UNA CHICA EN LA BARBERÍA (relato)
-Amor, vamos el lunes a la barbería.
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Alan me pidió que le cortara el cabello una vez y llena de pánico tomé la máquina y lo hice, hice un desastre en su hermoso cabello negro. Él aseguró que no le importaba demasiado pero a mi me devastaba.
No es por presumir pero Alan es un chico especialmente guapo, tiene un rostro muy lindo y una barba increíble que lo hace verse más atractivo, pero su cabello... no combinaba para nada con el resto de él, así que lo convencí de ir a una de las mejores barberías de nuestra ciudad.
Lógicamente decidí acompañarlo porque me emocionaba demasiado la idea de que tuviera un nuevo look, y además quería estar allí para animarlo por si cambiaba de opinión en el ultimo momento.
Hablamos de ello todo el Domingo y me aseguró que iríamos al día siguiente. Alan es un poco desinteresado por ese tipo de cosas así que me aseguré muchas veces de que el plan se llevaría acabo. Incluso, para demostrarle que todo saldría bien y a su gusto busqué fotos de cortes de cabello que le quedarían muy bien y que sin duda alguna lo harían verse más guapo (que era obviamente lo que me interesaba a mí)
El Lunes lo animé cariñosamente a levantarse y nos encaminamos por fin. Yo estaba muy decidida a ayudarlo porque lo conozco muy bien y sé que no querría decirle al barbero el estilo del corte que quería, no iba a permitir que le hicieran cualquier corte rebuscado que no tuviera nada que ver con su estilo. Mi plan era entrar con él y cuando alguien nos atendiera sacar mi teléfono de forma muy casual y mostrar la foto del corte que habíamos elegido.
-Yo le muestro la foto, amor. Tú tranquilo. –le dije cuando estábamos a punto de entrar.
-Ok. –respondió desinteresadamente y abrió la puerta.
Al entrar un fuerte olor me desconcentró por completo, era perfume de hombre. Olía tan fuerte a perfume de caballero que sin duda alguna saldría oliendo así de la barbería, parecía que lo habían rociado por todo el lugar como si fuera un ambientador. Me encantó el olor, pero pareció tan peculiar, no recuerdo que oliera a perfume la ultima vez que fui a la peluquería.
Cuando la puerta se cerró a mis espaldas todos los barberos levantaron la mirada de su trabajo para ver quién había entrado, me sentí completamente intimidada al darme cuenta que tantos hombres me estaban viendo al mismo tiempo. Caminé detrás de mi novio un poco torpe, algunos de ellos aun me miraban, incluso los chicos que estaban sentados en las sillas de espera en la mitad del salón me miraban fijamente. Nunca me sentí así en la peluquería.
La música que sonaba era un tipo de reguetón o trap que creaba un ambiente súper extraño y sonaba a todo volumen, muy fuerte. Fui a paso torpe detrás de mi novio y cuando me dí cuenta estaba él ya estaba hablando con uno de los barberos. Era un chico joven, quizá de nuestra edad, habló con mi novio y lo hizo sentarse en la silla, no pude oír nada desde donde estaba por el volumen de la música.
Busqué mi propio asiento, las sillas de espera eran de cuero blanco y estaban llenas de cabellos, tomé lugar en una junto a un muchacho que tenía un aspecto un poco sospechoso, me intimidó así que me rodé un lugar más allá, en esa silla Alan podía verme en el reflejo del espejo. Me sonrió y de inmediato el barbero comenzó su trabajo... esperen ¡no!
¡No le mostré la fotografía!
¡Rayos! Busqué mi teléfono pero el muchacho ya había comenzado a cortar y de pronto pensé que sería un poco estúpido de mi parte decirle al barbero cómo quería que le cortara el cabello a mi novio, supongo que no se vería bien entre hombres y Alan quedaría como un tonto. Me quedé quieta en mi lugar y miré al rededor. El barbero de la esquina estaba mirándome, volteé a otro lado y luego a otro y me di cuenta que todos esos barberos eran muy jóvenes, la mayoría de mi edad o incluso menores, me sorprendí, en mi mente la palabra barbero estaba asociada a SEÑOR MAYOR
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Miré en el reflejo del espejo un niño al que le estaban cortando el cabello a mis espaldas, era un niño hermoso pero su barbero, vaya que era excéntrico. Tenía un corte de cabello muy bajo pero su barba era enorme y todos esos cabellos estaban teñidos de rojo. El de al lado vestía como si estuviera apunto de presentarse en un concierto de reguetón, incluso tenía un zarcillo enorme con forma de espiral. Uno de más allá tenía las puntas de su cabello pintadas de un amarillo muy chillón.
