Nostalgia.
Hank se dirigía a la despensa mientras seguía escuchando.
-Quisiera verla, de verdad. Ir hasta donde esté, hablar con ella, invitarle un trago, hacer todo aquello que me he dado cuenta que no hice, o dejé de hacer. Quiero verla reír de nuevo, como solía hacerlo luego de alguna estupidez que decía, y quedarme indefenso ante tanta belleza; sentir la calidez y la dulzura de sus manos y caricias, y junto a ellas, la paz que encontraba en esos pequeños instantes; disfrutar de su cabello moviéndose al caminar y del aroma que dejaba al pasar... Pienso en ella, y recuerdo sus ojos, sus labios, sus manos, su espalda, sus piernas, cada mínimo detalle. Y después, me siento casi de la misma manera como si ella estuviera allí conmigo: feliz, alegre, renovado. Se siente como si estuviéramos caminando en el parque, o acostados viendo alguna película juntos para pasar el frío de la noche, o como si solo estuviera allí para decirme que todo está bien. Se siente así... Pero es poco lo que dura. Luego me doy cuenta que ella no está, que lo único que logro hacer es recordarla de esa manera.
-Y como todo buen hombre, me imagino que quieres algo más que solo recordarla, ¿no?
-Pues sí, solo que no sé qué hacer -dijo mientras terminaba su trago-. No sé si ella se sienta igual, si pensará o le pasará lo mismo. No quiero fastidiarla, no más de lo que ya hice. Pero sí, es cierto que son más mis ganas de no dejarla ir que las que sí. Es una mierda, ¿sabes? Sentir que alguien vale tanto para tí, pero no saber si vales también para la otra persona.
-¡Claro que lo sé! Eso es parte de la vida, y además, llevo más tiempo aquí que tú.
Tomó la botella de escosés que ya estaba empezada, y empezó a caminar de regreso.
-Sí, Hank, pero sabes a qué me refiero. Es al hecho de querer hacer algo y al mismo tiempo no querer, por miedo, por pena, por amor... Por lo que sea, pero sientes dos impulsos totalmente opuestos exactamente al mismo tiempo... Estoy jodido, jodido hasta el cuello. Desearía hablar con ella y que no seas tú quien escuche mis lamentos o pensamientos.
-Si es lo que quieres -dijo mientras se acercaba-, ¿por qué no lo haces?
-No lo sé. Creo que por miedo, miedo a perderla definitivamente, o a aceptar que ya la perdí.
-Bueno, Jhon, piénsalo bien porque quizás justo ahora, con ese miedo, sí que la estás perdiendo. Te lo puedo asegurar.
Hank llenó de nuevo los vasos con whisky, y mientras acercaba el suyo a su boca, dijo: -Hay mujeres, Jhon, que te cambian la vida, que con solo tocar tu mano encienden tu alma. Si ella es una de esas, vale la pena correr el riesgo. Solo procura encender la suya también- bebió su trago-. Ahora tómate eso, se nos hace tarde para ir a trabajar.