El adios
De vuelta a sus trabajos avistaron el sonido fugaz de aviones que yacían por los cielos disparando. Como autómatas debido al miedo que dentro de ellos surgía, buscaron un edificio cercano, a sus pasos acercándose al edificio, vieron a su alrededor como la ciudad empezaba a desmoronarse, cadáveres por los aires debido a explosiones, tropas de guardias a cubierto tratando de atinar a los aviones.
Llegando al lugar intrépidamente, se encontraron que este se hallaba congestionado de personas, familias con niños aterrorizados y con sus madres llenas de pánico por lo que estaban viviendo, que también buscaban un poco de seguridad, en el calor de aquella estructura de 31 pisos, la pareja subió las escaleras, para ver a través de uno de los agujeros perforados, lo que seria la escena mas aterradora que jamas en sus vidas volverían a ver, al horizonte solo se veían incendios, familias corriendo y una estela de humo gigante, como si hubiese habido una erupción en la tierra; la invasión seguía tomando su curso, los aviones pasaban en oleadas para despejar el terreno de la ciudad con sus ametralladoras y bombas, los invasores ahora tomaban el camino destruido para exterminar a cualquier persona que se encontrase respirando.
La pareja en su desesperación subió tres escalones mas, dejando a su paso a las 4 familias que se encontraban con ellos, estrechando sus manos fuertemente entraron a un viejo deposito lleno de archivos, con premura pusieron escritorios y mesas en la entrada del sitio donde se hallaban, en la espera interminable de su desenlace, empezaron a hablar de sus recuerdos el uno al otro, de los momentos maravillosos vividos por ambos, hablaron de lo lindo que fue cuando se conocieron; (cerca de allí estaban empezando a sonar, a avistarse la 2da oleada de aviones [esta: pertenecía a la segunda brigada de bombarderos]), Chris y Elena de manera tierna empezaron a contemplarse el uno al otro, y en unas palabras que precedieron a un abrazo de profundo afecto, comenzó Chris de manera suave y tenue, le dijo mirándola a los ojos a Elena: "No hay amor más profundo y sereno, del que todo mi ser siente por ti, en la distancia, en la vida, en la muerte, nunca permitiré que un grano de olvido, interfiera en las señales que brota mi corazón por ti, amada mía"; bastaron esas palabras para que, el estruendo de varios aviones que pasaron cerca de allí; hicieran derrumbar al edificio, sepultando a la pareja.