Qué extraño fue ver a estos barberos del siglo XXI. Volví a mirar a Alan y.. oh por Dios. Su cabello estaba muy corto, más de lo que yo había planeado, se me aceleró el corazón de angustia ¿se habría equivocado el barbero? ¿Qué pasó? Alan me miró pero le sonreí para darle confianza, no quería que pensara que le estaba quedando mal el corte.
Cuando ya tenía más o menos media hora esperando un amigo entró y después de saludarme se sentó junto a mí a esperar su turno. Conversamos un poco y me alegré de tener compañía para no sentirme observada por todos esos hombres, literalmente era la única mujer que había allí. De vez en cuando miraba hacia a Alan y me daba cuenta de que poco a poco su corte tomaba forma. El barbero era especialmente cuidadoso y se tomaba el tiempo necesario, era muy meticuloso.
Pensé que quizá los hombres entienden mejor las necesidades de otros hombres y por eso tal vez los cortes que yo le hacía a Alan no le quedaban tan bien. Tuve que quejarme del tiempo que tardó el corte, mi ultima vez en la peluquería tardé como 20 minutos y ya llevaba aquí casi una hora. A mis espaldas el niño hermoso ya estaba listo para irse y se miraba emocionado en el espejo, el barbero excéntrico de barba roja le tendió una mano y el niño la palmeó fuerte y así salió. Yo me reí del asunto, fue tan tierno, pero el barbero no lo hizo, de hecho pareció no importarle demasiado y siguió con lo suyo.
Hombres. Demasiado masculinos para demostrar sus sentimientos.
En la peluquería, cuando me corté el cabello tenía a cinco mujeres diciéndome lo hermosa que había quedado y ofreciéndome consejos para cuidar mejor mi cabello y para que luciera hermoso. Esto era definitivamente otro mundo para mí.
Noté que todos los baberos guardaban las hojillas de sus navajas en sus billeteras, supongo que era para darle al asunto mucha más masculinidad. Cuando Alan finalmente estuvo listo no lo podía creer. Estaba demasiado guapo y no solo habían cortado su cabello sino que también habían arreglado su barba de forma espectacular, se veía muy galán.
-¡Wow! –dije al verlo, me puse de pie y fui hasta él. Definitivamente éste corte le quedaba, era perfecto y acentuaba todos los rasgos de su rostro. Quedé encantada.
Al salir de la barbería cambió por completo el ambiente y entonces me di cuenta que me había sentido intimidada por causa de la masculinidad que había allí dentro. El ambiente, la musica, incluso el olor de lugar, todo era testosterona pura. Tomé la mano de Alan y me sentí muy orgullosa de tenerlo así de guapo, incluso se notaba contento.
¿Cómo logró esto un hombre? Me pareció demasiado extraño que los hombres teniendo fama de ser poco detallistas y no saber mucho sobre belleza puedan hacer que otros hombres se vieran tan bien.
Supongo que son misterios de la masculinidad.
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¡Gracias por leer! Para más:
@kehiryf
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@kehiryf
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Me ha encantado tu post, gracias por compartir, el equipo Cervantes apoyando a la comunidad.
Muchas gracias a ti por leerme y gracias por el apoyo.
Muy buena publicacion saludos desde acarigua ;)
Acarigua! Qué bien! Somos prácticamente vecinos! Gracias @faiber. Saludos
Super chevere tu post! Yo ya estoy medio acostumbrada a las barberias por mi novio también jaja. A partir de ahora te sigo y estaré pendiente de tus post, te invito a que te pases por mi perfil y por nuestro grupo comunitario de facebook "Steemit Colombia" en donde entre todos nos ayudamos siguiéndonos y votándonos! Saludos
Muchas gracias! Claro, con gusto.