De entrada, nos explican que una aparente epidemia o ente se ha desatado y ocasiona que todas las personas que lo vean se suiciden. Eso está muy bien pero… ¿de qué se trata esta presencia?, ¿son alienígenas, fantasmas, o qué?, ¿de dónde sale, de dónde se generó? además, ¿Qué es lo que ven las personas que puede ser tan horrible como para llevarlas al suicidio? Estas son algunas de las muchas preguntas que te quedan al final de la película respecto al antagonista o al enemigo en este caso. No se explica absolutamente nada de él. Pudiese intuir que esto es un abrebocas para una secuela en donde se explique el origen del ente pero de esta película lo único que nos queda es que aparenta ser una especie de viento maligno que te envuelve y te obliga a que lo veas. Es algo así como el gemelo malo del viento de la Rosa de la Guadalupe.

La idea de la película en sí es bastante buena. El morbo que genera que los protagonistas no puedan ver, es similar al de A Quiet Place en donde los protagonistas no podían hacer ningún tipo de sonido. Ese concepto te deja atado a la pantalla viendo cómo podrán los protagonistas sobrevivir. Sin embargo la ejecución no fue tan buena y de hecho, el final tampoco. Al menos no para mí y las personas que, al igual que yo, esperaban algún giro inesperado o algo interesante al final pero que nunca pasó. En el final simplemente nos encontramos con que los ciegos son el nuevo mesías, ya que Malorie luego de atravesar el río y el bosque llega a lo que parece ser una concentración de ciegos supervivientes… y ya. Ese es el final de Bird Box. Dos horas de película para dejar más preguntas que respuestas y para lamentablemente decepcionarnos.