenciar cuanto de la conducta es Hormonal y cuanto es conducta aprendida por la sociedad, ejemplo de esto es la atracción de los hombres occidentales por los senos de la mujer cuando en otras culturas Indígenas en donde las mujeres no se cubren los senos, son vistos como algo normal sin ningún tipo de atracción sexual, tanto así que cuando se les comenta que en el occidente los senos son vistos de esa forma se burlan y preguntan si los hombres son bebes.

Vale la pena diferenciar el estímulo, que es meramente social, del efecto bioquímico que tiene en nosotros. Estas cosas van más allá de culturas y nos hacen a todos humanos. Hasta el punto que casi todos los mamíferos tienen los mismos efectos en su cerebro.

Tienes razon, la cantidad de cosas que se liberan en nuestro cuerpo, hace que obtener placer, sea de lo mejor!

Pues así es! jajajaja El placer en si mismo es algo relativamente sencillo y siempre es delicioso. Pero el sentirse contento con ese placer, o cultivarlo para que sea un poco más, ya es otra cosa totalmente diferente (bioquímicamente hablando jajajaja)