Wall Street true story part 4
Al siguiente día:
Christopher Soros conducía un automóvil blanco a más de 150 kms/h era evidente que el potente Ferrari SF90 aceleraba al 33% de su velocidad máxima. Era tal la potencia de la máquina que la cuesta inclinada a un ángulo del 75% no representaria ningún problema. No fue hasta que el camino desapareció tan rápido como el efecto túnel le permitió darse cuenta. Al estilo del sensacional programa meteoro (entendiendo el por qué del color blanco de la máquina italiana) el bolido sorteo el obstáculo. Sin embargó solo hasta tocar suelo firme Soros percibió que empezaba a descender lentamente y un ruido inteligible al inicio hacia eco en sus oídos. Al descender se percató que el frenó no funcionaba bajo su mirada hacia el pedal, como si eso ayudará, y al levantar la vista empezó a sudar profusamente debido a que delante de él a nada menos que a 100 pasos el mismísimo Cancerbero lo aguardaba con las fauces abiertas de par en par. Soros se encaminó hacia su inevitable final pero solo recibió la caricia de su fiel compañero Titán.